Daniel divide su tiempo entre la literatura y la radio online –Radio Ambulante–, un proyecto narrativo en la web creada para contar historias latinoamericanas. El escritor, al que The New Yorker lo incluye en sus listas de narradores menores de 40 más prometedores, dice que entiende mejor sus libros luego de un tiempo de su publicación. Estuvo en Lima para presentar su reciente novela –De noche andamos en círculos (Planeta, cuya versión original, At Night We Walk in Circles, fue publicada en el 2013)– y conversó con LaMula.pe. (Fotos: Ana Cabrera)
- escribir siempre es una aventura
La mañana está cálida. Pago el taxi, oigo un lejano trinar entre los olivos del parque, volteo y me sorprende ver en la puerta del hotel a un nutrido grupo de extranjeros que está a la espera de alguna movilidad que los traslade al aeropuerto. Avanzo 2 metros y lo diviso, una mujer lo está entrevistando, faltan 5 minutos para nuestra cita. Ana, nuestra fotógrafa, con sus uñas recién pintadas me espera fuera. Entramos eludiendo a los viajeros y nos dirigimos a la barra para esperar nuestro turno. Saludamos a la coordinadora de Planeta y nos pide que esperemos unos minutos. La periodista voltea hacia mí, nos reconocemos y apura su pregunta final.
Abro mi morral y saco dos libros, la novela por la que estoy aquí –De noche andamos en círculos y un libro de cuentos. Mientras tengo en mis manos el volumen de 380 páginas recuerdo a Nelson, uno de los protagonistas principales de la reciente obra de Daniel Alarcón (37): un aficionado a los libros que crece en un país afectado por el conflicto interno, y que desde temprano quiere convertirse en un dramaturgo para contar historias. Daniel regresa, Ana lo fotografía –el escritor acepta entre resignado y cómplice, dando lo último de sí antes de parar la maratón para ir a almorzar– y mientras posa hablamos de antropología. “Coincidimos en algo”, le digo. Y, claro ni él ni yo ejercemos, pero a ambos nos complementa en lo profesional –en la literatura y en el periodismo– y en lo humano, en lo cotidiano. “La antropología me ha dado una óptica distinta de ver el mundo. Me permite ver cada banalidad de la vida desde otra perspectiva. Me gusta la antropología porque corresponde a mi perfil: soy parte y fuera de una realidad, vivo entre dos culturas, dos naciones”, me dice.
Quienes ya conocen de él saben que se refiere a su vida en Estados Unidos, adonde viajó desde niño con sus padres, alejándose de la violencia que se vivía en el Perú. Y si bien algunos lo han criticado por escribir sobre un país que ‘desconocía’, él nunca se amilanó y por el contrario ha seguido escribiendo sobre lo mismo. “Leo mucho, me informo, converso con gente. Estudio, comparo versiones, hasta que digo ¡basta! Y en adelante sólo creo, hago ficción, pero con una base real”, subraya.
Y aunque promete que pronto cambiará la temática de sus obras sabe que su interés por lo que ocurre aquí no menguará. “El hecho de ser ‘extranjero’ me permite ver cosas que para el peruano común son normales, pero yo que soy medio peruano, medio extranjero, me choca. Me llama la atención todo lo que ocurre aquí. Además es una forma de interrelacionarme con la realidad del país; es un reto porque significa acercarme al Perú, a la gente. Lo que ocurrió en los años de violencia sigue teniendo impacto, y a pesar de que se lea en los periódicos cifras de crecimiento económico todavía hay gente que es víctima de la violencia de una pobreza extrema”, señala y advierte que no tiene ningún inconveniente en decir las como son: aquí hubo un conflicto armado, una guerra civil, y todavía hay secuelas de ello.
Amor de pareja, amor filial, anhelos, frustraciones, arte, violencia, doble moral son los temas principales de la novela que he devorado con fruición. Nelson y su héroe cultural, Henry Núñez, llevan la trama y quienes hemos pasado las cuatro décadas podemos adivinar espacios, paisajes, lugares, hechos, personajes.
Hay muchas facetas en las historias y muchas maneras de contarlas, en su estructura, en su contenido. Y en ‘De noche…’, Alarcón combina diversas piezas para crear suspenso a través de la política, el amor y el arte. “Es un desafío –en cada historia que escribo– mezclar la realidad con la ficción, sobre todo cuando es un hecho que ya ha pasado. En esta novela hay dos intenciones que eran, preguntas temáticas fácilmente identificables: qué iba a ocurrir con Nelson y quién está contando la historia. Y una pregunta relacionada: ¿por qué está contando esta historia? Yo quería escribir una novela sobre la tensión que existe entre dos hermanos, sobre el amor y el desamor, pero terminó siendo una novela sobre el teatro, sobre una puesta en escena arbitraria, las vivencias en la prisión, las identidades. Fue evolucionando como todo proyecto novelístico. A mí mismo me sorprendió, aunque para mí escribir siempre es una aventura, porque cuando la historia gira uno debe dejarse llevar. La primera versión no me gustó, me di cuenta de que era aburrida, que no tenía el movimiento que yo quería, le faltaba cierta estructura, cierto movimiento, un motor narrativo. Faltaba contar otra parte de la vida de Nelson, la parte más importante”, explica.
