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El viaje de la música en la historia

LaMula.pe conversó con Alberto Candía, uno de los curadores de la muestra “La huella del sonido” que se presenta en el CC. PUCP

Publicado: 2014-07-01

En el marco de la celebración de los 20 años del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú se presenta “La huella del sonido”, exposición histórica-cultural-sonora-tecnológica que nos permite tomar contacto directamente con los soportes físicos y tecnológicos con los que ha contado la música. Dialogamos con Alberto Candia, el conceptualista de la expo (Fotos: cortesía Alberto Candia)

Dejando sonora huella


“La huella del sonido” es un hecho inédito en el país, no hay antecedentes de haberse presentado algo así antes, una expo cuyo objeto principal sea llevarnos de viaje por los modos de registro, reproducción y difusión de la música.

“Desde su creación y difusión en un medio tradicional como es la escritura en el pentagrama y su posterior ejecución y difusión en los hogares y salones de la época; pasando siglos después por los gramófonos como primer medio de innovación científico-tecnológica y difusión masiva y popular; haciendo un recorrido por todos los soportes tecnológicos físicos (radiolas, vitrolas, rockolas, equipos estéreo y equipos de alta tecnología) hasta llegar a la inmaterialidad del mp3 en su soporte de PC y su sonido comprimido digital…”, comenta Candia. La idea es mostrar “los diferentes soportes y aportes de la tecnología a la posibilidad de grabar y reproducir música, así como los principales fenómenos sociales producidos por la historia de dichos soportes” prosigue.

La exposición “La huella del sonido” cuenta con la curaduría de Jorge Villacorta y de Alberto Candia, que desarrolló el concepto. 

“Por el 1700 George Philipp Telemann desarrollaba su concepto de ‘Música de mesa’, una serie de piezas sencillas para interpretarse en el ámbito doméstico. Este trabajo se vendía a domicilio y a través de suscripciones, teniendo pedidos de Copenhague, de Paris y de cualquier lugar de Europa, de ahí el éxito de su empresa. Esta idea me pareció fascinante y revolucionaria, pues era la primera vez que se ofertaba música de puerta a puerta. Telemann fue un músico infravalorado. Los estudiosos afirman que su obra era vasta inclusive mucho más que las de Bach y Haendel… juntas. Su seminal ‘Música para mesas’ no era otra cosa que lo que es ahora la ‘Música ambiental’. El medio que usó para ‘venderse’ era el pentagrama. Ese pedazo de papel donde iba impreso su trabajo. Así el sonido viajó y dejó su ‘huella’ a través del tiempo” dice Candia.

alberto candia

De Alberto Candia se sabe que estuvo relacionado, en los 80, con la revista de rock “Esquina” y con el primer concurso de rock no profesional que se recuerde, organizado por la histórica revista; en los últimos tiempos se lo tiene como destacado curador y siempre se lo ha conocido como coleccionista de discos, digamos, no ortodoxo. 

“Creo que la base es el ritmo, la vida es ritmo. Eso viene desde nuestro nacimiento pues es el oído el primer órgano que se desarrolla y nuestro primer contacto con la vida es a través del corazón de nuestra madre, de ahí la importancia de que la gestante escuche determinado tipo de música que influirá directamente sobre el feto. Las orbitas de los planetas, las estaciones del año… todo tiene una secuencia y estos movimientos repetitivos producen una sensación de música", nos dice. Y prosigue: "si uno escucha, inicialmente, música en analógico, es diferente a los que se inician en lo digital. Se nota la diferencia y se busca la calidad. Tengo un equipo, razonable, de música y siento escalofrío cuando escucho a los puristas, ese es otro mundo que se rige con sus propias leyes y… cables”.

Dando play al viaje


La muestra cuenta con diez sectores espacio-estructurales para visitarla, cierto criterio cronológico han tenido en ello los curadores y mucha labor.

candia con jorge villacorta

Para Candia, trabajar con Jorge Villacorta "es una experiencia valiosa, sus aportes a la muestra hicieron que el desarrollo de esta idea se convirtiera en lo que ahora es. Hay una intención cronológica, está más centrada en el impacto de los aparatos reproductores -la tecnología-, su influencia en los músicos y el público, en la industria musical"

"Esta muestra es producto de un gran equipo que estuvo detrás de una simple idea, empezando por la coordinación general de la directora de la Galería, Ana Osorio”, dice.

Al ingresar al C.C. nos encontramos con una instalación sonora en la cual, mediante el uso de sensores, activamos la emisión de música con nuestros cuerpos. Es una manera de entrar a un particular espacio, a la nave que nos llevará de viaje por la historia.

