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(foto: larepublica.pe)

En este país (de Jauja), la armonía es posible

Este viernes, el notable narrador Edgardo Rivera Martínez, Premio Nacional de Cultura 2013, inaugurará el ciclo "Perú: Novela con novelistas" en el CC Garcilaso.

Publicado: 2014-06-05

Edgardo Rivera Martínez ha comentado en alguna entrevista que País de Jauja (1993), su primera y más admirada novela, aunque fruto de un trabajo previo que le tomó algo más de quince años, solo pudo ser llevada a cabo una vez que se consiguió una computadora. Una Macintosh, para mayores señas.  

Acostumbrado como estaba a la producción de cuentos, la tarea de realizar una obra más vasta, como lo es sin duda una novela, y más aun con ese estilo lírico y detallista que le caracteriza,le implicaba un mayor y exigente esfuerzo operativo. Entonces, fue gracias a aquella computadora que País de Jauja pudo ser escrita y acabada en un lapso de dos años.

La anécdota resulta bastante significativa si se tiene en cuenta el siguiente pasaje de su novela, cuando Claudio, su joven protagonista, en diálogo con su madre, accede a llevar sus lecciones de piano —que hasta entonces los llevaba con ella—con doña Mercedes, una vecina de Jauja:

“Te quedaste en silencio por un momento, y luego precisaste: «Pero que quede claro, por favor, que seguiremos con nuestro proyecto de poner en notación musical huaynos y yaravíes, y de intentar su arreglo para piano…». «Ya te dije que sí». «Aunque digan que no es un instrumento adecuado para nuestra música…». «¿Y acaso lo son, si te pones a pensar, el violín, el acordeón o lo que en otras partes llaman pampa-piano, para no hablar del clarinete?»”.

En la conversación entre Claudio y su madre sale a la luz parte de los prejuicios que son sostenidos por el innegable conflicto existente entre las culturas occidental y andina. Pues el piano, al tratarse de un instrumento creado en una tradición y contexto diferentes al de los huaynos y yaravíes, no podría, desde una visión purista, interpretarlos de manera adecuada. Hay que recordar que la novela está ambientada a mediados de los años cuarenta. Una época en la que la división y distancia entre esas dos culturas es mucho más marcada —se supone— que ahora.

La posición de ambos personajes, que no dejan de señalar que esa música les pertenece antes que las composiciones —que también conocen y disfrutan— de Beethoven o Mozart, les empuja a ser más abiertos con estas “tecnologías foráneas”. Son conscientes de que con el piano —así como ha ocurrido con los violines o las arpas— es posible rescatar del olvido el legado de sus antepasados. No perciben contradicción alguna entre el piano y su labor: es así que se apoderan de una invención de Occidente para mantener con vida un elemento del Ande.


UNA VISTA DEL VALLE DEL MANTARO, DONDE QUEDA JAUJA
(FOTO: ELRINCONDEDARIO.BLOGSPOT.COM)

Y digo que este pasaje se vincula con la anécdota inicial porque en los dos casos, tanto en la ficción como en la realidad, lo tradicional puede tener un encuentro armonioso con lo moderno. En la ficción, ya se ha dicho, Claudio y su madre reúnen piezas musicales populares para que a través del piano sobrevivan —no como el único modo, sino como un modo más— al tiempo. En la realidad, Rivera Martínez concreta la obra con la que tal vez pasará a la posteridad definitivamente con una computadora, un artefacto que, en ese instante, no tiene la mística que sí destilaban —y continúan haciéndolo— la máquina de escribir y la propia mano.

Y pongo acento la conciliación de los opuestos (lo occidental y lo andino, lo tradicional y lo moderno, lo propio y lo ajeno), porque es ese el eje sobre el que gira la obra narrativa de Rivera Martínez. Y País de Jauja es un claro ejemplo de ello.

Esta novela fue considerada como la mejor de la década del noventa en una encuesta entre intelectuales y artistas peruanos por la revista Debate. Sobre ella, los críticos han dicho que se trata de una obra que presenta un proyecto alternativo para pensar —y sentir— al Perú, alternativo al propuesto desde el indigenismo de Ciro Alegría o José María Arguedas, pero alternativo, también, a la mirada cosmopolita de Mario Vargas Llosa.

Y es que en País de Jauja la felicidad, la comunión, la utopía, es posible. Así, Antonio Cornejo Polar, el principal teórico literario surgido en nuestro país, ha visto en ella una novela multicultural, en la que estos dos mundos se entrelazan sin causar la desdicha del uno sobre el otro. La transculturación se yergue sobre la aculturación, y lo hace plenamente.

el autor con su instrumento más querido, el piano
(foto: mackoleiva.blogspot.com)

Pero la música en esta historia es solo otro más de los elementos de los que se sirve Rivera Martínez para demostrar que no resulta inalcanzable un “mestizaje feliz”. A través de Claudio, los mitos griegos, como La Ilíada, se conjugan con los andinos, en este caso, el del amaru. Y también por él, el pensamiento panteísta extiende sus raíces más allá del ámbito religioso, en el que por cierto desplaza a un catolicismo dogmático y despiadado, y se vincula con el político, incluso con el socialismo.

Jauja, cuenta la historia oficial, fue por más de un siglo una ciudad-sanatorio para los enfermos de tuberculosis. Es en ese universo en el que la novela se forma. De allí que la presencia de extranjeros, desde europeos hasta asiáticos, sea algo recurrente. Y si a esto le sumamos un ambiente en el que las distinciones raciales y de clase no son tan estrictas como en el resto del territorio peruano —y aquí jugó el hecho de que los hacendados no tuvieron el poder que en otras regiones, siendo más bien la clase comerciante la que organizó la ciudad—, el resultado es una comunidad mucho más pacífica y cultivada.

Edgardo Rivera Martínez inaugura el ciclo "Perú: Novela con novelistas. Narrativa peruana contemporánea 2014-2021", presentado por el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores. El ciclo se plantea como una aproximación a la obra de los principales narradores vivos del país. 

Fecha y hora: Viernes, 6 de junio, 7 pm

Lugar: Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega, Jr. Ucayali 391


Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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