Alarcón se basó en Alfredo Márquez, un pintor cuya experiencia artística política se asemeja a la historia de Henry Núñez. Setiembre, el grupo de teatro de Walter Ventosilla, es Diciembre. El mismo escritor hizo varios viajes similares a los que hace Nelson, además la relación de Nelson y su hermano mayor se parece a la suya con sus hermanas mayores que nacieron en Estados Unidos. "Nelson, que era niño durante el conflicto, se choca con el pasado de su héroe, el dramaturgo Henry, golpeado por la violencia de esos años, y al toparse con esa historia hay también temas de amor, de pareja, de inmigración y el peligro de conocer a tu héroe, aunque esté dañado", cuenta.
¿Sólo de noche hacemos círculos? De día también. “El título se refiere principalmente a que la noche es más romántica que el día, más secreta, más oscura. La escena clave que afecta a Nelson, que lo lleva a donde termina, ocurre bajo una oscuridad. Pero también tiene que ver con un ritual que vi en la cárcel. Los reos de las cárceles de Lurigancho y Castro Castro caminan por el patio del penal en círculos muy pequeños”, comenta.
Una de las virtudes de At night we walk in circleste es que te mantiene alerta, te atrapa. En cada ‘círculo’ la historia cambia y te dejas llevar. Y viajas por los andes con el grupo de teatro, te mofas de la metáfora del ‘presidente idiota (“Casi todos los presidentes son idiotas, me he topado con muchos y siempre tengo dos, uno aquí en el Perú y otro en Estados Unidos, donde vivo. El presidente idiota es la soberbia y la arrogancia, es la impunidad, el puedo hacer lo que me dé la gana. En la novela aparece como una caricatura, una sátira pero que tiene un componente real, me dice). Contemplas en silencio la prisión y sus avatares, una historia de amor y desamor que por momentos se convierte de a tres y cómo una persona –sin proponérselo– puede convertirse en el ídolo de un niño. En toda esa trama, la pluma de Alarcón te envuelve.
El nombre de la novela está inspirado en una frase poética que es un palíndromo en latín: "In girum imus nocte et consumimur igni" ("Damos vueltas en la noche y somos consumidos por el fuego").
- Historia oral
En paralelo a su carrera de escritor, Daniel es cofundador de la web Radio Ambulante, que está en línea desde el 2011, luego de que la BBC de Londres –tras el suceso de su libro Radio Ciudad perdida– le invitara a dirigir un documental de radio sobre la migración andina a Lima. Y la radio le cae muy bien, pues ésta siempre le ha fascinado.
“Somos una alternativa comunicacional. Sobre todo al boom de las crónicas escritas: tenemos Etiqueta Negra, The Clinic, New Yorker, entre otras grandes revistas, pero no hay éstas en la radio. Entonces lo que hacemos es cubrir ese vacío, y preparamos las historias con mucha rigurosidad, historias latinoamericanas. La última que hice fue la de Ruth Thalía Sayas Sánchez, la concursante que participó en ‘El Valor de la Verdad’”, cuenta.
Radio Ambulante es coordinada desde Estados Unidos por Daniel Alarcón y Carolina Guerrero. Hay gente del equipo que está en Nueva York, en México DF, en Lima, en Bogotá y otras ciudades.
Para contar una historia convocan a escritores y gente de otras disciplinas, Y qué duda cabe, también reciben propuestas de temas, las cuales deben analizar con calma. “Recibimos muchas propuestas de distintos países, con una diversidad de temas e historias, pero si no tienen experiencia en radio y no tienen el equipo, no tenemos los recursos para hacerlo", añade.
El proyecto radial no es político, pero sí está relacionado con la cultura latinoamericana. “La propuesta tiene que ver con el idioma. Es importante contar historias en español porque somos un país latinoamericano”, explica.
Cada uno tiene que ir a almorzar, quedamos en encontrarnos en la noche, en la presentación de la novela. Minutos antes ha remarcado que lo que más le importa de Radio Ambulante es que las historias salgan de una manera narrativa y no de una manera didáctica.