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el símbolo $ y su origen en el perú: ¿un misterio sin resolver de la historia económica mundial? foto: psdgraphics.com

El signo $: ¿primera ‘Marca Perú’?

Hipótesis históricas apuntarían a que el símbolo usado por muchas naciones en sus monedas tendría un origen en el país andino

“¡Oh!, sí, os lo aseguro, señor conde. ¡Qué queréis! ¡No les falta nada para ser felices! Son jóvenes, alegres, se aman, y con sus veinticinco mil libras de renta, se imaginan poseer las riquezas del Perú”.

El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas)

Publicado: 2014-03-23

“Vale un Perú” fue la frase que embriagó con fuerza la mente de los europeos durante las primeras décadas del siglo XVII, aquella centuria que asociada al aurífero virreinato peruano (siglos XVI al XIX) se conoció como “el siglo de oro español”.  

Efectivamente, la sentencia vinculaba riqueza y poder económico denotando que ‘algo’ o ‘alguien’ podía tener la valorización de un reino como el Perú cuya sola mención se ligaba automáticamente con abundancia en oro, plata, especias y otras mercancías.

No es casualidad que una de las primeras inflaciones que sufrió la Europa continental, se debió al cargamento de oro traído desde el Perú por los galeones españoles entrado el siglo XVI y que disparó el consumo y con éste los precios en el añejo continente; fenómeno que fue conocido como “la revolución de precios” por autores quinientistas.

Ante la evidente vinculación entre el nombre de un país como el Perú, alejado física y emocionalmente del europeo de a pie durante tres siglos y medio, y lo que éste consideraba como patrimonio rico en metales preciosos y mercancías con poder adquisitivo al momento de su intercambio o reserva de valor surgen una interrogante que la historia económica aún no puede desentrañar pero al mismo tiempo posee sólidos sustentos para hacerla válida: la relación entre el símbolo $ y su origen en el Perú.

Existen variadas hipótesis que confirmarían que el rastro del símbolo (quizás el más conocido en el mundo después de la Cruz), decantaría en el Perú español colonial. Sin embargo, resumiremos un par que nos parecen no sólo las más anecdóticas y valederas sino las más didácticas.

Hipótesis heráldica y de piratas

Diríamos osadamente que el recorrido del famoso símbolo monetario o de riqueza tiene más de cinco mil años y que posee un ocultista origen mitológico.

A los doce trabajos de Hércules habría que añadir las columnas que el mito adjudicó al héroe como premio a su laborioso accionar. Éstas –de acuerdo a la tradición- fueron erigidas en su honor en lo que se conoce hoy como el estrecho de Gibraltar, indicando de paso que allende los pilares no existiría tierra conocida: el finisterre de los navegantes medievales que no concebían territorios mar adentro del peñón mediterráneo. Cuestión que deslindó Cristóbal Colón en el siglo XV y tal vez antes que el navegante presumiblemente genovés, lo hicieron los vikingos en el siglo XII.

Avanzando en el tiempo llegamos al siglo XVI. Lo cierto es que el emperador Carlos I de España y V de Alemania tomó las míticas columnas para las armas de su escudo, incorporándolas en su heráldica a la diestra y siniestra del blasón con sendas cintas alrededor de los pilares donde se leía el lema de la Casa de Austria, divisa que rezaba “…plus ultra”, vale decir “…más allá”. Con esto, el monarca Habsburgo indicaba que el imperio español abarcaba no sólo Europa sino las Indias Occidentales. Todo el mundo conocido en conclusión.

Ya para mediados del siglo XVI, tanto el virreinato mexicano como peruano estaban constituidos, sobre todo este último. Cuando en Europa eran contadas las casas de acuñación y emisión de monedas, sólo el Perú -hacia el siglo XVII- poseía tres casas de moneda: la de Lima, Cuzco y Potosí.

Desde estos ‘bancos centrales’ coloniales saldrían las monedas y lingotes con el sello real, esto es, con el escudo español grabado en los dineros metálicos, armas a la sazón flanqueadas por las dos columnas de Hércules cinteadas con el lema mencionado.

Los cofres y caudales debían ser enviados a la corte peninsular en un azaroso viaje, cargamento que partía en pesados barcos del puerto de El Callao (vecino a la Corte de Lima), llegaba al istmo de Panamá, una vez descargado era nuevamente transportado por recuas de mulas y pasado al lado caribeño a través de selvas y marismas ponzoñosas, para ser vuelto a embarcar a fin de aproar en dirección a Cádiz u otro puerto peninsular. 

