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"Un servicio de la memoria"

La Mula conversó con el programador Renzo Arauco y el artista plástico Mauricio Delgado sobre memora.pe, una plataforma web con la que se proponen reconstruir la memoria del conflicto armado interno gracias al uso de nuevas tecnologías de la información.

Publicado: 2014-06-06

La reconstrucción de la memoria es un proceso delicado, complejo y a menudo incómodo, pero que resulta fundamental para el avance democrático de una sociedad que ha pasado por un periodo de violencia tan terrible como el que se vivió en nuestro país de 1980 al año 2000. 

Una respuesta reciente a este desafío es la creación del Lugar de la Memoria, Tolerancia e Inclusión Social, un proyecto del Estado que fue parcialmente inaugurado esta semana en medio de una atmósfera de indiferencia mediática y de dudas, fomentada por el secretismo y el carácter poco dialógico de su gestación. 

La página web memora.pe es otra respuesta posible a la misma ardua tarea, esta vez desde la sociedad civil y en un entorno virtual. El proyecto fue creado por el programador Renzo Arauco como una vía alternativa para democratizar el acceso a la información sobre el periodo de violencia política haciendo uso de las redes sociales y tecnologías como Google Maps y la realidad aumentada para visualizar la data de manera cada vez más ágil e interactiva. 

Hoy, la idea de Arauco está creciendo y tomando vida propia, en parte gracias a la incorporación en su plataforma del trabajo creativo del artista plástico Mauricio Delgado, quien desde hace años mantiene un proyecto titulado Un día en la memoria, una suerte de calendario alternativo que registra de manera acuciosa eventos poco conocidos del conflicto armado y los trasforma en efemérides, acompañándolas con texto e ilustraciones.


Empecemos por el tema de Un día en la memoria. ¿Cómo nace ese proyecto?

Mauricio: Un día en la memoria nace hace 4 años, en 2010. Recuerdo que estaba muy preocupado porque las efemérides, que son parte de las herramientas que ayudan a construir la memoria, no solamente estaban siendo copadas en el calendario por fechas militares o religiosas, como es usual en toda Latinoamérica, sino que además, ese año en especial, hubo una serie de efemérides creadas con el fin exclusivo de promover el consumo: el día del ron, el día del pollo a la brasa, el día del cebiche. Me pareció que se podía hacer uso de las efemérides para cosas más urgentes, como empezar a reconstruir la historia del conflicto armado interno, incluyendo no solo casos de violaciones a los derechos humanos sino también actos de valentía o de heroicidad de la población civil que tuvo que enfrentarse a la violencia de ambos bandos. La idea era salir de las fechas emblemáticas y buscar esas otras memorias, esas pequeñas memorias locales de grandes tragedias y de grandes heroicidades en comunidades del Ande peruano. 

Trabajé en ese proyecto de enero a diciembre de 2010 y de ahí me propuse conservarlo bajo la forma de un archivo visual en la web que usaba las redes sociales para difundirse: la información te llegaba a tu correo, a tu Facebook, una vez por día. Pero el proyecto luego tuvo una vida que me sorprendió mucho porque diversas organizaciones de derechos humanos, activistas, incluso familiares de víctimas se lo apropiaron y lo usaron para levantar sus propios casos. Es en ese contexto de la vida posterior del proyecto que me encuentro con el proyecto de Renzo, memora.pe.

¿Cuál es la idea detrás de esta nueva plataforma web y cómo se empata con el proyecto que inicia Mauricio cuatro años atrás?

Renzo: memora.pe nace por una curiosidad personal: básicamente porque tengo 26 años y no recuerdo absolutamente nada de la época del terrorismo, solo unos cuantos apagones, la captura de Abimael Guzmán, la toma de la residencia del embajador japonés, cosas muy puntuales. Mi familia siempre me hablaba sobre eso, y como trabajo en el terreno digital me di cuenta de que en internet había muy poca información al respecto: lo más cercano era la galería de fotos de la Comisión de la Verdad, un archivo muy rico pero que está bloqueado por derechos de copyright ya que las imágenes pertenecen a revistas y periódicos. También tenía presente el hecho de desde que sucedieron las explosiones de coches bomba y todos estos actos de violencia, la ciudad se ha estado reconstruyendo y las marcas de esa época en el paisaje urbano han ido desapareciendo.  

