Entre los estadios que servirán como escenario para la Copa del Mundo en Brasil que se inicia dentro de un mes está el segundo más costoso del mundo después de Wembley: se trata del Estadio Nacional Mané Garrincha. Ahora, una auditoría realizada por el gobierno de Brasil dice que los costos de construcción del escenario, estimados en 900 millones de dólares, se han triplicado en parte como consecuencia de lo que califican como facturación fraudulenta.

A esta polémica se suma un reciente informe de Associated Press que demuestra un dramático aumento en las contribuciones de campaña de parte de las empresas que participan en la mayoría de los proyectos de la Copa. Así, el constructor principal del estadio de Brasilia, un consorcio formado por las empresas Andrade Gutiérrez y Via Enghenaria, aumentó su donaciones políticas 500 veces en los últimos cuatro años. 

El mismo informe especifica que Andrade Gutiérrez realizó contribuciones a partidos políticos por un total de $73.180 dólares en las elecciones municipales del 2008. Cuatro años más tarde, y después de designadas las sedes del mundial, los partidos políticos que controlan los gobiernos de las ciudades que conceden y supervisan los proyectos de la Copa, recibieron $37.1 millones de dólares por concepto de donaciones de campaña. Andrade Gutiérrez se adjudicó los contratos de construcción y remodelación de los estadios de Brasilia, Río de Janeiro, Beira-Rio y Manaos en el 2010, precisamente entre esas dos elecciones municipales. 

ENTER ODEBRECHT

Pero hay otro gigante de la construcción muy conocido en Perú que está en el centro de la polémica develada por el informe de Associated Press. Se trata de Odebrecht, cuyas contribuciones políticas se multiplicaron 127 veces entre las elecciones municipales referidas. En el 2010 Odebrecht se adjudicó los contratos de construcción de cuatro estadios: el Maracaná en Río, la Arena Corinthians en Sao Paulo, la Arena Fonte Nova en Salvador y la Arena Pernambuco en Recife. Se ha comprobado que las contribuciones políticas de la constructora pasaron de tan solo $90.909 dólares en el 2008 a $11,6 millones en el 2012. 

El año pasado, una jueza del estado de Río de Janeiro encontró “la presencia de ilegalidades que contaminaron la licitación” que adjudicó el contrato de concesión por 35 años del estadio Maracaná al consorcio conformado por Odebrecht junto con las firmas IMX, controlada por el magnate brasileño Eike Batista, y el gigante del entretenimiento estadounidense AEG. En enero del 2014 se firmó un nuevo contrato con algunas modificaciones, pero manteniendo a las mismas empresas como concesionarios del histórico escenario por el mismo período de tiempo.  

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