Diez cosas que se debe saber del caballo peruano de paso
A propósito del Concurso Nacional Oficial del Caballo Peruano de Paso, un repaso a los mitos detrás de este emblemático animal, uno de los símbolos de nuestro criollismo.
El caballo peruano de paso (CPP) es un animal solípedo y cuadrúpedo como cualquier otro, la diferencia: es nuestro. Esto ha levantado cierta imaginería alrededor del equino y se le ha vinculado a grupos de poder, agrarios eminentemente. La evidencia histórica respecto a lo qué es el CPP podría decir otra cosa.
I. ¿Trota? No, es un caballo amblador, esto es, se desplaza en bípedos laterales: la pata delantera o ‘mano’ se mueve al mismo tiempo que la pata del mismo lado; si la mano derecha avanza, la pata derecha también. Por el lado izquierdo ocurre similar desplazamiento. Tienen el movimiento de un oso o elefante; por ese motivo montarlos es cómodo, pues a diferencia de un caballo de equitación o trote (que anda en bípedos transversales) el jinete no da saltos sobre la silla de montar. El hacendado ecuatoriano Luis de Ascasubi describió científicamente este andar del criollo equino peruano.
II. ¿Desciende de los caballos andaluces traídos por los conquistadores? No, de acuerdo al profesor argentino Emilio Solanet una cuota importante de sangre de caballos españoles persiste en el CPP, sin embargo, la línea genética del equino criollo peruano se puede rastrear en el caballo bereber criado en el norte de África sobre todo en Marruecos y Argelia. En el 711 estos pequeños animales bereberes o berberiscos fueron llevados a España durante la invasión morisca del caudillo Tarik donde venciera en la batalla de Guadalete al rey visigodo don Rodrigo, iniciándose así la historia musulmana de ocho siglos en la España medieval. El clima y las pasturas de la península les asentaron bien y podrían –cristianos o moros- haber hecho algún cruce con razas nativas españolas. Lo cierto es que durante la conquista del caribe en el siglo XVI, los españoles trajeron ganado bereber antes que andaluz o cartujano. Al ser una raza rústica, el calor y el cambio a una dieta tropical no hicieron mella en ellos. Esos caballos pasaron a la América continental con Hernán Cortés y Francisco Pizarro en México y Perú respectivamente. No existe evidencia de otro tipo de caballo o raza española haya estado en la conquista del Perú o en el virreinato hasta bien entrado el siglo XVII, por lo tanto, fue el caballo bereber el antepasado directo del CPP, no el andaluz, cartujano y menos el árabe, angloárabe o Pura Raza Española. Se confirmaría la conexión entre el CPP y el bereber pues éste es ‘pasitrotón’, vale decir, tiende a la ambladura.
III. ¿Es el único caballo de paso del mundo? No, por lo anterior se desprende que el CPP no es un animal singular en el ADN global equino. Hay caballos de paso nativos de Francia, Alemania y aunque no se conciba en Finlandia. En América, el caballo de paso tiene presencia como raza local en Puerto Rico, Cuba, Nicaragua, Colombia y Brasil. Sin embargo, chovinismo aparte, se podría decir que de todas las razas de paso en el mundo, el peruano sería el más cómodo por su suavidad de andares.
IV. ¿El chalán es el cowboy peruano? No, la figura del chalán poco o nada tiene que ver con un estereotipado y romántico personaje de vestimenta blanca y sombrero de ala ancha. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia, la palabra ‘chalán’ hace referencia a un tratante o comerciante de bestias equinas y viene del francés chaland que significa cliente. En el Perú, sobre todo en Lima, se le vinculó no sólo con la actividad comercial sino con la pericia para amansar caballos y mulas en las haciendas que existieron en las periferias de la capital. De acuerdo a José Antonio Dapelo Vargas, ganadero, agricultor de Lima y gran criador de CPP y reses bravas el chalán vestía según la zona de su actividad agropecuaria. En Lima por ejemplo los chalanes no usaban prendas claras. Si era faena de campo, un pantalón de trabajo, camisa gruesa cualquiera y sombrero de paja corto. Si era tenida de fiesta o exhibición pantalón oscuro, saco cazador, camisa de color, chaleco, sombrero de ala corta de paño o de paja, daba lo mismo. Eso sí, el pañuelo y el poncho sea de algodón o lana era esencial. La vestimenta blanca fue idea de un hacendado del norte que ‘estandarizó’ las pilchas para concursos y presentaciones durante la década de los años 40. Fue un invento casi coreográfico. El jinete peruano nunca tuvo un formato definido como el cowboy estadounidense, el charro mexicano, el gaucho argentino o el vaquero español.
V. ¿Se le enseña el paso en el arenal? No, el CPP nace siendo amblador, no se le adiestra en ello y mucho menos tiene que ver el arenal costeño con el ‘braceo’ (palabra que sólo existe en la cabeza de algunos criadores ‘nuevos’) que realiza el animal. Si desde potrillo, el CPP muestra una excepcional ‘agudez’ (otra palabra mal usada por los criadores) en su andar y en el término de su movimiento de manos podría separársele como reproductor. Si es especialmente ‘suave’ en su andadura, vale decir, si sus ‘pisos’ como decían los antiguos de Lima eran amplios y permitían que el caballo avance sin generar incomodidad al jinete, también se le apartaba como padrillo.