Entonces, ¿cómo es que sabemos que en el lugar donde vivimos o donde trabajamos ha habido una historia que vale la pena recordar para que no vuelva a ocurrir? Decido entonces construir un pequeño prototipo de plataforma en el que empiezo a catalogar eventos, personajes, organizaciones, archivos de prensa relacionados a cada evento, imágenes, fotos, videos, audio; empiezo a llenar esta base con información que antes no estaba disponible. Quería responder preguntas como, por ejemplo: ¿Dónde explotaron cada uno de los coches bomba? ¿Dónde ocurrieron actos de valentía? ¿Dónde están enterrados los héroes como María Elena Moyano?

La idea era visibilizar todo eso a través de una suerte de museo virtual que esté disponible las 24 horas al día, siete días a la semana y al que pudieras ingresar incluso desde del dispositivo que tienes en el bolsillo. Uno de mis sueños es que en el futuro niños salgan a la calle con sus tablets o dispositivos como google glass y estos les permitan ver alrededor de ellos esa historia escondida a lo largo de toda la ciudad, gracias a toda la data disponible. Y el proyecto es también que la gente pueda apropiarse la plataforma ingresando la información que guarda en sus propios recuerdos. Por ejemplo, puedes grabar en tu móvil un video de ti rememorando un hecho e ingresarlo a la base de datos, teniendo en mente que quizá dentro de 100 años tus tataranietos podrán verte hablándoles, diciéndoles “yo viví esa época y pasó esto”.

Investigando estas posibilidades conozco a Mauricio y veo su genial trabajo, un trabajo enorme que recorre todo el Informe Final de la CVR y produce estas efemérides. Lo suyo era un trabajo artístico pero al juntarnos decidimos convertirlo en un servicio: un servicio de la memoria.

Recopilamos sus trabajos, sus tarjetas, sus estampas, y con eso hemos activado un servicio de suscripción en el que tú pones tu dirección de email y todos los días te llega una pieza de arte relacionada a un evento que ha sucedido en esa fecha. También puede llegarte toda la información que yo he catalogado a través de mails o mensajes de texto. En Ayacucho, un profesor que no tiene internet pero que sí puede recibir mensajes a través de su celular podría suscribirse a este servicio. Y esto es solo el inicio porque hay muchas otras posibilidades que explorar en base a este material.

Hablemos de algunas de esas posibilidades. Veo que han registrado por ejemplo las coordenadas de todos los lugares donde hubo coches bombas… ¿Qué se puede hacer en base a eso con las tecnologías que tienen a la mano?

Renzo: En realidad cada evento tiene su nombre, una pequeña descripción, las coordenadas del lugar donde ocurrió, las organizaciones y los personajes conectados al evento, los archivos de prensa, los reportajes y los videos de YouTube que lo documentan. Cuando integras toda esa información puedes empezar a ver temas como cuáles fueron los eventos relacionados con un personaje determinado, o agrupar eventos en función de palabras clave como “coche bomba”.  

Ahora estamos experimentando con otras funciones, como conectar eventos en una línea de tiempo que tome en cuenta qué disparó qué cosa: operativos de las fuerzas de orden que respondían a un atentado en particular, y viceversa.

Además tenemos un prototipo de realidad aumentada en el que agarras el teléfono, prendes una aplicación, la aplicación prende la cámara y empiezas a ver alrededor tuyo toda la información. El sistema ya funciona; el reto ahora es buscar que la gente enriquezca la base de datos con sus propios recuerdos y crear un diseño atractivo que motive a las personas a compartir su experiencia e indagar en el pasado, no por morbo, sino porque es importante. Es una herramienta que puede servir de apoyo para que padres y profesores enseñen a los jóvenes lo que fue ese periodo de nuestra historia.

