Shakespeare y la estética gótica
El dramaturgo inglés abordó temas como la hechicería y lo sobrenatural, creando personajes monstruosos.
John Drakakis y Dale Townshend reconocían en la introducción de Gothic Shakespeares que el dramaturgo inglés era un antecedente de la novela gótica decimonónica. Para los autores él sentaba las bases a partir de su preocupación por el mundo del terror (fantasmas, brujas), su predisposición al irracionalismo y la configuración de villanos en donde germina la maldad del goticismo.
Este reconocimiento tiene para nosotros dos momentos fundamentales: el primero en las referencias de Richard Hurd, quien en su libro Letters on Chivalry and Romance (1762) consideraba que la presencia sobrenatural del pasado grecorromano era inferior al impacto y terror de lo sobrenatural en Shakesperare, decía así: “No se puede comparar a la Canidia de Horacio con las brujas de Macbeth”; mientras, el segundo es la mención que Horace Walpole hiciera de Shakespare en el prefacio de su Castillo de Otranto (1764), la novela gótica por antonomasia, y en donde especifíca que ha imitado al dramaturgo en su modo de copiar la naturaleza del hombre.
Shakespeare será constantemente aludido en El italiano de Ann Randcliffe y partes de su obra Medida por Medida se incluirán como epígrafes de El monje de Mathew Lewis (estrictamente las relacionadas con la lujuria). Luego ya, en el romanticismo, Charles Nodier en Smarra o Los demonios de la noche insertará pasajes de La tempestad como epígrafes de cada una de las secciones de su libro. Las citas seleccionadas por el novelista francés no son fortuitas, se trata de una operación intertextual donde los pasajes de Shakespeare se vinculan con la atmósfera enrarecida, bullente de terror, en la cual se no irá adentrando. Así, advertimos que, cuando se narra la aparición de las pesadillas, Nodier ha escogido la siguiente parte de La tempestad:
"Ten seguridad de que esta noche experimentarás calambres y dolores de costado que te cortarán la respiración. Los demonios, mientras perdure el momento de noche profunda en el que les está permitido actuar, ejercitarán sobre ti su cruel malicia. Serás cribado de picaduras tan numerosas como las celdillas de un panal, y cada una de ella será tan candente como el aguijón de la abeja que lo construye".
Ahora, ¿de qué manera las características de la literatura gótica se vinculan a la obra shakesperiana? Un primer punto es la presencia fantasmal, principalmente en Hamlet. En esta obra el fantasma del padre altera las dicotomías de la realidad y lo sobrenatural, ya que la aparición de esta presencia demuestra la existencia de otro mundo.
El fantasma del padre desencadena la fatalidad y muestra la corrupción del mundo. A partir de este momento esta presencia se mantendrá tácita a lo largo de la obra, pero atormentará y perseguirá constantemente a Hamlet a fin de que se cumpla la vindicta. En esta medida, el fantasma es la llegada de lo siniestro: él trae a luz algo que debió haber permanecido oculto, algo terrible como la muerte.
Semejante función de lo sobrenatural ocurre en Macbeth. El inicio de la obra focaliza el coloquio de tres brujas, las cuáles sembraran en Macbeth la ambición y posteriormente el delito. Resaltamos el conocimiento de Shakespeare de los términos vinculados a la hechicería y las brujas, de aquí que las menciones al sapo y al gato gris, sean en realidad, referencias al demonio.
En el acto III, escena IV, el fantasma aparece como una presencia martirzadora: reclama, acusa y atormenta a su verdugo. El espectro de Banquo quiebra un momento de sosiego como es el del banquete. Banquo aparece tal cual ha sido asesinado, esto se infiere cuando Macbeth le increpa: “¡No agites contra mí tu ensangrentada cabellera!”, precisando luego que se trata de una visión “que aterrado dejaría al diablo”.
Otro punto que consideramos preeminente al momento de considerar a Shakespeare un antecedente de lo gótico, es su configuración del villano gótico, pero también de la femme fatale (de principal auge en el decadentismo francés). El mal encarnado hace que los personajes de Shakespeare aparezcan como seres abyectos y monstruosos que anteceden al Ambrosio de Lewiss o al Udolfo de Radcliffe. Esta monstruosidad la encontramos en Ricardo III y, sobre todo, en Tito Andrónico, donde los hijos de Tamora, Demetrio y Chiron, expresan su maldad violando, y cortando manos y lenguas de Lavinia.
Escrito por
Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today
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