En el sector dos nos encontramos con la rockola o rocola, una de marca Wurlitzer, la cual está emplazada delante del muro en el primer rellano de la escalera que conduce al Teatro y a la Galería. Detrás de la rocola hay una pintura-instalación que refuerza el impacto visual, la memoria emotiva que tenemos de ese querido soporte para escuchar música.

El sector 3 es de “la dictadura de la partitura”, instalación basada en la partitura como el primer soporte comercializable para la pieza/composición de música, que si bien sigue teniendo vigencia no siempre es tomado en cuenta. “Fue a inicios del siglo XIX que la música fue escrita tal como quería el autor fuese ejecutada realmente, antes de eso la música era referencial dejando mucho a la improvisación de los intérpretes. Cuando se extendió el jazz, por los años 40, prácticamente, pulverizó la partitura con las improvisaciones. El acid-rock y el blues con sus extensos solos contribuyeron a ese fin”. Y ni hablar del punk.

“Grabar y hacer sonar” es la consigna del sector 4. Hay una parte interactiva en la que el visitante puede tener acceso a tres formas distintas de grabar sonidos de 1970 al presente: en carrete, en cinta y en digital, se puede hacer una grabación y escucharla inmediatamente.

Me pregunto en voz alta, ¿Por qué no hay iniciativas de conservación de grabaciones en formatos ya en desuso como el carrete o el casete? Parte de nuestra historia sonora estaremos perdiendo, dejándola en el olvido al no tener registros. 

“Inicialmente quería digitalizar todos mis discos pero luego reflexioné, si algo había que digitalizar tendría que ser los formatos en desuso como el carrete y, en menor medida, el casete. Tengo dos grabadoras de carrete que podría usar, llegado el momento, pero uno se pregunta: ¿para qué? si a las entidades públicas y privadas no les importa preservar el patrimonio cultural sonoro. Ofrecí voluntariamente a algunas entidades municipales la conversión digital de su material analógico totalmente gratis y la respuesta fue desconcertante y el típico 'nosotros lo llamaremos'. La burocracia en ese grado alcanza niveles de estupidez y cretinismo cultural”.

El sector 5, “Lounge de las campanas sónicas: el arte de la instalación sonora y los formatos de reproducción” es uno de los menos reconocidos por el público pero más interesantes. “La instalación sonora, es decir, la creación de un espacio efímero que está sensiblemente demarcado por efecto del sonido, acompañado la luz, es una de las formas más revolucionarias del arte de la actualidad” dicen los curadores.

Se presentan canciones que permiten hacer un recorrido por la historia de la grabación de música en el Perú, desde el Barroco nacional hasta los Ícaros del Ayahuasca. “Cuando uno camina por la calle se encuentra con música invasiva, uno escucha en realidad más música ajena de la que selecciona y escoge para escuchar. Esa sección de la muestra, se acerca mucho a lo que es caminar por una avenida donde llegan música de ‘todas las sangres’, donde escuchas lo que no quieres oír. Uno puede cerrar los ojos sino quiere ver algo difícilmente se pueden cerrar los oídos, si uno no quiere escuchar. Esta sección, y la del ingreso a la sede, la trabajó Andreas Wittich de Narremfabrick”.

“Musicophilia: la discotienda donde el pasado se torna en futuro” es el sector sexto. La instalación recrea la experiencia de estar en una tienda de discos de los años 1970, con cabinas de escucha incluidas y cientos de discos LP de vinilo. “La discotienda se ve complementada por una consideración que se acerca desde la perspectiva de historia cultural a los discos LP de vinilo como objetos que tienen la capacidad de marcar una época y que son portadores de cultura a lo largo de 60 años”.

El sector 7 se denomina: “La Voz del amo: casas de grabación y sellos discográficos”. Los curadores proponen en este sector tratar de considerar la grabación de la música y su difusión comercial como una industria cultural. Cómo surgieron los grandes sellos y sus estrategias de difusión y marketing, los roles del Ingeniero de Grabación y del Productor Discográfico, serán presentados con ejemplos. La noción de derecho de autor subyace a todo lo largo.

El vinilo nunca se fue… por fortuna, en la actualidad se fabrican vinilos en distintas partes del mundo, se dan casos curiosos como la existencia de un sello en Grecia que edita en vinilo a las bandas peruanas actuales.