El esfuerzo muchas veces era estropeado por el accionar de piratas, bucaneros y corsarios, muchos independientes pero otros asalariados y protegidos por los intereses ingleses. Los pesados galeones españoles eran presa rápida y fácil de los pequeños y ágiles bergantines británicos que sin dudarlo se agenciaban del preciado cargamento. Llegado el tesoro peruano a puertos ingleses, era gestionado por el contador real del reino británico.

La flemática practicidad inglesa se dejaba ver cuando el contador anotaba en sus libros las piezas de oro en monedas y lingotes 'agenciados'. A fin de no repetir un “one hundred pounds of peruvian gold” remachadas veces, el funcionario contable estilizaba las famosas columnas y las cintas alrededor con un palito y un dibujo en forma de ‘S’ que unidos formaban el mentado símbolo $. Con este símbolo ya se sabía el origen del botín: el Perú.

fuente: estecha,com

Esta es una hipótesis, veamos la otra que resume este épico viaje desde el Perú y su probable aporte a la historia económica.

Hipótesis “real español de a ocho”

La política monetaria española decidió estandarizar hacia 1684 (año que coincidió con la fundación de la real casa de moneda de Cuzco) la acuñación de monedas y las unidades de valor, impulsando el uso del ya conocido “real de a ocho” o “duro español” de ley de 20 kilates, casi oro puro. Otro tanto se acuñaron en plata 950, igual casi plata “piña” o fina.

Esta moneda tomó fuerza como referente de cambio no sólo a nivel de las colonias españolas y asiáticas (Filipinas), sino a nivel continental. Las Trece Colonias inglesas en Norteamérica se adjudicaron la denominación tanto como medio de cambio como reserva de valor. Así, el “spanish real” o simplemente el “spanish eight” o “spanish peso” se hizo de uso común en las colonias inglesas y en lo que sería a la postre los Estados Unidos.

Pero un detalle: el "real de a ocho" en gran parte era acuñado en las Casas de la Moneda de Potosí, Cuzco y Lima. Atención con esto.

En las casas de cambio de Boston, Nueva Inglaterra o Nueva York contabilizaban las nóminas y al lado de la cantidad colocaban la letra “P” (de “peso”) y un número 8 (de “real de a ocho”); ambas grafías se juntaban en ocasiones para indicar que lo mensurado tenía el valor y respaldo del oro español extraído del Perú. 

Se sospecha que la corrupción al añadir a la P el número 8, devino en lo que hoy conocemos como $.

Es un hecho que los banqueros bostonianos sabían que si las "monedas de ocho" llevaban “la marca de Potosí” (el sello de la corona española), entonces se trataba de un “real de a ocho” o “duro español” hispano-peruano.

En 1776 y declaradas independientes las Trece Colonias, el naciente Estados Unidos siguió adoptando el "real de a ocho" peruano como moneda con un detalle: el nombre. Siendo anglosajones, nuevamente su practicidad salió a la luz. “Real de a ocho” era un nombre pomposo, rimbombante y sobre todo largo, necesitaban uno más corto y de notable impresión. Adoptaron la palabra “dólar” para su moneda y papel de intercambio.

Dólar es una desambiguación del alto alemán “thaler” (o tálero en español) proveniente de un poblado minero llamado Joachimsthal en Bohemia y dedicado en esos tiempos a la acuñación de monedas. Pero, ¿qué creen? Esta región de Bohemia era parte del imperio de la Casa de Austria, la misma que gobernó el Perú durante los primeros siglos de la colonia. Nuevamente el nombre del Perú está detrás del poco escurridizo símbolo. Además, el spanish real hispano-peruano llegó a ser conocido como spanish daller o spanish dollar en la reciente república estadounidense hasta bien entrado el siglo XIX.

fuente:espanaeterna.com

Los historiadores económicos podrían tener un interesante campo de estudio con estas hipótesis, pero lo válido es que más allá de la certeza respecto a las riquezas del Perú, aquellas que no sólo acuñaron monedas y lingotes de oro y plata sino frases como “vale un Perú”, “vale un Potosí”, “país de Jauja”, “el Dorado” y otras tantas que emborracharon a los europeos en su sed de poder económico, estas riquezas continúan dejando una misteriosa huella, una de ellas: el símbolo del dólar y de otras monedas modernas.

En todo caso el símbolo $, ¿sería la primera, verdaderamente rentable y poco cursi “Marca Perú”? Chovinismos aparte, probablemente sí.

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Escrito por

Eduardo Recoba Martínez

Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba


Publicado en

Redacción mulera

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