Pasadas las ocho de la noche de ayer nos llegó un comunicado de la Oficina de Relaciones Públicas del Centro Comercial Plaza San Miguel, "lamentando profundamente los hechos" que motivaron la denuncia pública de Joustin Rodríguez y Julio Lavalle, pareja de chicos homosexuales que recibieron un llamado de atención por parte de un miembro de seguridad por mostrarse afecto en una banca de dicho mall. 

En el texto, califican lo sucedido como "un hecho aislado, opuesto a la política de la organización" que, sostienen, "hace más de 38 años, promueve la integración y unión de los peruanos sin discriminación de raza, credo o sexo".

Asimismo, señalan que el agente de vigilancia de la empresa G4S, identificado como Richard Rojas, fue "removido de sus servicios en nuestro establecimiento, ya que consideramos que actuó en contra de las políticas y los principios que alentamos e instruimos constantemente en todos nuestros trabajadores y colaboradores".

De acuerdo al pronunciamiento oficial de la empresa, la actitud del trabajador no tiene nada que ver con su política, prescinden de sus servicios y piden disculpas a los afectados. Todo bien hasta ahí, ¿no? Pero el caso es que minutos antes de que este comunicado llegase hasta la redacción de LaMula.pe, el director de Relaciones Públicas del establecimiento, Ricardo Chang, declaró a la web de El Comercio algo que dista mucho del tono 'conciliador' del documento.

Según lo recogido por el portal, Chang sostiene que los jóvenes estuvieron "demasiado cariñosos. Dándose besos, demasiado afecto" y que "la misma gente, las señoras, pedían por favor que los paren", asegurando que tienen un video que lo prueba.

¿Probar qué? ¿A qué se refiere con 'demasiado cariñosos'? Los videos de seguridad del establecimiento deben mostrar también a parejas heterosexuales 'mostrándose afecto'. ¿Se notará la diferencia si se comparan a las imágenes con las que se pretende justificar el llamado de atención?.

Julio Lavalle cuenta a LaMula.pe que no se encontraba haciendo nada distinto que cualquier otra pareja del local e instó a que los videos sean mostrados para probarlo.

"En el mismo video se escucha mi voz diciéndole al guardia: yo no hacia nada diferente a las demás parejas. No hubo ninguna muestra de afecto subida de tono. Todos fueron simples muestras de amor de cualquier par de enamorados conversando. Agarrados de la mano, sentados juntos, besos en los labios. Si tienen videos, que los muestren. Estoy seguro que no encontrarán nada que los haga ruborizarse. Los esperamos, yo estoy con la conciencia limpia", señaló.

¿Dónde estaría el problema entonces? ¿En el reclamo de las "amas de casa"? Plaza San Miguel es un lugar público y a diario todos los ciudadanos vemos en centros comerciales y distintos locales a parejas de la mano, paseando en actitud cariñosa o conversando acaramelados y nadie pide que dejen de hacerlo. Más aún, teniendo en cuenta que en el municipio de San Miguel rige ya una ordenanza que sanciona las prácticas discriminatorias en cualquier establecimiento.

"Por último, si ser "demasiado cariñosos" era la razón del 'llamado de atención', ¿Por qué no lo expresaron así desde un principio? ¿Por qué se nos quiso retirar por 'anormalidades'?", se pregunta Julio. Y es aquí donde entra otro de los argumentos con que Chang intentó explicar la actitud adoptada por el agente Rojas:

"Fue algo muy aislado, más del público que del propio agente (...) el agente es de provincia, nunca ha visto algo así".

¿En serio este es el argumento de un relacionista público? Para Chang, en "provincias" o no existen homosexuales o están debajo de las piedras. Si el señor Rojas "nunca ha visto algo así", sus empleadores de G4S y el contratista Plaza San Miguel deberían brindar adecuadas instrucciones al personal que interactúa con el público para evitar este tipo de "hechos aislados".

Apenas dada a conocer la denuncia al mediodía de ayer, LaMula.pe buscó la versión de Plaza San Miguel. El señor Chang, a través de un correo electrónico nos pidió un poco de tiempo, pues se encontraba coordinando la preparación de un comunicado oficial que nos enviaría por la noche. Sin embargo, en ese primer intercambio de correos nos señaló algo que tras leer sus declaraciones a El Comercio nos llama la atención.

"Tenemos entendido que existe la convocatoria del Colectivo "Unión Civil Ya" para una marcha que promueve el matrimonio homosexual en el Perú, que se realizará este sábado 12 de abril y queremos prever cualquier impacto en el tema. Por lo cual, y por el momento, no haremos ningún comentario al respecto".

Luego leemos que Chang señala a El Comercio "no quiero pensar que tiene que ver con la marcha del sábado 12 y esto es una publicidad, pues, es evidente que rebota en los medios. Juega mucho con una campaña mediática". Con ello, insinúa el señor Chang que dos jóvenes se exponen a ser humillados en un centro comercial para publicitar una marcha.

¿Por qué se sigue alentando esa corriente que desde hace un tiempo busca desacreditar a la víctima de un caso de discriminación diciendo que esta lo buscó, lo provocó? ¿Por qué minimizar un hecho tan grave como una muestra clara de homofobia? Por ignorancia o por lo que sea, es homofobia al fin y al cabo, como es homofobia: 

... la discriminación a dos mujeres que se dan un beso en un Centro Cultural

... el llamado municipal a 'erradicar homosexuales'

... que se le impida a un transexual entrar a una discoteca solo por ser quién es

... que a una pareja de turistas se les impida hospedarse en un hotel por ser gays

¿Sabrán aquellos que hoy minimizan este tipo de denuncias que los responsables de todos estos actos de discriminación han sido sancionados y han debido disculparse públicamente? ¿Por qué no condenar abiertamente, en lugar de lamentarlos a regañadientes?

El pecado de estos chicos, a quienes hoy se intenta mostrar como provocadores, fue mostrarse 'demasiado cariñosos' en una sociedad que nos acostumbra a mostrarnos 'demasiado violentos'.

O demasiado estúpidos. Y ya no sabemos qué es peor.