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juan gonzalo rose

Tres poetas de la canción criolla

Miró, Rose y Calvo no solo dejaron sus palabras para ser leídas y escuchadas en el silencio, sino que compusieron canciones para ser cantadas a voz en cuello.

Publicado: 2014-05-11

La relación entre música y poesía en la literatura siempre ha sido cercana. No solo porque ambas expresiones se complementan y refuerzan, sino que cuentan con estructuras similares en el caso de la parte verbal: ambas se escriben en versos. En el Perú varios compositores se han acercado para musicalizar poemas, como lo hizo Susana Baca desde mediados de la década del ochenta o más recientemente Rafo Ráez hacia la obra de José Watanabe. Asimismo, hubo poetas como Nicomedes Santa Cruz que combinaron en sus composiciones ambos elementos de modo que se enriquecían. Cabe aclarar que muchas veces las formas de composición tanto en poesía como música llevan el mismo nombre: balada, canción, villancico, etc., porque de uno u otro modo coinciden en su raíz. En el caso de la música criolla peruana, son varios los poetas que escribieron poemas pensados como letras de música. 

Esta relación de música criolla y poesía se debe en parte porque varios poetas fueron cercanos a los lugares donde esa tradición se mantenía, en muchos casos los bares que solían frecuentar. Además, los poetas se suelen alimentar de los distintos elementos de la realidad en la que viven y los reflejan en sus creaciones. Se puede observar que esta forma de afrontar el mundo se inscribe en un correlato histórico cuya raíz se hallaría en el tardío romanticismo español —no en el inglés ni el alemán— de mitad del siglo XIX en adelante. Los poetas españoles de esa época se dedicaron a recuperar formas y elementos de la cultura popular. Ese rescate que llevan a cabo, por ejemplo, los poetas españoles Gustavo Adolfo Bécquer o José de Espronceda, tienen objetivos como la denuncia social, el amor pasional, entre otros.

Varios poetas peruanos han escrito memorables canciones (letras) de música criolla o varios poemas —previos arreglos— se musicalizaron. Seguro, una de las razones para que esto se diera fue que varios de ellos frecuentaban los bares, que eran los lugares donde se tocaba esa música. Sin embargo, poco o casi nada ha sido explorada esta relación, más allá de reconocer a los autores de las letras, a pesar de que ha sido fructífera al punto que varios países se disputan su “denominación de origen”. 

césar calvo

Tres nombres resaltan sobre manera por la calidad de sus composiciones: César Miró (1907-1999), Juan Gonzalo Rose (1928-1983) y César Calvo (1940-2000). Si bien son autores de distintas épocas, Miró reconocido como poeta vanguardista a inicios del siglo XX con el notable Cantos del arado y de las hélices, Rose como un poeta del pueblo que escribía poesía social en los años cincuenta y Calvo como uno de los poetas más importantes de la generación del 60 que buscó entablar distintas relaciones con la cultura cotidiana y la amazónica, coinciden en demostrar siempre una preocupación por la sociedad que plasmaron en sus obras. 

Además, encontraron en la canción criolla, dado su carácter popular y de intimidad, una forma de acercar su poesía a la gente. En este caso, los poetas entendieron que por medio de la música criolla, esa que tiene sus orígenes en los callejones, para la que no se necesitaba una gran voz, sus poemas serían transmitidos (interpretados) con gran pasión. Tal vez, haya sido una forma de alejarse del ambiente tan intelectual con el que se suele asociar la poesía. A su vez, por medio de este canto popular, se podían comunicar también sus preocupaciones sociales, así sea el amor.

De los tres, César Miró, con la musicalización de Alcides Carreño, tal vez, escribió la letra que más ha trascendido:

“Todos vuelven” 

Todos vuelven a la tierra en que nacieron,

al embrujo incomparable de su sol,

todos vuelven al rincón donde vivieron,

donde acaso floreció más de un amor.

Bajo el árbol solitario del silencio,

cuántas veces nos ponemos a soñar,

todos vuelven por la ruta del recuerdo,

pero el tiempo del amor no vuelve más.

El aire que trae en sus manos

la flor del pasado, su aroma de ayer,

nos dice muy quedo al oído

su canto aprendido del atardecer.

Nos dice su voz misteriosa,

de nardo y de rosa, de luna y de miel,

que es santo el amor de la tierra,

que es triste la ausencia que deja el ayer.

