- ¿Cuál es la lectura que se tiene del libro digital? Existen muchas suspicacias al respecto y sin embargo en México ha sido todo un suceso. En Perú, salvo el Fondo Editorial de la UPC, ninguna editorial o fondo, incluido el de la PUCP, que debe ser el más importante del país, se ha animado a incursionar en el tema...
- No en los formatos comunes. La PUCP no publica en IPad pero sí ha digitalizado todos sus libros y están ahora en Google Books con visión parcial. La primera institución en dar ese paso fue el Fondo Editorial de San Marcos; hace como seis o siete años pusieron sus libros en PDF de forma gratuita. Hay toda una etapa de la publicación de San Marcos que es accesible vía web. Y es que ellos vieron esto como una forma de promoción porque consideraban que la mayor parte de investigadores y compradores de libros académicos no dejaban de comprarlos porque los vieran en línea, sino que los leían, o los leían parcialmente a través de este medio, y luego los encargaban, ya fuera para ellos o para sus universidades. Es decir que en vez de disminuir las ventas del Fondo Editorial de San Marcos estas aumentaron considerablemente.
- Eso es muy interesante, porque el miedo esencial que se tiene es el de la piratería…
- A pesar de que la piratería es un problema fundamentalmente cultural, en el sentido de que cuando piensas en piratería estás pensando en industrias culturales: lo que se piratea son películas, libros y música. Es decir, tres industrias culturales tradicionales, sin contar las menos tradicionales que son los videojuegos, software, etc. Existen dos posiciones al respecto: una que considera este fenómeno solamente en su dimensión de violación de derechos y por ende lo cataloga como crimen, lo que no es falso; y otra que lo piensa como un fenómeno social. Es decir, desde la Academia no solamente se ve su dimensión de crimen sino que se estudia como una nueva forma de circulación de los bienes y productos culturales que genera nuevas lógicas. Y la verdad es que las industrias culturales han tenido que adaptarse a un contexto en el que los bienes culturales circulan de una manera muy diferente. Por ejemplo, se dice que el año pasado ha sido el primero en más de una década en que la industria musical ha repuntado en cuanto a sus ventas gracias a las descargas digitales…
- De singles, canciones sueltas. No se descargan discos. Es más, ya los artistas empiezan a dejar de producir discos para sacar singles. ¿Crees que si la manera como se consume la música ha cambiado suceda lo mismo con la literatura? Por ejemplo, en vez de leer el Quijote completo quizá nos contentemos algún día con leer independientemente el episodio de la Cueva de Montesinos…
De todas maneras. Ahora, si por un lado existen nostálgicos como yo que extrañan el disco y creen que no pueden escuchar el Dark Side the Moon solo escuchando “Money”, un single, por dar un ejemplo, también es innegable que la forma de leer ha cambiado y se ha vuelto algo más fragmentaria. Esto sucede por ejemplo con la lectura que se realiza a través de Internet a través de resúmenes, interpretaciones de las lecturas, es decir, literatura de segundo grado por decirlo de alguna manera. Que eso esté bien o mal, si eso tiene efectos positivos o negativos, es otro tema. Evidentemente al igual que, por ejemplo, la televisión te presenta formatos en los cuales es muy difícil profundizar, este tipo de lecturas resultan superficiales, o por lo menos un tipo tienen otra naturaleza…
- Sin embargo hay géneros que se resisten a este tipo de fragmentación que empiezan a sufrir también; uno de ellos es el cine, por ejemplo, que es imposible pensarlo o consumirlo solo a través de un trailer. Ahora te estás encargando de lo que antes fue el Consejo Nacional del Cine (Conacine) y este año han recibido una cifra récord para invertir en producciones locales…
- No quiero ser injusto con las gestiones anteriores ya que el aumento del presupuesto al cine empezó hace cuatro o cinco años; es decir que ha habido distintas gestiones que han trabajado por conseguir una asignación presupuestal cada vez mayor y este año ha sido el récord: siete millones y medio. Nunca se había conseguido tanto, pero, además, si es que, como queremos, las instancias del Ministerio de Cultura descentralizadas también empiezan a apostar por el cine, empiezan a poner en marcha tanto concursos como otros mecanismos de fomento del cine desde las diferentes regiones, podríamos, este año y los próximos, conseguir incluso más dinero para el cine.
