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Las adolescentes en tiempos de los "tonos peras"

Un nuevo estudio confirma que las adolescentes de hoy se educan con los mensajes de los medios de comunicación y aprovechan las redes sociales para liberar su sexualidad, pero de otro lado conservan los patrones morales y sociales que les impone una sociedad machista. 

Publicado: 2014-05-07


El libro de la antropóloga Doris León Gabriel,  “Feminidades en conflicto y conflictos entre mujeres” ha venido a confirmar lo que hasta ayer era mera suposición: en la formación y la educación de las adolescentes peruanas persiste el modelo de la mujer complaciente y dispuesta a satisfacer las expectativas y los deseos masculinos.

En tiempos de los tonos “peras”—fiestas que se celebran en horarios escolares, en las que se mezclan alcohol, marihuana y sexo— los viejos patrones parecen pervivir. Los medios de comunicación masivos que han reemplazado a los colegios y familias como primera fuente de educación han acentúan la tendencia.

Si bien éstos “enfatizan el individualismo, la competencia, la liberación sexual, y la valoración de los bienes materiales, el dinero, la diversión y el tiempo de ocio”, también refuerzan una valorización de la mujer a partir del físico y la atracción que despiertan en los hombres (piense usted en programas como "Esto es guerra" y "Combate" , a nivel local, y en personajes como Miley Cyrus a nivel internacional).

El estudio de la antropóloga León, desarrollado en dos colegios públicos para mujeres de Lima (uno laico y otro parroquial), revela que la educación que reciben las adolescentes es "vertical" y "acrítica", y que predomina en ella rasgos de sumisión. Es decir, se trata de obedecer sin cuestionar. Entonces, si se las educa para esto, ¿cómo podrían asumir una visión crítica sobre los programas televisivos? 

Es más, los colegios perpetúan, en tiempos que se discute la unión civil homosexual, estereotipos religiosos. Por ejemplo, si asoma el lesbianismo entre las alumnas, se las envía al psicólogo, y si hay que hablar de sexo se les aconseja esperar hasta el matrimonio en lugar de explicarles los métodos anticonceptivos o las infecciones de transmisión sexual.

La antropóloga Doris León.

El aborto es absolutamente condenado, incluso en casos de violación (esto en el colegio religioso), bajo la idea de que, “al final predominará el amor de madre”. “Lo religioso está interiorizado, no se genera discusión”, dice León por si esto fuera poco, en la construcción de la feminidad y el comportamiento ideal para una mujer predominan conceptos de “sobriedad, mesura, delicadeza y restringir u ocultar el cuerpo”. “Es un modelo femenino muy ligado a la sumisión, tienen que comportarse como 'niñas de su casa y hacerse respetar”, explica León.

Este menjunje moral-educativo, que suena a prédica del siglo antepasado, es mayoritariamente ignorado por las adolescentes (sobre todo en cuanto al comportamiento sexual); ellas, sin embargo, conservan de forma marginal algunas de estas normas morales impuestas.

“La ruptura generacional no impide que ciertas pautas sociales de conducta y formas de pensamiento muy arraigados se mantengan en el mundo juvenil (por ejemplo en las ideas morales y de género)”, dice el estudio.

Ante esta realidad las adolescentes “se vuelvan ajenas a aquellos esquemas jerárquicos y conservadores de sus padres y maestros” y crean “una «contracultura adolescente» dotada de sus propios símbolos, lenguajes e instituciones (ídolos juveniles, estilos gráficos, jergas, «tonos pera», etc”, a partir de la identidad y lógicas juveniles que le transmiten los medios masivos de comunicación”.

Las adolescentes sin espíritu crítico no cuestionan el orden moral ni las normas paternas. Las respetan en el contexto del colegio o las familias, pero apenas se encuentran lejos de la supervisión adulta, autorrealizan sus deseos de libertad en las redes sociales, por ejemplo colgando fotos en poses sugerentes en el Facebook en busca de likes— es decir, la aprobación masculina— o en los mencionados "tonos peras" o sucedáneos.  

"Y en el trasfondo de todo esto, no podemos dejar de mencionar las tensiones que se originan entre las jóvenes y la escuela por las deficiencias estructurales de un modelo educativo vertical y jerárquico cuyas normas, contenidos y métodos de enseñanza se presentan ya inadecuados ante la nueva realidad", concluye el informe.


Escrito por

Enrique Larrea

Editor y periodista. Escribo informes, reportajes y crónicas que han aparecido en diferentes diarios. Formo parte del equipo de La Mula.


Publicado en

Redacción mulera

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