Los cuerpos lucen relajados, pero las cabezas se mantienen tensas. Las miradas se asemejan a peces que, llevados por la curiosidad, se atrevieron a picar el anzuelo que había llegado hasta ellos y ahora —resignados ante su destino— se dejan arrastrar hacia la superficie. Y es que es así como actúa la televisión con cualquiera nosotros cuando consigue apoderarse de nuestra atención, y nuestra conciencia se entrega por completo a ella, sea por el motivo que sea.

Fue el fotógrafo francés Olivier Culmann quien, al percatarse de este proceso, decidió preparar una serie que registrara ese momento en que los individuos parecieran quedar divididos en dos segmentos: de un lado, sus cuerpos; del otro, sus cabezas.

El conjunto ha sido titulado como "Watching TV blbla bla" y se realizó entre 2004 y 2007. En sus imágenes, es posible ver a distintas personas que, sin importar la sociedad de la que provengan ni la edad que tengan, terminan hipnotizadas por las ondas de luz y sonido que escapan de las pantallas de sus televisores.

Uno de los rasgos más llamativos de la fotografía de Culmann es, precisamente, registrar a los sujetos en sus entornos habituales, ya sea afuera o adentro de sus domicilios, pero siempre ocupados en actividades de lo más "comunes y corrientes". En este caso, se trata de un ritual propio del ser humano contemporáneo: mirar la tele.

"Watching TV..." evidencia de forma contundente, y sin necesidad de recurrir a símbolos o a metáforas externas, el dominio que pueden llegar a ejercer las imágenes en todos los sujetos. En 2007, gracias a esta serie, Culmann obtuvo el tercer puesto en World Press Photo, en la categoría "Historias contemporáneas". 

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