La historia de Marcial Maciel Degollado, el sacerdote mexicano que fundó la agrupación conocida como Los Legionarios de Cristo, es quizá la mancha más seria en el pontificado de Juan Pablo II, uno de los dos nuevos santos de la iglesia católica. 

Maciel y sus legionarios fueron por muchos años favoritos de Juan Pablo, que veía en ellos no sólo a firmes aliados en sus luchas ideológicas -como el Opus Dei y grupos similares, los Legionarios promueven las causas más conservadoras dentro del catolicismo-, sino también una fuente de financiamiento.

Con los años, sin embargo, las verdades reveladas sobre Maciel han horrorizado al mundo. Maciel es hoy considerado (sin mucho lugar a dudas) responsable por el abuso sexual de numerosos niños; entre ellos, se sabe también, algunos que eran hijos suyos. Maciel llevaba una doble o triple vida, habiéndose casado en varias provincias mexicanas cuando ya ejercía importantes funciones eclesiásticas. 

Más aún, los abusos al interior de su organización fueron innumerables, al punto que los Legionarios de Cristo son uno de los ejemplos más clamorosos del escándalo de pederastia dentro de la iglesia católica y la protección que la jerarquía brindó por años a los culpables. 

Finalmente defenestrado por Benedicto XVI, tras la muerte de Juan Pablo II, Maciel es hoy una figura de escarnio en el mundo entero. Pero no debe olvidarse que gozó de la protección de un papa, aún cuando sus crímenes eran ya conocidos. Es decir, a sabiendas. La iglesia parece haberle perdonado ese pecado a Juan Pablo II, pero es obligatorio recordarlo.

Y eso es lo que hace este excelente especial de la televisión chilena, que aquí rescatamos.