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The Cure: la etapa oscura

Crisis existenciales, locura, muerte y desolación atraviesan los discos Faith, Seventeen Seconds y Pornography. 

Publicado: 2014-04-27

Lo primero que escuché de The Cure fue el Pornography y, ciertamente, ese disco y ese sonido es el que para mí identifica más al grupo británico. Se trata de la madurez creativa de un periodo que llamaremos “oscuro” (siguiendo en esto lo que Theodor Adorno escribiera sobre el arte negro en su Teoría estética).    

El periodo de The cure que comprende el Faith, Seventeen Seconds y Pornography es por muchos considerado una etapa gótica, de hecho esos discos son clásicos para quienes gustan de este género musical y puede que sea habitual interrogarse por cuál de ellos es más triste o melancólico.

Asistimos a una visión de mundo gótica que más allá de la composición formal. En este sentido han de entenderse las constantes veces en que Robert Smith ha reparado, o criticado, que le den al grupo la nomenclatura de gótico. Por ejemplo, en una entrevista con The Guardian señaló que la banda tiene varios de estilos y que la etapa del Faith, marcada por la desolación, debía acabarse.

Al respecto, recuerdo que Cathi solía burlarse de mi fascinación por The Cure aduciendo que Robert Smith se había vuelto una cantante pop más. De hecho, siempre resulta contradictorio escuchar una canción como “One hundread years” y luego pasar a la coreografía del osito de peluche en “Why can't I be you?”. Si para un escritor cada libro es un tiempo superado lo mismo sucede con la publicación de un disco para un cantante; así nos interesa detenernos en la llamada “trilogía negra” de The Cure.

Luego del Three imaginary boys viene el Seventeen Seconds. La banda se volvía más experimental, etérea por momentos (escúchese "The Final Sound"), y las letras exhibían una melancolía o laxitud. Seventeen Seconds es el inicio de una crisis existencial que puede comprenderse mejor considerando el cambio de look de Robert Smith (aparecía ahora con el rostro maquillado), advirtiéndose además una indecisión sobre su labor creativa, por lo cual ya no se dedica por completo a The Cure y comienza a colaborar con Siouxsie and the Banshees como guitarrista. ¿Cuánto influyeron los Siouxsies en el sonido de The Cure entre 1980 y 1982?

Cuando se compone el tercer disco, Faith, Robert Smith atraviesa una crisis de fe (como se aprecia en "Holy Hour"). Se inicia aquí el gusto que, hasta la fecha, tiene él por la música de funerales y son recurrentes las referencias mortuorias. Se podría decir que en el Faith cada canción es un epitafio (escuchénse así "The Funeral Party" y, sobre todo, "The Drowning Man"). El último track, el "Faith" (cada vez más largo en cada interpretación en vivo), resume un periodo de desintegración, de extravío, el hombre despojado de toda certeza, tentado por los abismos.

La respuesta a este periodo estará lejos de la laxitud del Seventeen Seconds o la simple congoja del Faith: el cuarto disco será un estallido, mezcla de rabia y agonía, un compendio del escepticismo, esta es la esencia del Pornography, disco de ruido y furia. La primera canción es un declaración del tedio supremo ante una vida que siempre ha estado ausente, vida autómata y sin sentido, de aquí que se diga: "We die one after the other". 

Luego tenemos la concepción de un mundo extraño y amenazante como el de "The Hanging Garden", a lo cual seguirá una continuidad de canciones viscerales que nos arrojan a problemas de identidad, amor tortuoso y lo espiritual: "Siamese Twins", "The Figurehead" y " Cold". Reflexionando sobre el título del disco diremos que se trata de una pornografía interna, esto es, la exhibición de la fragilidad, de los adentros perturbados en todo su apogeo. 

Por esto este disco significa el clímax de la oscuridad en The Cure: no solo a nivel técnico se ha consolidado un sonido siniestro sino que al escucharlo nos sumergimos en una temporada en miasmas, heridas, dudas... En la siguiente etapa serán ocasionales las apariciones de crisis agudas, siendo en el Kiss me, Kiss me, Kiss me donde mejor combinaron los estilos (comparemos sino The Kiss con Just Like heaven, por ejemplo). Hay, sin embargo, una permanencia de esa oscuridad aún en Robert Smith, quien no duda en afimar que la vida le es futilidad, algo sin sentido, quizá en recuerdo de las lecciones de su personaje literario favorito, el extranjero Meursault. 

In your House

Play for Today

Seventeen Seconds

The Funeral Party

The Drowning Man

Faith 

One Hundread Years

Siamese Twins

Cold

The Hanging Garden

Bonus track:

The Kiss


Escrito por

Christian Elguera

Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today


Publicado en

Redacción mulera

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