El Lugar de la Memoria es otro tipo de espacio que busca dar una respuesta a algunas de las tareas que ustedes se han planteado. ¿Qué piensan de este proyecto?

Mauricio: Yo tengo opiniones muy encontradas al respecto. De hecho, estuve presente en uno de los grupos a los que se les mostró el guión original del proyecto, y aunque sé que es un guión que se ha estado modificando, me pareció bien problemático. Desde el nombre el proyecto no me gusta, especialmente la parte de “Tolerancia e Inclusión social”. Yo hubiera preferido que se construya el discurso del Lugar de la Memoria de manera participativa, y aunque creo que después ha habido intentos de corregir esa cualidad negativa con la que nació, sigo teniendo el temor de que se edulcore la historia, se la descafeíne para que todos estemos contentos. Hay que entender simplemente que eso es imposible, nunca vamos a estar todos contentos con un proyecto de esta naturaleza.  

Yo entendí en algún momento la tesis de que es mejor que exista un Lugar de la Memoria a que no exista, pero eso tampoco significa que debes empezar a negociar o a buscar puntos intermedios imposibles. Frente a un genocidio, frente a una masacre no puede haber un punto intermedio: una violación a los derechos humanos es una violación a los derechos humanos. Ya basta de estar retrocediendo y retrocediendo, hay que partir del hecho de que la memoria es un campo de batalla, una disputa, y que el punto medio de la reconciliación en esos términos, entendida como negociación, no funciona. Desde luego, estoy hablando en base a muchos supuestos ya que solo estuve involucrado en una presentación de guión; lamentablemente es un proceso que debería ser abierto y democrático y no lo está siendo, y eso genera suspicacias.

Hay otras maneras de hacer las cosas. El caso argentino es alucinante, para mí es paradigmático. El gobierno argentino decidió hacer un museo de la memoria en la ESMA (la Escuela de Mecánica de la Armada) pero no se lo encargó a su propia gente, sino que se lo entregó a la sociedad civil. El movimiento de derechos humanos fue el encargado de decidir qué se hace ahí, y como se trata de un movimiento heterogéneo, hay diversas facciones con su propio espacio y exposiciones temporales, hasta que se pongan de acuerdo. Es un proceso largo y seguramente más costoso, pero así es como se debería hacer. Yo prefiero algo que se demore y que sea profundamente democrático a lo que estamos intentando hacer aquí.

¿En el proyecto que ustedes están trabajando se registrada de algún modo esa tensión, ese antagonismo del que me hablas? ¿Cómo han manejado ese tema?

Mauricio: En la medida en que la plataforma con la que estamos trabajando es participativa, todas las opiniones son vertidas, y hay una cancha que se plantea democrática desde un inicio. Con sus limitaciones, pero por lo menos las reglas de juego se plantean iguales para todos. Seguramente va a ser complicado, van a haber peleas y debates, pero la reconstrucción de nuestra memoria no tendría por qué ser de otra manera. Tratar de plantearla como una ventana feliz donde todos vamos de la mano hacia el país soñado es pretender un escenario imposible, ficticio.  

Renzo: En el terreno de internet, se dice mucho que uno aprende en el camino, uno aprende haciendo y queremos avanzar primero en problemas pequeños. Uno es la recopilación de la data, y de hecho puede haber una discusión académica sobre si la data que pones es correcta, pero usamos el mismo tipo de sistema que Wikipedia. Wikipedia es una plataforma participativa donde cualquiera puede contribuir, puede cruzar información y también puede tener información errónea, es cierto. Pero lo bueno de las plataformas de internet es que nada está escrito en piedra, podemos cambiarlo, reformarlo cuando queramos. Y también podemos guardar esas versiones anteriores. Entonces, no es que se construya algo y se queda como un monumento inamovible; es como un bloque de arcilla que siempre se está modelado, que es como debe funcionar la memoria. Un ejercicio desde el lado del arte, desde el lado de la academia, desde el lado del Estado, de la sociedad civil, facilitado en este caso por la rapidez que te da internet.


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Escrito por

Alonso Almenara

Escribo en La Mula.


Publicado en

Redacción mulera

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