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Alan García y el "Chavismo interventor"

¿Por qué insiste el expresidente en la defensa de un "modelo" que no está en peligro?

Publicado: 2014-07-06

No siempre es fácil saber lo que ocurre en la cabeza de Alan García. Hombre de amplios impulsos, generoso voluntarismo y profundas ciclotimias, es a veces imposible discernir el hilo de las puntadas que da (aunque, lo sabemos, ese hilo existe siempre). Hoy, sin embargo, no es uno de esos casos. En una larga entrevista concedida al diario Perú21, el exmandatario sale a dar la que parece ser una batalla ideológica, con la clara intención de confrontarse directamente con el gobierno de Ollanta Humala como una alternativa auténticamente neoliberal a lo que, según dice (y según destacan los tituleros de esa publicación) es el "chavismo interventor" de este último. 

Lo que sí, no sabemos cuál es ese chavismo intervencionista que García quiere atribuirle a su contrincante, y es poco probable que los lectores objetivos de Peru21, vocero sin tapujos de la derecha empresarial. Más bien, el consenso en ese sector de la política peruana está siendo más bien el contrario, en particular desde la propuesta y aprobación del último "paquetazo" promovido por el Ministro de Economía Luis Miguel Castilla. Eso es lo que se ha visto en sus medios y eso es lo que han dicho sus tecnócratas. Claramente, las últimas movidas del gobierno son toda una goleada empresarial, nada de "chavismo interventor" en ellas. 

Pero es que eso es precisamente lo que ha motivado a García a salir hoy a pintarse a sí mismo, contra Humala, como el verdadero adalid y defensor del modelo económico: sabe que ese terreno lo ha pasado a ocupar (si quedaba alguna duda) el oficialismo, y que de aquí al 2016 su posicionamiento como oferta de continuidad y profundización neoliberal está en peligro.

Y no importa que en su intento de recuperar ese terreno García diga cosas demostrablemente falsas ("Esto es como el gobierno militar, que en 1968 recibió una deuda de US$ 600 millones y al irse dejó una de US$7.000 millones, dinero que se utilizó para financiar obras que luego debieron paralizarse por falta de recursos. Eso es lo que se está haciendo en este momento"), o que lance teorías sin mayor asidero ("Aquí lo que ha habido es falta de convicción, ha habido oportunismo a la hora de decir 'adopto el modelo anterior, pero le quito el pie al acelerador'"). Tampoco importa que de pronto adopte un tono marcial ("¿Qué necesita el país para marchar al unísono como un buen ejercito? Necesita un sueño, necesita un canto de victoria"), o que continúe azuzando fantasmas en los que ya nadie cree ("incluso si con pistola en la cabeza obligaran al jurado a que pueda ser candidata la señora"). 

No importa porque el punto no es la veracidad o exactitud de ninguna de sus afirmaciones. García necesita aparecer, al menos ante ciertas audiencias, como defensor de un modelo en peligro, como un "acelerador" del crecimiento y como una alternativa viable de continuidad ante los "peligros" del humalismo. Generar esa figura es lo que cuenta; los contenidos, no. 

Este discurso, debe ser claro a los lectores, suena bastante retrasado con respecto a las realidades de la política peruana y el manejo de la economía. La pregunta es, ¿por qué insiste García en él, cuando a todas luces el enemigo que alza es un fantoche, sin correlato tangible? 

"La política lo define todo", dice García también en su entrevista de hoy, en un momento quizá más candoroso de lo que era su intención. García requiere ese posicionamiento, está obligado definir (aún a riesgo de hacer el ridículo) de esa manera al humalismo, porque su supervivencia política depende de ello. Y no me refiero únicamente a su viabilidad como candidato de aquí a dos años. Me refiero, literalmente, a su supervivencia.

Sin el apoyo político (y mediático) de los sectores a los que les está hablando hoy, en ese lenguaje alarmista e ideologizado, desde las páginas de Perú21, su suerte estaría echada (en todo caso, estaría más echada de lo que parece estar). Porque, como dice en otro momento de aparente descuido verbal, "durante el gobierno he buscado escrupulosamente, a pesar de las miles de obras que se han hecho y las iniciativas, que no se me vincule a nada que pudiera considerarse delictual". Que no se le vincule: esa es su esperanza. Sea cual sea el precio por pagar. 



Escrito por

Jorge Frisancho

Escrito al margen


Publicado en

Redacción mulera

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