El erotismo salvaje de Jessica Stoller
La escultora norteamericana nos expone los bajos fondos eróticos.
Jessica Stoller perturba. Un deleite entre el morbo y el abismo. Atrae esos rostros como derritiéndose o esos adornos, esas prótesis, esa utilería del erotismo más esclavizante: cadenas, mantos, máscaras, todo un despliegue del exceso que evoca los mejores pasajes de Justine o Los 120 días de Sodoma y Gomorra.
¿Qué quiere Stoller que veamos? En un primer aspecto uno podría regodearse en los desnudos y fragmentos corporales, sin embargo hay que ir más allá: Stoller configura una materialidad basada en retazos, pues finalmente todo encuentro con el otro ha de ser siempre bajo el código de lo imperfecto, de lo efímero incluso.
Se muestra además el lado caníbal del erotismo: el banquete de los cuerpos, el tragar como placer paróxico. Hay mucho de un eros destructivo en estas esculturas: de aquí ese énfasis en las uñas crecidas, en las calaveras y cabezas cortadas.
Pero en todo esto no deja de cuestionarse cuál es el imaginario que nos guía al momento de sentir el erotismo : ¿posesión?, ¿sometimiento? Stoller también nos invita a una reflexión de cómo hemos encasillado nuestra concepción de lo femenino.
Escrito por
Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today
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