VI. ¿Si galopa pierde el ‘paso’? Falso, el CPP es eso: un caballo y puede galopar como cualquier otro. No lo hará con la prestancia de un caballo de raza alemana u holandesa que por su tamaño son animales extremadamente elegantes para la doma clásica, pero si realizará un galope en todos sus tiempos: reunido, medio y extendido. El problema es que el CPP es un equino de baja alzada (estatura), a lo más llega al 1.50m en los machos y 1.40m para las hembras. Pese a que muchos ejemplares son estéticamente aceptables, esta estatura no le da mucho brillo para la Alta Escuela ecuestre.
VII. ¿Existe una forma especial de montar para el CPP? No, porque no hay una equitación determinada para el CPP. Su ‘escuela ecuestre’ es funcional: agrícola más que ganadera pues con su corta estatura y peso no podría lazar reses o perseguirlas como el mustang estadounidense, el criollo argentino o chileno. Otro tanto, es un animal que por la comodidad de su desplazamiento sirvió para la faena de campo y los viajes largos; no para el deporte o para la guerra. Además, por ser un caballo de un ‘sólo movimiento’, la ambladura, es complicado generar lo que los especialistas y Maestros de Equitación llaman ‘asiento’ o la capacidad de equilibrar y armonizar los movimientos de equino con los del jinete. Lo que sí es especial es la doma o lo que criollamente se conoce como ‘enfrenadura’, ésta si es una actividad muy refinada en el CPP pues involucra procesos muy complejos que van desde enseñarle al animal a ‘pasar la pata’ esto es que la huella trasera cubra la delantera para demostrar no sólo suavidad sino avance, pasando por colocarle un bozal antes que un fierro y por último el filete mencionado. Todo un trabajo. Cosa curiosa, la enfrenadura tiene más origen y explicación en el torero que en el campo pues hasta entrado el siglo XX el toreo en Lima se hacía a caballo, siendo el CPP actor de la ‘Suerte nacional’, una especie de rejoneo a la peruana poco vistoso.
VIII. ¿Es originario del norte del Perú? Falso, si se revisa la historia genética del CPP se encontrará más presencia de líneas o linajes en Lima que en el norte, sur o centro del país. Tiene lógica, el foco administrativo, político, económico y comercial del virreinato era Lima y desde las haciendas limeñas coloniales vinculadas a Órdenes religiosas en su mayoría se inició la selección y cría de yeguas madres que fueron alimentando el bagaje genético al resto del país. El CPP es eso: un caballo peruano, no trujillano, cajamarquino, arequipeño o ayacuchano, es peruano. Otro tanto, la historia ‘reciente’ del CPP tiene unos 80 ó 100 años. Fue José Antonio de Lavalle García propietario de la hacienda San Juan de Villa en Lima, quien reinició la crianza del CPP entre fines del siglo XIX e inicios del XX habida cuenta que durante la Guerra del Pacífico y a través de la destrucción sistemática de las propiedades rurales por las fuerzas de ocupación chilenas, el criollo bereber casi desaparece.
IX. ¿Es un animal fino? No, es una raza rústica producto de una mezcla y selección de caballos bereberes con otras razas que duró poco más de tres siglos. Genéticamente tienen una alta dosis de hibridación que implicó líneas que se emparentaron entre sí, madres con hijos, nietos, etc. En algunos casos la porfía resultó buena, en otros fatal sacando productos con mal temperamento, boca demasiado suave como para gobernarlos con pericia y arte ecuestre y perdiéndose pelajes que antaño poblaron los corrales de las desaparecidas haciendas de Lima y de provincias. Sin embargo, la selección decantó en ejemplares que, no obstante la hibridación resultaron extremadamente fuertes y resistentes a enfermedades que en caballos de equitación o razas más finas serían mortales. Es un hecho que el CPP es una de las pocas razas equinas que no usan herrajes por la fortaleza de sus cascos.
X. ¿Es un animal de lujo vinculado a grupos de poder agrarios de antaño? Falso, si bien es cierto los propietarios y latifundistas se valieron del CPP para desplazarse por sus propiedades, el usufructo se hizo más a nivel de peones, jornaleros, capataces y mayorales. Se podría decir que el CPP fue un ‘peón’ más de la hacienda, un campesino antes que un señor. Hoy en día existen ‘nuevos actores’ en la cría, aficionados que en los últimos 20 años se adentraron en la cría. Nada mal si se considera que es una forma de homenajear a un animal que aunque no es original por su origen y características, lo es porque identifica a un país.
Otro tanto el CPP es un equino muy vinculado con la identidad criolla local: música, pintura, baile, gastronomía han acusado recibo de lo que significa este animal para el criollismo. No se concebía por ejemplo que en la fiesta de San Juan de Amancaes, donde los hacendados de Lima iban a la otrora pampa llevando los mejores ejemplares de su crianza, no hubiera guitarra, cajón, pisco, carapulcra, ceviche, marinera limeña, pasacalles, diabladas y huaynos. Esta fiesta celebrada en honor a San Juan Bautista los 24 de junio fue quizás –desde la colonia- la expresión más democrática que tuvo el Perú mestizo o criollo pues juntaba al pueblo y la aristocracia en igualdad de condiciones. Por un día, desaparecían las diferencias sociales en el Perú virreinal y republicano. Todo gracias a un animal que antes de ser linajudo, es criollo: el caballo peruano de paso…
El redactor recomienda:
Escrito por
Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba
Publicado en
Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.