A veces creo que esta movida de consideración al vinilo es nostálgica, pero tengo mis dudas, quizá, realmente, haya una reconsideración de su aporte sonoro. “El tema ‘retro’ ha puesto nuevamente en el tapete las grabaciones analógicas", me dice Candia. "La disquera griega que tu mencionas es G.O.D. Records, ellos se interesaron por el trabajo de las bandas Cholo visceral y Silver Mornings, hay sellos independientes que se interesan por la escena garajera y la psicodelia peruana”. También hay interés por el punk, la electrónica, la cumbia, y otros géneros musicales.

El siguiente sector, el octavo, es un placer. El arte de las fundas de disco, “con ejemplos escogidos se explorará una serie de narrativas y poéticas visuales asociadas a la música de determinados sellos y compositores e intérpretes, las cuales pueden ser elevadas a calidad de obras de arte debido a su historia e impacto” menciona la promoción.

Se habla del arte de las fundas de disco como una potestad del vinilo, yo considero que el arte subsiste así sea para mostrarse en un grano de arroz, hay también excelentes portadas de discos compactos como las del sello de NY Putumayo Records, hay distintas propuestas visuales de acompañar un disco, como la de Manu Chao, cuyo diseñador de portada, un dibujante, se hizo todo un libro gráfico para acompañar un disco de ese músico.

“La portada es una, sea en vinilo o en digital, es más cómodo trabajar en formatos de 30 por 30 que de 12 por 12. En la muestra hay una sección dedicada a los sellos, generalmente en CD, cuyas portadas no dejan de sorprender. A finales de los 80 y de los noventas en adelante, los grupos grababan en CD y necesariamente tenían que tener una cubierta desplegable en varias partes" explica Candia. "El CD en sí se convirtió en área de diseño, hay trabajos bastante buenos y reconocibles como es el caso de Putumayo Records. Un diseño por ejemplo de Roger Dean, tiene más presencia en vinilo que en CD y es de lo que se trata" valora.

"En lo que no estoy de acuerdo es que las técnicas de la compresión han hecho prácticamente desaparecer el diseño" -se queja. "Nadie diseña para MP3, y es el formato que más abunda”. Claro, afirmar lo contrario sería no valorar el arte. La compresión en música es un mal de nuestros tiempos.

Sector nueve es “Láser-disc del ayer: la tecnología que fue”. La proyección que hace uso de láser-discs de piezas musicales, óperas y demás. El modo de trabajar con el sonido ha estado unido a formas visuales, compartiendo el mismo soporte, con mayor o menor fortuna.

“Se despliegan espacialmente formas que han surgido en tiempos recientes y que parecieron poseer características de una radicalidad identificada inicialmente con la vanguardia visual, pero que después demostró tener limitaciones” propone la muestra.

“Limitaciones, básicamente, económicas. El Laser disc, tenía sonido analógico, la imagen era muy superior al VHS, lo único que no podías hacer en un Laserdisc era grabar encima como si se podía hacer en los VHS y betas. El precio era muy elevado para el consumidor de USA, siendo tremendamente popular en Japón por ejemplo, donde las Mangas y el Karaoke campeaban”, nos ilustra Candia.

“Nuevos medios: mp3, mp4, spottify” se denomina el último sector.

La cultura digital ha transformado y sigue transformando el mundo, que duda cabe. “La apropiación y re-creación del material de otros autores tiene una lógica propia y por todos reconocida”. Esta es una instalación interactiva que ha sido planificada con la presencia de aparatos y dispositivos que nos fijan a las vibraciones culturales del presente.

Las condiciones de acceso a la música actualmente son de poca consideración a la calidad pues o son inmediatistas como es el hecho de acceder fácilmente a un tema musical colgado en Youtube -así como escuchar música en un celular- o no es común acceder a un excelente equipo de sonido por sus precios casi prohibitivos.

¿Cuál es la ética de las nuevas formas de grabación y de circulación de lo sonoro? ¿Somos, inevitablemente, un público oyente que no comprende cuál es el alcance contemporáneo del arte sonoro? “Lo que importa ahora a las nuevas generaciones es que tenga menor peso y suene fuerte, no bien, al tener menor peso se tiene más espacio de almacenamiento y los convierte en… coleccionistas en potencia”. ¿Ha nacido, entonces, una nueva generación de coleccionistas? Esta historia y diálogo… continuará.

“La huella del sonido”

Desde el 23 de junio al 24 de agosto

Horario de atención: de lunes a domingo, de 10:00 a.m. a 10:00 p.m.

Lugar: Galería Centro Cultural PUCP – Av. Camino Real 1075, San Isidro.


Escrito por

Wili Jiménez Torres

Wili Jiménez Torres de Lima (Perú) es Comunicador Social, dedicado a la música y +


Publicado en

Redacción mulera

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