El sueño mojado de un minero ilegal
El Paquete Castilla ha concedido a la minería ilegal todo lo que los mineros no habían logrado conseguir mediante la protesta
Para la mayor parte de la población masculina –y me incluyo dentro de ella– hay fantasías que uno desearía que fueran realidad. Sueños en los que podría aparecer Brigitte Bardot rogando por atención. El tipo de ensoñación en el que un hombre cualquiera sale de un durísimo día de chamba con una sonrisa de oreja a oreja, porque sabe que la diva francesa en su mejor momento te espera en casa con el baby doll puesto, una copa de vino blanco, una corvina al horno ya servida sobre la mesa y la tele sintonizada en un partido entre Uruguay e Italia como el del presente Mundial. Que las mujeres y las feministas no se espanten. Así son usualmente buena parte de los hombres en la intimidad; y que tampoco se arañen, porque normalmente, una buena mayoría de los hombres saben también que el tipo de cosas que sueñan sencillamente no suceden. Que la vida no funciona como desearían. Que en un día común y corriente, normalmente saldrían de su trabajo a lidiar con el tráfico de las 7pm, llegarían a una casa donde nadie los espera, a comer directamente de una lata de atún como un gato cualquiera, y a sintonizar en la tele –nunca nada más elocuente– un programa de mierda como Así es la vida.
Salvo, claro, que seas un minero ilegal en el Perú y tengas como ministro de economía de tu país a un tipo como Castilla: el mejor de los sueños eróticos de un minero ilegal hecho realidad. Un sueño mojado en toda regla. Porque el 'Paquete Castilla' ha concedido a los mineros ilegales todo aquello por lo que habían peleado con fiereza durante los últimos meses. Y más importante todavía: lo ha hecho totalmente GRATIS.
¿Qué pedían los mineros durante las últimas marchas de marzo y abril? Sobre todo: la destitución de Manuel Pulgar Vidal como ministro del ambiente, y la de Daniel Urresti, hasta ayer alto comisionado para la formalización de la minería e interdicción de la minería ilegal.
Pues bien, el 'Paquete Castilla' ha hecho tambalear la cartera de Pulgar Vidal y –sería iluso no vincular las medidas contra–ambientales con las nuevas caras en los ministerios, en particular el del Interior– ha removido al enemigo número uno de los mineros de la función que los tenía aterrorizados: ha promovido a Daniel Urresti de alto comisionado a ministro del interior.
¿Podrían pedir más?
Claro que sí.
Hay más paquete.
Mucho más.
Porque con el 'Paquete Castilla' este gobierno ha socavado su ya frágil legitimidad para la lucha contra los crímenes asociados a la minería ilegal e informal.
¿Con qué autoridad moral puede este gobierno acusar a los mineros de devastar el medio ambiente, si con los ataques a la OEFA, los recortes al MINAM y el enflaquecimiento de los EIA petroleros, ha dado carta libre a las grandes mineras y petroleras para que hagan lo propio y, precisamente, será nuestra popular Pachamama la que salga más perjudicada con estas medidas?
¿Cómo podrá ahora este gobierno perseguir y sancionar el lavado de activos vinculado a la minería ilegal, si hay miles empresas –y no estamos hablando aquí de una carretilla sanguchera, no– que ya no tendrán que pagar al fisco las enormes deudas tributarias que habían contraído con él?
Para un ciudadano medianamente ético y pensante, el 'Paquete Castilla', lejos de un sueño mojado, es una pesadilla que podría atentar directamente contra nuestra calidad de vida. Es Brigitte Bardot ya convertida en una gorda arrugada y una neonazi, a la que le importan más los perritos poodle que los inmigrantes marroquíes. Que Castilla se lleve a esta vieja a su jato, y la mantenga de su propio pecunio.