- ¿Cómo están haciendo para repartir este estipendio de la mejor manera posible?
- Hemos preparado un plan de catorce concursos que van desde la formación profesional y técnica hasta la promoción y el marketing de las películas, pasando por las diferentes etapas de la producción: el desarrollo, la producción propiamente dicha y la posproducción; y también en diferentes categorías de películas: largometrajes, cortometrajes, ficciones dramáticas, documentales, cine experimental… Realmente lo que cubrimos ahora con los catorce concursos es un rango bastante amplio de lo que es la actividad cinematográfica nacional.
- Pero me imagino que existen requisitos básicos para poder participar de estos beneficios y uno elemental es el asunto de la formalización de estos proyectos independientes. En el sector del libro la Ley no es un incentivo en sí mismo, pero en el sector del cine es distinto…
- En el caso del libro es un poco distinto por un tema de costos y posibilidades que te da el formato del libro en sí para llegar, con las dificultades del medio, a acceder a un nicho. En el caso del cine, para empezar, es muy caro… Entonces, a menos que tengas parientes muy adinerados que puedan prestarte o financiar tus proyectos, en casi todos los países del mundo existen políticas nacionales de apoyo a la industria cinematográfica, y esto es así porque se le considera una industria cultural estratégica que tiene un enorme impacto ideológico…
- Basta con pensar en todos los dictadores del siglo XX.
- Desde luego, porque es un arte de masas. Es el primer medio de comunicación masiva y por ende tiene ese impacto y dimensión ideológica en nuestra formación de valores, costumbres y hábitos de consumo, y en general en nuestra cultura en el sentido más amplio. Desde cómo nos vestimos hasta cómo seducimos a una persona, todo eso está influenciado por el cine.
- Pero el cine regional se mueve probablemente con otra lógica.
- No digo, por eso, que no se pueda producir de forma independiente. El cine regional ha demostrado que no se necesita un millón o medio millón de soles para hacer una película. Ellos han hecho películas de 20 mil o 30 mil soles con mecanismos de financiación muy originales e innovadores y han creado nuevos modelos tanto de producción como de circulación de las películas. El Estado, al ver eso, lo que intentó fue apostar y tratar de potenciar…
- Y absorberlo…
- No, sino más bien otorgarles medios para que no tengan que producir solo bajo esas dificultades. Además la misma realidad en la que nació el cine regional puede cambiar, y en algunos casos ya ha cambiado. A partir del momento en que se construye en Juliaca o Puno un centro comercial y llevas un multiplex, de alguna manera desplazas al cine de pueblo donde antes se mostraban las películas de cine regional, generas una competencia que podría atentar contra esos modelos de producción cinematográfica… Nosotros lo que hemos hecho es trabajar con las Direcciones Desconcentradas de Cultura (que son las antiguas oficinas del INC) de cada región para tratar de descentralizar el apoyo. Lo otro es que la ley de Cine crea los concursos solamente para empresas cinematográficas…
- ¿Tienen que tener algún tiempo mínimo de haberse constituido?
- No. Uno se puede constituir como empresa solo para participar, por ejemplo. Además, el presupuesto que se da para las regiones es considerable. Por ejemplo el premio para ficción regional es de 400 mil soles, así que me parece que en esa medida es atractivo formalizarse para acceder a estos fondos.
- Se trata de un subsidio, esencialmente, es decir que no es reembolsable…
Cierto. Es un apoyo, el Estado no participa como co-productor. El Estado no tiene los derechos ni parte de los derechos de las obras. Lo que sí hemos empezado a incluir de forma más explícita es que el Estado está autorizado a difundir con fines culturales las obras, previa notificación a sus autores, evidentemente en tanto no afecte la comercialización del producto.
- La industria del cine parece vivir una época dorada, al menos en términos cuantitativos: este año se ha previsto el estreno de cerca de 30 películas… ya en años anteriores ha habido problemas entre los productores y algunos exhibidores y distribuidores cuando el promedio era de solo 10 películas; es como sacar un libro y no poder venderlo a través de librerías. ¿Se está pensando en esa problemática desde el Estado?
