ya acabó su novela

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Atlético Madrid y la maldición de los guantes de Reina

La historia de cómo hace 40 años el club colchonero perdió su hasta ahora única oportunidad de ser campeón de Europa.

Publicado: 2014-05-21

Luego de obtener el título de la liga tras 18 años, el Atlético Madrid intentará este sábado coronarse como el mejor club europeo por primera vez en su historia. Los triunfos continentales no son ajenos al equipo que hoy conduce Diego Pablo Simeone, pues han sido campeones de la Europa League en dos ocasiones (2010 y 2012), así como de la extinta Recopa en una oportunidad (1962). Sin embargo, la gloria en la Liga de Campeones siempre les ha sido esquiva. La única vez que el Atleti alcanzó la final fue hace 40 años. El recuerdo de aquel encuentro contra el Bayern de Munich, no obstante, es uno que los hinchas colchoneros tal vez prefieran olvidar. 

Era el 15 el mayo de 1974 y corría el último minuto del tiempo extra en el Estadio Heysel de Bruselas. Los madrileños ganaban uno a cero, cortesía de un gol de Luis Aragonés –el mismo que años más tarde ganaría la Eurocopa desde el banquillo de España. Entonces, un fotógrafo, unos guantes, el padre del ex arquero del Barcelona, Pepe Reina y el zapatazo de un defensa de nombre impronunciable cambiaron la historia.

UN EQUIPO HISTÓRICO

imagen: ilcatenaccio.es

La primera mitad de la década del setenta fue una época de muchos éxitos en las canchas para el Atlético Madrid. Había ganado la Liga en 1970 y 1973 y la Copa del Rey (en ese entonces llamada la Copa del Generalísimo) en 1972. La obtención de la Copa de Campeones de Europa debía representar entonces el punto de llegada natural de una historia de gloria deportiva para los colchoneros. 

La edición de 1973/74 del más prestigioso torneo de clubes europeos había tenido una trayectoria épica para el Atleti. Bajo las órdenes del técnico argentino Juan Carlos “Toto” Lorenzo –conocido por su estilo defensivo, similar al catenaccio italiano– los del Río Manzanares habían viajado al hostil este del continente y obtenido victorias en Estanbul frente al Galatasaray, en Bucharest contra el Dinamo de Ceaucescu y en Belgrado versus la Estrella Roja de Tito. De regreso de los triunfos detrás de la cortina de hierro, se enfrentaron en semifinales al Celtic de Glasgow. 

En la ida, en el entonces cavernoso Celtic Park, el equipo madrileño soportó tres expulsiones, la ineptitud de un árbitro turco con apellido de bribón (Babacan) y los insultos de ochenta mil escoceses con varios litros de whisky en el torrente sanguíneo, para arrancar un valioso empate a cero. En la vuelta en el Vicente Calderón, y a pesar de las ausencias forzadas por las expulsiones, los colchoneros cerraron la llave ganando por dos a cero. 

LA FINAL

La final se jugó a un solo partido en Bruselas. Al frente, el Atlético de Madrid tenía al cuadro que sería la base de la Alemania Federal campeona del mundo, poco más de un mes después de este encuentro, contribuyendo con seis jugadores a la en apariencia imposible empresa de vencer a Cruyff y su “Naranja Mecánica”: Sepp Maier, Franz Beckenbauer, Paul Breitner, Hans-George Schwarzenbeck, Uli Hoeness y Gerd Muller. 

La noche del 15 de mayo de 1974, los rojiblancos de Madrid y el cerrojo del Toto Lorenzo lograron detener a aquel quién es quién de la historia del fútbol alemán. Hasta los 9 minutos del tiempo suplementario el marcador seguía cero a cero, cuando el belga Alfred Delcourt cobró un tiro libre al borde del área a favor de los españoles. 

Muchos aficionados deben recordar a Luis Aragonés como el venerable señor de pelo plateado que dio inicio al dominio español del fútbol mundial, pero en 1974 era un curtido mediocampista conocido como “Zapatones”, pues su especialidad eran los remates de pelota parada. Zapatones se paró frente al balón perfilado de derecha y le dio con el empeine. El balón fue a parar al fondo del arco defendido por Maier: el llamado “Gato de Anzing” solo atinó a dar un pasito tímido cuando ya era demasiado tarde. 

LA MALDICIÓN DE LOS GUANTES

Cinco minutos más tarde y con solo uno para el final, el glorioso Atlético se preparaba para ser coronado como el mejor club de Europa. Al borde del río Manzanares ya se destapaban las botellas de cava y sus hinchas buscaban las llaves de sus coches para salir a festejar enfundados en rojo y blanco por las calles de la capital. 

Para entender lo que sucedió entonces, podemos hacer dos cosas: la primera es ir a youtube y buscar los goles del encuentro, y la segunda es acudir a una historia nunca confirmada que salió publicada en la revista “El Gráfico” hace algunos años.

En youtube, las precarias imágenes en blanco y negro solo nos muestran el momento preciso del minuto 119 cuando Schwarzenbeck saca un pelotazo desde 30 metros con su pierna derecha y Miguel Reina, padre del mencionado Pepe, vuela inútilmente. El marcador final de 1 a 1 obligaba a un desempate en el mismo escenario dentro de las próximas 48 horas. 

Años después, “El Gráfico” entrevistó al Toto Lorenzo, en aquel momento técnico de un San Lorenzo que languidecía en los últimos puestos de la primera división argentina:

"EL GRÁFICO: ¿Cómo hizo para perder la final de Europa de 1974 contra el Bayern Munich, dirigiendo al Atlético Madrid, ganando 1-0 a diez segundos del final?

LORENZO: No me hagan acordar. Lo que hizo Reina, el arquero, no tiene perdón. Nos pusimos 1-0 a siete minutos del final. Faltando uno, tuvimos un tiro libre a favor, lo pateó Gárate y le salió una masita a las manos de Maier. Este sacó fuerte con el pie y Cacho Heredia la mandó afuera. Vino el lateral, la tomó Beckenbauer y se la dio a un tal Schwartzembeck (sic), un zaguero que era muy torpe. Tanto es así, que no supo qué hacer y se sacó la pelota de encima pateando al arco. Un tirito… ¿SABEN LO QUE ESTABA HACIENDO REINA? DÁNDOLE LOS GUANTES DE RECUERDO AL FOTÓGRAFO DE MARCA. Por supuesto, fue gol. Nos agarró una desesperación terrible. Vicente Calderón, el presidente, casi se nos muere en el camarín. Salimos 1-1 y había que jugar un desempate a la 48 horas. A Reina no lo encontrábamos por ningún lado. Estaba refugiado en el vestuario del árbitro. Después apareció y me pidió la revancha. Se la di, pero no nos acompaño la suerte; el Bayern nos bailó y nos ganó 4-0..."

LA REVANCHA, DOS DÍAS DESPUÉS

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Escrito por

Juan Carlos Ortecho

Twitter: @jcortecho. Periodista. Investigación, boxeo, fútbol y zurcidos invisibles


Publicado en

Redacción mulera

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