Ayer en las calles de Santiago de Chile, la segunda presidencia de Michelle Bachelet tuvo uno de sus más importantes bautizos políticos: el que se refiere a su relación con los colectivos sociales, grupos estudiantiles, activistas y demás representantes de la sociedad civil. Estos grupos, variopintos como son, constituyen un segmento importante de la base política detrás de la elección de Bachelet, y ayer salieron a las calles, como quien dice, para darle la bienvenida.

Se trató de la "Marcha de todas las marchas", un evento destinado a aglutinar una variedad de plataformas, demandas y temas sociales en una sola forma de protesta, o en todo caso de expresión, ante el gobierno que se inicia. 

Pero no es que estos sectores de presión estén agrupados tras un mismo "pliego de reclamos". Más bien, se trata de lo contrario: una multiplicidad de voces e intereses que tienen en común únicamente la voluntad de manifestarse y el deseo de reformas sociales, aunque sobre diversos temas. 

Entre las organizaciones que lanzaron la convocatoria inicial, a principios de marzo, se encontraban la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), el Movimiento por la Interrupción Legal del Embarazo (Miles), la Confederación de Trabajadores del Transporte y Afines (Conutt), Movimental, la Coordinadora de Ríos del Maipo, No Alto Maipo; el Consejo de Todas las Tierras, la Sociedad Atea y el Colectivo Animalista, y Moviambiental.

Al lanzar el llamado, la vocera de Miles, Claudia Dides, dijo que "se están uniendo todos los movimientos sociales para que cada una de sus demandas no sean sectoriales y queden en negociaciones particulares. La nueva Constitución implica que muchas de las leyes que se han quedado en el Parlamento y algunas que se han aprobado, son bastante débiles, respecto a las propias demandas que tienen los trabajadores, las mujeres, el movimiento ambiental, entre otros, y lo que se quiere es que muchos de los derechos que no están expuestos en la Constitución, ya que ésta se hizo bajo la dictadura, y sea una Constitución democrática e incluya a todos los sectores y demandas de las sociedad chilena”.

Las demandas, como decíamos, son múltiples. Entre ellas, por ejemplo, están las del Comité Pro-Defensa de la Música Chilena, que pide una ley para la enseñanza obligatoria de la música en los colegios, y otra para que el 20% de la música transmitida en las radios sea local. Por su parte, los defensores de la legalización de las drogas, un grupo organizado que incluso ha presentado candidatos al parlamento, pide que se deje de perseguir a los consumidores de marihuana y se permitan los cultivos personales. 

También participaron en la "Marcha de todas las marchas" grupos de ateos, activos desde hace algunos años, que buscan "profundizar y promover la defensa del estado laico" en Chile. Junto a ellos, el colectivo "Palos de Ciego" pide una ley de cuotas para que se obligue a contratar a al menos una persona discapacitada en cualquier empresa con más de 50 empleados, en un país donde un 90 por ciento de personas discapacitadas está en el desempleo. Mientras tanto, los grupos animalistas piden que no se apruebe un proyecto de "Ley de caza", y otros grupos piden la creación de un Fondo Nacional de Medicamentos que garantice su disponibilidad para enfermos crónicos.

En suma, una multitud de voces, una multitud de reclamos, y una agenda nutrida para la recién inaugurada presidenta. Veremos pronto si los escucha.