El reinado del Barça parece haber terminado. Real Madrid se proclamó campeón de la Copa del Rey tras derrotar 2-1 al equipo azulgrana y sumó su décimo novena presea de esta categoría. Con bastante presión en la marca y un juego rápido, los merengues se impusieron a un desconocido Barcelona.

A los 10 minutos de la etapa inicial, Ángel Di María aprovechó un pase desde el sector izquierdo del campo para romper la línea defensiva y de tiro cruzado vencer a Pinto. Quizás algo más pudo hacer el portero barcelonista, quien llegó a manotear el balón pero no logró impedir que éste se colara en las redes.

El desarrollo de los siguientes minutos se caracterizó por la neutralización del juego de Lionel Messi, cerebro del Barça. Si bien el equipo rayado cobró cierto renombre por su planteamiento cooperativo en las últimas temporadas, todo nace de los pies del argentino. Hoy no fue así.

Barcelona tuvo sus ocasiones para conseguir el empate pero éste no llegó sino hasta los 68 minutos de la etapa complementaria, cuando Xavi, de tiro de esquina, conjuró un pase efectivo para la cabeza de Marc Bartra. Era el 1-1 y la liberación de un grito reprimido desde la eliminación en Champions a manos del Atlético de Madrid.

No obstante, el destino tenía preparado algo impensable para los aficionados. Gareth Bale, a los 85 minutos, fusiló a Pinto, tras recorrer varias metros de la franja derecha del campo. Nadie lo detuvo, salvo su ambición por devolver la hegemonía del fútbol español al Real Madrid, la cual se vio ilustrada en ese potente disparo que terminó por exterminar las ilusiones de un cabisbajo Barcelona.

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