#ElPerúQueQueremos

El gato por liebre de Hernando de Soto sobre los indígenas

A cinco años del #Baguazo recordamos la campaña emprendida por el economista por encargo de Alan García

Publicado: 2014-06-06

Ayer se cumplieron cinco años del #Baguazo. Mucho se ha dicho al respecto, pero ¿cuánto se ha hecho para que ello no se repita? Como si no se hubiese aprendido la lección, cada cierto tiempo se reactivan conflictos porque el Estado, por un lado, y las empresas privadas, por el otro, no consideran los derechos de las poblaciones que habitan en las zonas de operaciones de algunos de los proyectos extractivos. Luego de lo de Bagua han muerto más peruanos como consecuencia de enfrentamientos entre quienes protestan por lo que consideran un abuso y desconocimiento de sus costumbres y su entorno vital y las fuerzas policiales que son enviadas por el Estado para mantener el orden o cuidar la inversión privada.

Y aunque hace poco más de dos años se promulgó la ley de la consulta previa, hasta el momento esto es un saludo a la bandera y no se aplica. Sea por falta de voluntad política, por lobbies que coordinan en las altas esferas del poder o por desconocimiento del entorno ambiental y cultural de las poblaciones indígenas, lo cierto es que sigue existiendo un abismo entre éstas y el Estado. Y siempre se va a decir que los indígenas son ignorantes, que no quieren la prosperidad, que rechazan la modernidad, que van contra el progreso del país, que son conflictivos, etcétera. Esto último lo expresan y piensan autoridades gubernamentales, sea cual fuere el presidente de turno–, empresarios de los sectores mineroenergético e hidrorcarburos, economistas liberales ortodoxos, jóvenes yuppies limeños y alguna gente desinformada o mal informada.

Pero también hay bien informados que tiran agua para el molino de las empresas y del Estado, cada cual con su ideología, filosofía o modelo económico, y con ello intentan desterrar siglos de aprendizaje, de relación con la naturaleza, de vida comunal.

Entre ellos figura el economista Hernando de Soto. Sus pergaminos hablan de una persona exitosa, de alguien que ha puesto sus grados académicos al servicio de organizaciones mundiales y de algunos gobiernos. Sin embargo, todo ello no necesariamente significa que conozca al Perú, su país de origen. Por eso, ahora que recordamos lo ocurrido en Bagua es necesario recordar también cómo él se alió con el presidente de entonces, Alan García, en la filosofía del perro del hortelano.

Mientras el ex mandatario se hizo tristemente célebre por su apreciación discriminatoria –e ignorante– respecto de la cosmovisión indígena –de la Amazonía y de los Andes–, el consultor no tuvo mejor idea que maquillar esa visión alanista y elucubrar conceptos distintos a los de antropólogos, sociólogos y otros especialistas que han convivido durante muchos años con los indígenas.

¿Qué lo llevó a plasmar –y protagonizar– el documental 'El misterio del capital de los indígenas amazónicos'? Aparentemente la buena intención de mostrar cambios en el pensamiento indígena, pero como él mismo dice en el documental, fue un encargo de Alan García, con lo cual quedó claro desde un inicio por dónde iba su 'estudio'.

Por eso, De Soto no toca el fondo del asunto, no indaga sobre las causas del conflicto en Bagua. Así, nunca escucharemos de él que las compañías extractivas cada vez se asientan más en territorios en los que no está permitido entrar, pero que  gracias a los lobbies logran que el gobierno de turno les conceda permisos sin pensar en los derechos de los habitantes de esas zonas. El #Baguazo no se produce por una actitud beligerante de los nativos, surge como defensa de sus derechos a vivir en sus tierras ancestrales, a defender su medio ambiente y su futuro. De Soto no menciona nada de esto; para él, el mercado es la solución a todos los problemas del Perú. ¿Pero qué tipo de mercado?

Lo individual sobre lo colectivo

Si algo llamó la atención de este intento fue la afirmación de que los amazónicos quieren ser propietarios de tierras individuales. Que rechazan la comunidad porque quieren el progreso, y que si siguen viviendo de esa manera el Estado no los apoyará. Es decir, los nativos quieren volverse capitalistas. Y según él, la parcelización de las tierras comunales hará posible esto. Entonces, no sería necesaria una consulta previa a la comunidad, al grupo, en caso de que empresas privadas quieran explorar y explotar los recursos de las tierras habitadas por los nativos, pues bastará con que hablen directamente con cada uno y les compren sus tierras, claro a menores precios. Así, se ahorran conflictos con comunidades, no hay consulta previa y –sobre todo- la jurisprudencia peruana favorecería a las transnacionales. En cambio, los indígenas ya no tendrían autoridades ni instituciones comunales, carecerían de organización política. Sin territorios comunes y en caso de futuras asociaciones, ¿los indígenas ganarían? Pues no.

“La única manera que los pueblos indígenas tienen para mantener su cultura y su tierra en el siglo XXI es con poder económico”, dice De Soto. Cierto, siempre y cuando éste sea redistribuido entre ellos y las empresas extractivas. ¿Sería así? Ya sabemos que no.

La empresa, la propiedad privada ...

“Solo hay poder económico con empresa y propiedad”, afirma el economista. ¿Propiedad privada igual a poder económico? 

Si bien es importante el tema de la propiedad, no se puede dejar de lado los derechos culturales. De Soto propone que una transnacional pueda usufructuar propiedad comunal a cambio de dinero, pero ellos no sólo buscan lo monetario sino el respeto a sus tradiciones, a vivir en su territorio. Durante décadas o centurias los nativos han luchado contra hacendados, caucheros y demás 'intrusos' por sus territorios. Pero nunca han perseguido la tierra individual, como desliza De Soto. La propiedad es comunal y así la han asumido generación tras generación, lo que no descarta la propiedad dual ( de la comunidad y de la persona).

En este punto hay que recordar que el economista impulsó esta campaña con la participación de indígenas de Canadá, donde quien es dueño de la tierra lo es también del subsuelo, de tal manera que un nativo de allá puede ser próspero efectivamente si bajo sus tierras hay recursos por explotar y él mismo puede negociar con alguna empresa. A pesar de 'los deseos' de De Soto, en el Perú no funciona esto, pues el Estado es el dueño del subsuelo.

Nativos capitalistas

“Los pobres son la solución, no el problema”, afirma el autor de 'El otro sendero'. Si los indígenas se convierten en capitalistas, nunca más habrá problemas. Y, claro, lo que él propone significa desigualdad, que a algunos les vaya bien y a otros no porque es la ley del mercado. Y entonces –quizá– los problemas serían menores efectivamente entre nativos y el Estado, pero –por las desigualdades producidas– aparecerían y crecerían conflictos entre ellos mismos. Chau problema para los gobiernos y para el sistema neoliberal.

Hoy, cuando la consulta previa sigue en el limbo por falta de voluntad política y las mesas de diálogo entre pobladores, empresas y Estado se entrampan, todo indica que la filosofía del perro del hortelano esgrimida por De Soto y García continúa y es puesta en práctica por quienes buscan el lucro a toda costa. 

 

El autor recomienda:

El otro sendero (¿despistado?) de Hernando de Soto


Escrito por

ALBERTO ÑIQUEN G.

Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores


Publicado en

Redacción mulera

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