En Estados Unidos, una iniciativa impulsada por una pareja de esposos busca la promulgación de una ley en torno al uso de Photoshop en los medios, de modo que así se regule el retoque digital de los modelos, actores y actrices en las revistas y en los anuncios.  

Es probable que más de uno apenas se entere de esta noticia se muestre de acuerdo con ella. La controversia generada por los excesos en el uso de dicho programa de diseño es enorme. Y es que a este tipo de intervenciones, que terminan por crear una imagen distorsionada del cuerpo humano en pos de un prácticamente inalcanzable ideal de belleza, se le ha endilgado la culpa de dañar la autoestima de, sobre todo, miles de mujeres alrededor del mundo.

Y esto porque son ellas el principal público objetivo de las campañas publicitarias que productos que se valen de la exaltación de lo físico —en rubros como el maquillaje y la moda especialmente— exhiben en todo momento.

Una de las reacciones más reconocidas y con genuina repercusión a nivel mundial ha sido la que la marca Dove ha venido desarrollando desde hace ya un tiempo: “Proyecto Dove para la Autoestima”. Ejemplos de ello aquí y aquí.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el Photoshop —como cualquier herramienta creada por el humano— puede ser utilizada tanto para fines positivos como para negativos (A continuación, un video que demuestra cómo se moldea un cuerpo, no con un bisturí, sino con el cursor de una computadora).

Pero el Photoshop, además de la capacidad de retocar las figuras de otros, ayuda a solucionar de forma simple y a bajo costo diversos problemas de orden técnico (aumentar la nitidez, reducir el ruido, graduar la exposición , entre otras). Por lo que, antes que perseguir la censura de su uso —si es que esto llegara ser lo exigido por aquella ley—, lo ideal sería pedir una limitación.

Además que no se puede ignorar que el Photoshop, desde su creación a fines de los ochenta, es uno de los softwares que ha hecho posible que la tecnología y el arte se terminen encontrando. De allí que ya existan artistas del 'retoque', como el sueco Erik Johansson o la coreana Jee Young Lee. O inclusive que, como el portugués-alemán Daniel Soares, hagan una acción artística a partir de la crítica al Photoshop.

Una solución a corto plazo sería advertir al consumidor que en la publicidad se ha hecho algunos 'retoques'. Mas, no debería ser la única. Allí entrará a tallar, sin duda alguna, la educación de cada individuo, una en la que se remarque su autoestima, así como la capacidad de discernir con criterio, de modo que no quede sometido bajo los requerimientos de un violento y monolítico canon de belleza.