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(FOTO: GIANMARCO CASTILLO)

Por un teatro no del entretenimiento, sino de la incertidumbre

Al grupo Espacio Libre, la relectura de “Lima la horrible” de Sebastián Salazar Bondy le permite producir un espectáculo teatral que reflexione sobre nuestra realidad. LaMula.pe conversó al respecto con Diego La Hoz, integrante del grupo y director del montaje.

Publicado: 2014-04-06

En marzo, el grupo Espacio Libre decidió poner nuevamente en escena — ya lo había hecho en diciembre del año pasado— la obra “Los funerales de doña Arcadia”. De acuerdo a la publicidad difundida, la obra había nacido en base al ensayo Lima la horrible de Sebastián Salazar Bondy. Dicho ensayo apareció publicado en 1964, y su autor fue uno de los principales intelectuales peruanos de mediados del siglo pasado, además de uno de nuestros más destacados dramaturgos (llegó a obtener el Premio Nacional de Teatro —hoy inexistente— en dos ocasiones). 

Tomar un libro ajeno a la ficción literaria como fuente de inspiración para crear una obra (Lima la horrible gira en torno a temas de corte histórico y sociológico) no es una costumbre muy arraigada en la escena teatral local. Lo más común es hacer una adaptación desde una novela o un cuento determinado. En este caso, no.

Además, que se tomara en consideración a Sebastián Salazar Bondy, un protagonista de primer orden en nuestra historia cultural, es un hecho aún más destacable, pues tras su temprana desaparición, en 1965 y con apenas cuarentiún años de edad, Salazar Bondy pasó prácticamente al olvido. Pese a su legado, a su importancia, hoy en día, salvo para algunos especialistas, el autor de Lima la horrible es un nombre extraviado en el tiempo.

diego la hoz (foto: gianmarco castillo)

Por todo ello, LaMula.pe conversó con Diego La Hoz, director de la “Los funerales de doña Arcadia”, sobre el proceso de creación seguido para este montaje y sobre el sentido de tener un grupo de teatro experimental e independiente en el Perú, como lo es Espacio Libre.

Tiempo de actuar

Espacio Libre nació en 1999, cuenta Diego, “por la necesidad de hacer un arte propio. La urgencia de hacer un teatro propio, que hable de nosotros, y que incluya la grupalidad como parte de su estructura creadora”.

Con esa consigna, en la actualidad practican la vida en comunidad, comparten una casa en Barranco, dictan algunos talleres en su local en el mismo distrito y conforman un laboratorio teatral cada año, en donde se proponen trabajan en torno a un tema que permitirá crear una obra: “Desde el laboratorio planteamos un disparador temático literario, no dramático”, explica Diego.

En 2013, se decidió indagar sobre Lima la horrible. Ya en 2012 habían hecho lo mismo con La casa de cartón de Martín Adán, un libro también complejo (aunque este sí de ficción). Lo necesario, como remarca Diego, es que los textos sean cercanos a los propios integrantes, a sus historias, a Lima.

los personajes (foto: facebook espacio libre)

El proceso se realiza a lo largo del año. Incluye, además de la lectura del texto escogido, una etapa de investigación por parte de los integrantes y otra de planteamiento de ejercicios. Y luego una donde consigan, con aportes de todos, una voz en común: “La idea del grupo siempre es poner la voz en común. No sé si se logra o no se logra, lo importante es que el espectador complete esa voz en común”, comenta Diego, para después agregar: “Lo importante es poder generar una escena dialéctica, donde podamos generar un diálogo permanente y que los propios muchachos entiendan, no que son personajes o unas máscaras, sino que son cuerpos portadores de un discurso.”

El caso Salazar Bondy

¿Por qué Lima la horrible? Diego responde que por su vigencia, pero, también, por la complejidad que presenta para ser abordado. “Repotencia mucho más la imaginación. Porque ¿cómo haces para poner esto en escena, sin caer en la adaptación?”, agrega. La reinterpretación, la continua revisión y la relectura se vuelven partes importantes del proceso.

Diego menciona como ejemplo el concepto de 'Arcadia Colonial' que Salazar Bondy expone en su ensayo. “Desde allí se genera toda una historia o no se genera ninguna historia. Más allá de la historia, lo que queremos contar es lo que nos va pasando a nosotros, lo que sentimos de nuestra ciudad, lo que sentimos del texto, lo que sentimos a Sebastián Salazar Bondy como personaje…”

sabastián salazar bondy (FOTO: baldomero pestana)

Respecto a Salazar Bondy, comenta que, gracias a la preparación llevada a cabo para la obra, cayó en cuenta que poca gente lo ha leído. Algo de lamentar, considerando que se trata de un personaje fundamental para el teatro peruano: “Con él empieza el teatro peruano independiente (...) es alguien que busca su propia forma, su propia voz”, refiere Diego.

La ausencia de dicho nombre en las tablas locales invita a la reflexión: “Entre las tareas que tenemos como artistas está el averiguar cómo hacer para difundir nuestro teatro, nuestros autores”. Sobre todo, como apunta Diego, cuando ahora la tendencia es traer material del extranjero: “Entonces, estamos repletos de materiales foráneos que no hablan de nosotros mismos… Y entonces allí tú te preguntas ‘¿qué está pasando aquí?, ¿no nos queremos mirar?’. Porque traer obras que hablan de otras realidades no te permiten distanciarte un poco, también, de tu propia historia y pensarla críticamente. Pareciera que ese teatro lo único que quiere es entretener o distraer”.

El público también actúa

En la presentación a la que pude asistir de “Los funerales de doña Arcadia”, un hecho que llamó mi atención fue que los actores, además de que —dentro de sus personajes, por supuesto— fijaran su mirada sobre la del público, invitaran en un determinado momento a que alguien fungiera de 'cadáver' de doña Arcadia. Aquella noche, una muchacha alzó la mano y aceptó yacer en medio de la sala, con los ojos cerrados y las manos quietas sobre su abdomen, mientras los actores seguían con su interpretación hasta el final.

"doña arcadia ha muerto" (foto: alicia vargas)

Diego señala al respecto: “Siempre, en nuestras exhibiciones escénicas, somos conscientes del espacio que genera la cercanía. Entonces: ¿cómo nos acercamos al espectador?” Y complementa: “No sólo después, sino durante la puesta (...) provocando sensaciones”.

Pero no fue lo único que hicieron para llegar a los que allí estábamos presentes. Hubo un par de instantes en los que algunos de los personajes le pedía al público respuestas para sus preguntas. Ya al finalizar la puesta, con la luz encendida y los actores en sus respectivas posiciones, se improvisó un foro, en el que intervenía Diego y esperaba las palabras de cualquiera de los espectadores. Su fin es hablar de lo que se siente luego de ver la obra. Le pregunto a Diego ¿qué han descubierto gracias a estos foros? Él responde que la actitud de muchas de las personas es la de defender a Lima, de decir que la ciudad no es tan fea.

“Pero no estamos diciendo que es fea, solo que es difícil de definir o que es indefinible, de repente. Que es producto de una hibridación, que es un mestizaje y que sigue siéndolo y que detrás de todo eso hay un pensamiento que nos moviliza en todo tiempo, que es esa 'Arcadia Colonial': que es el pensamiento de seguir siendo conquistados, de conquistar a otros, una figura muy repetida en nuestra estructura sociopolítica”, sentencia.

Esto demuestra que el arte crítico puede ser capaz de revelarnos una parte de nuestra identidad.


Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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