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Ferrari junto a Carlos Bruce y Verónika mendoza el último sábado

Vero Ferrari deja el MHOL

A través de una carta dio a conocer su decisión de renunciar a la presidencia y alejarse de la organización. Sin embargo, ratificó su compromiso de continuar con la lucha por la comunidad LGTB.

Publicado: 2014-04-14

La hasta hoy presidenta del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) renunció a dicho cargo calificando a dicha organización de "vertical" en la que se ha "tenido que disputar libertad todos los días".

Sin embargo, aclaró que sigue firme en su compromiso de construcción y fortalecimiento del Movimiento LGTB en el país. Aquí el texto completo compartido a través de su cuenta en Facebook.

CARTA DE RENUNCIA A LA PRESIDENCIA DEL MHOL

Cuando ingresé al MHOL pensé lo que la mayoría de personas lesbianas, gais, trans, bisexuales y heterosexuales del Perú piensan: que el MHOL es el Movimiento LGTB. El nombre le calzaba perfecto, y entré y milité ahí por más de siete años, siempre soñando con construir una sociedad mejor, una en donde no tuviéramos que morir para conseguir lo que queremos: vivir con dignidad, con libertad, igualdad y justicia. Fueron años de lucha enorme, de levantar con varios compañeras y compañeros un movimiento que parecía agazapado entre las sombras de contextos políticos difíciles, nos enfrentamos a una dictadura que dinamitó el movimiento social y metió miedo por todos lados, muchos se fueron, muchos murieron y otros nacían, y en ese transcurso el neoliberalismo y su letal individualismo también invadían la vida de todos los peruanos y peruanas.

Asumí mi militancia en MHOL como una tarea pendiente, salí del clóset a los 28 años mientras el mundo ya hace algunos años se globalizaba, ya había terminado mi carrera, tenía una hija, y una vida por reconstruir, ya nada me podía lastimar. Y me metí con todo pensando que desde el MHOL se podía construir algo grande y potente. Pero las dinámicas diarias no eran el sueño colectivo que una inocentemente imagina.

Un movimiento no es una ONG, un movimiento no puede tener una estructura vertical, jerárquica y autoritaria a la que se nos obliga a adscribirnos sin posibilidad de plantear nuevas formas de ejercer el poder, de colectivizarlo, de que lo tomen otros y no solo nosotros. A esa estructura vertical nunca la quise tomar realmente en serio, porque yo no funciono así, porque no es mi estilo, y porque pensé que era posible activar desde dentro sin hacerle mucho caso, y activé con mis compañerxs con las precariedades y dificultades de siempre. Libertá Rojas y yo nunca recibimos un sueldo de nada, nuestro activismo siempre fue por amor a la causa, por decisión personal, por desprendimiento y porque podíamos, porque hay gente que quiere y no puede. Por todos ellos también era nuestro activismo.

Pero enfrentarse diariamente a estas estructuras oenegeras en donde el machismo y el patriarcado no solo se adscriben en los cuerpos de hombres sino también en el de las mujeres, bregar porque sea posible abrirle las puertas del MHOL a las y los jóvenes y no maltratarlos, no invisibilizarlos, no convertirlos en corderos, sino en líderes, remar para que la Asamblea que está compuesta por apenas dieciséis lesbianas y gais, la mayoría ya mayores, la mayoría gais, esté compuesta por más lesbianas y más jóvenes fue una tarea titánica e imposible. En mis siete años de activismo, ninguna lesbiana menor de 25 años pudo integrar la Asamblea del MHOL, lo que resulta indignante habiendo tantas compañeras con un activismo comprobado y potente que hubieran podido dar nuevos aires y reforzar a la organización.

Una ONG no es un movimiento así se llame Movimiento, no se construye movimiento cerrando las posibilidades de vocerías y liderazgos a los jóvenes, a los que nos van a remplazar, a los que seguirán el camino que se empezó a construir hace más de 30 años, no se construye movimiento siendo autoreferenciales, eso solo nos lleva al sinsentido y a la egolatría, a una vanidad construida sobre la destrucción de otros, no se construye movimiento bajo la nefasta práctica de capitalizar políticamente como fin y no como medio. Y, si este sigue siendo un problema crítico no solo del MHOL sino también de varias organizaciones que luchan por una sociedad más justa, es porque tal vez nos hemos acostumbrado a que en todo esfuerzo colectivo uno es el que manda y los demás obedecen, porque tal vez nuestra cultura política caudillista y autoritaria nos atraviesa más de lo que pensamos; sin embargo, sea por las razones que sea, a lxs activistas y, con mayor razón, a quienes asumimos algún tipo de representación o vocería, nos corresponde ser autocríticos, dialogantes y esforzarnos por cambiar todo esto. Y, luego de intentar por varios años transformar esta situación, concluyo que esto no es posible si es que los demás no están dispuestos a perder un poco de capital político personal para construir verdadero poder popular.

El movimiento LGTB no es una ONG ni cinco caras que aparecen siempre en los medios de comunicación, el movimiento son las miles de personas que salieron el último sábado 12 de abril a marchar, quienes organizaron la marcha a fuerza de punche y pasión, quienes antes de eso apoyaron toda la campaña por la unión civil en setiembre, y quienes antes de eso formaron grupos en universidades y en regiones. El movimiento son las lesbianas que se atrevieron a romper el miedo cuando nuestras vidas estaban encadenadas al convento o el matrimonio, el movimiento son todos los que murieron por sida y los que viven con sida actualmente, el movimiento son todos los niños, niñas y adolescentes que sufren actualmente violencia homolesbotransfóbica. El movimiento no es el MHOL, el movimiento no son 16 personas que deciden sobre todos sin que nadie las haya elegido, sin pedir permiso a nadie, sin consultar nada, el movimiento no es un director ni una presidenta, el movimiento no lo hace un proyecto de ley ni una política pública. El movimiento lo hacen todos y cada uno de los LGTB que quieran un país mejor, el movimiento lo hacen en regiones, en universidades, en colegios, el movimiento se hace en las calles enfrentando al mundo y enfrentando la violencia y el odio sin miedo y con orgullo.

Hoy renuncio formalmente al MHOL, a esa organización vertical en la que hemos tenido que disputar libertad todos los días, y hoy me reafirmo en la construcción y fortalecimiento del Movimiento LGTB, ese que me ha dado esperanzas y me ha hecho vivir la vida diferente, que me ha hecho sentirme una persona completa y con un fin en la vida. Y quiero profundamente que todas las lesbianas, gais, trans y bisexuales puedan sentirse convocadxs por la misma causa y que se sumen a la construcción de este movimiento abierto, colectivo y horizontal, donde nadie aplaste a nadie, donde no sea posible aplastar a nadie porque habrá compañeros y compañeras que te dirán sinceramente que eso ya no es aceptable, que no nos interesa, que queremos construir un mundo nuevo y para eso necesitamos un movimiento nuevo.

Verónica Ferrari


Escrito por

Ginno P. Melgar

Esperando un mundo regido por la igualdad con base en las diferencias. @ginnoceronte


Publicado en

Redacción mulera

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