La versión más extendida, con algunos arreglos en la letra, es la del reconocido cantante de salsa Rubén Blades, que la incluyó en su disco Buscando América. En este video aparecen, además, juntos Blades, César Miró y Lorenzo “Lencho” Pedraza:

Según cuenta Darío Mejía en el blog de Billy Colina. César Miró “Estando en Los Angeles, Estados Unidos, recibió una oferta para filmar una película que describa y muestre el sentimiento de los latinoamericanos, viviendo en EE. UU., por retornar a la tierra amada. La película se llamaría Gitanos en Hollywood y Miró estaba a cargo de elaborar el guión, pero cuando ya había empezado a elaborarlo el empresario que iba a financiar la película se desanimó de llevarla a cabo. Para ese entonces, César Miró ya había escrito los versos de una canción para la película aquella y al regresar a Lima le dio ritmo de vals. En 1941, Jesús Vásquez estrenó dicha canción y desde que empezó a cantar los primeros versos de la misma, se supo que se había escrito una nueva página gloriosa para la canción criolla”.

El siguiente poeta destacado es Juan Gonzalo Rose. Conocedor del sentimiento de la calle, poeta fino y cliente frecuente de varios bares del Centro de Lima, Rose compuso uno de los más memorables valses criollos, "Tu voz":

Esta mi corazón 

llorando su pasión 

su pena

y la antigua condena

escrita por los dos

Afuera creo ver 

tu sombra renacer 

serena

bajo este mismo sol

que un día se llevó 

tu voz

Tu voz, tu voz, tu voz, tu voz existe

tu voz, tu dulce voz, tu voz persiste

anida en el jardín de lo soñado

inútil es decir que te olvidado, porque

Tu voz, tu voz, tu voz, tu voz existe

anida en el jardín de lo soñado

inútil es decir que te olvidado.

Como señala el poeta Marco Martos sobre la escritura de Rose “En el mejor sentido es un poeta romántico transparente, es un poeta para gente triste”. Qué mejor lugar podía encontrar que los valses para transmitir, también, esos sentimientos.

El tercer poeta es César Calvo, quien fue conocido por colaborar cercanamente con cantantes como Chabuca Granda. La gran cantante peruana no daba por terminada una letra si esta no era aceptada por Calvo. Pero la incursión del poeta en la música no fue azarosa. Ya en 1967 escribiría su poemario Cancionario que varios cantautores y músicos tomaron para interpretarlos. Unos años después grabaría acompañado por el también poeta Reynaldo Naranjo y por el guitarrista Carlos Hayre el disco Poemas y canciones. Asimismo, Calvo experimentó con distintos ritmos, como las baladas, la trova, la marinera, huaynos, entre otros, tal cual lo reflejaba en su poesía:

El vate fue muy cercano a la cultura popular. Llegó a ser director del Conjunto Folklórico Perú Negro.

Caso aparte es el vals Ódiame. De este el ecuatoriano Julio Jaramillo afirmaba ser el autor. Sin embargo, y sin el más mínimo ánimo chauvinista, el poema de donde surge esta canción fue escrito por el poeta tacneño Federico Barreto y fue el músico piurano Rafael Otero quien lo musicalizó. El poema original se titula Ultimo Ruego

Ódiame por piedad, yo te lo pido…

¡Ódiame sin medida ni clemencia!

Más vale el odio que la indiferencia.

El rencor hiere menos que el olvido.

Yo quedaré, si me odias, convencido,

de que otra vez fue mía tu existencia.

Más vale el odio a la indiferencia.

¡Nadie aborrece sin haber querido!

Una de las versiones más conocidas es la de los embajadores criollos: 

Y su popularidad se ha extendido en tiempos recientes hacia nuevos públicos, gracias al cantante español Enrique Bunbury, quien incluyó una versión de este tema en su disco Licenciado Cantinas:

La relación entre poesía y música criolla se produce porque mediante ambos los poetas retrataron la realidad de una época. Entre poetas más jóvenes esto quizá no sería posible, porque la sensibilidad de los creadores ya no va acorde de la música criolla y porque, si bien se aprecia esta música, se le considera “antigua”. Es seguro que alguna nueva forma de expresión surja de la combinación entre la poesía y la música que hable de la ciudad. Por el momento, sigamos escuchando a quienes con suma sencillez transmitieron profundos sentimientos.Léase también en La Mula: - Lima Bruja, encantos de la música criollaEduardo "Papeo" Abán: "Lo que hacemos los criollos es un canto callejero".

Escrito por

José Agustín Haya de la Torre

Curioso y fragmentario.


Publicado en

Redacción mulera

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