- Se ha mantenido siempre relaciones cordiales entre los representantes del Estado y los distribuidores y exhibidores, pero hay algo que es claro: el mercado está gobernado por la producción norteamericana, la más comercial de Hollywood. Sin embargo, los distribuidores se han dado cuenta de que algunas de las películas peruanas han tenido más taquilla que algunas de las películas cuyos derechos ellos negocian con los estudios. Comparativamente el cine peruano ha empezado a ser competitivo, tal vez no con un blockbuster, pero sí con las demás películas que trae el llamado blockbooking [para comprar un blockbuster los estudios te piden comprar cuatro películas que no lo son]. Ese ejercicio limita la posibilidad de que muchas películas peruanas se muestren en salas pero de cualquier modo creo que existe una mayor apertura ahora.
- ¿Crees que los productores locales se han dado cuenta de que no pueden hacer una película de espaldas al mercado y que de alguna manera el cine de autor en esos términos queda relegado?
- La consideración comercial es mucho más abierta hoy en día, pero no solamente en el cine sino en todo ámbito cultural, y eso se debe a cómo vivimos desde hace catorce o quince años nuestra relación con el mercado en el Perú. Hemos “descubierto el libre mercado” de una manera que nunca habíamos experimentado en el pasado, con una capacidad para endeudarnos y vivir para pagar la tarjeta de crédito cuasi obsesiva-compulsiva… Esa fascinación por consumir es la marca de nuestro tiempo, y claro, para conectarse con el público la producción cultural tiene o cree que tiene que considerar ese espíritu. Pero también hay más dinero para la producción y más apoyo estatal, y eso implica que hay una mayor diversidad. Es decir, si tenías antes solo dinero para financiar una película al año [desde el Estado], lo más probable era que el jurado optara por una película de autor que expresara algún tipo de posición casi ideológica y artística de lo que “debería” ser el cine nacional. Con esa postura, ciertamente, se hicieron películas muy interesantes… muchas de las de Lombardi son un ejemplo de esto… Pero si tienes dinero para apoyar diez películas nacionales allí puedes empezar a ver que se puede apostar incluso por películas de género que en muchos casos llegan a tener mucho éxito comercial.
- Se viene la Feria del Libro de Bogotá, que tiene como slogan: "Perú está en boca de todos". Esta feria tiene como premisa conocer las diversas manifestaciones de cultura viva que tenemos, incluyendo obviamente nuestra producción literaria, pero también la gastronómica, teatral, musical e incluso cinematográfica; ¿cómo estará representado el cine nacional el Colombia?
- Estamos llevando una muestra muy diversa que da cuenta de nuestra última producción antes que de nuestros llamados clásicos, porque de laguna manera Colombia conoce ese cine y es menos probable que conozca nuestra actualidad. La idea es que se enteren de cómo está el cine peruano hoy, que tiene documentales como Sigo siendo, Operación victoria, ficciones como Viaje a Tombuctú, El vientre, Asu mare, entre otras. Es decir, una variedad que es lo que representa el cine nacional hoy por hoy.
- Una apuesta por cambiar la visión museográfica que se tiene de la cultura.
- Exactamente. La cultura peruana es algo que está en construcción constante y por ende puede llevarnos hacia una dirección u otra. A diferencia de los optimistas de la cultura, yo no creo que “la cultura” es necesariamente buena, sino que es un ámbito en el cual nos movemos y a través del cual también generamos una serie de valores, y por lo tanto incidir en la cultura es incidir en la generación esa serie de valores comunes.
Publicado: 2014-04-27
A propósito del Día del Libro y del inicio inminente de la Fería del Libro de Bogotá, LaMula.pe entrevistó a Pierre Emile Vandoorne, Director de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, hombre de cine (estudió cine y producción en Canadá) y de literatura (además de tener una maestría en literatura por la PUCP fue durante dos períodos presidente de la Alianza Peruana de Editores). Vandoorne nos recibió en sus oficinas para hablar de la actualidad y de las considerables diferencias que existen entre estas dos importantes, medulares, industrias culturales.
Escrito por
Víctor Ruiz Velazco
Autor total
Publicado en
Redacción mulera
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