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"Tenemos que avanzar hacia una imagen peruana de lo contemporáneo"

La Mula conversó con Rochi del Castillo, directora de ART LIMA, la feria de arte que muy pronto traerá a la capital el trabajo de cerca de 300 artistas de todo el mundo.

Publicado: 2014-03-15

Del jueves 20 al domingo 23 de marzo vuelve la feria internacional de arte ART LIMA, que se presentará nuevamente en la Escuela Superior de Guerra del Ejército en Chorrillos. En su segunda edición, participarán 63 galerías de más de 20 países, reuniendo el trabajo de alrededor de 300 artistas de todo el mundo. Obras de reconocidos artistas peruanos como José Tola, Sandra Gamarra, David Zink Yi, Fernando de Szyszlo y Jota Castro, podrán ser apreciadas en la feria junto al trabajo de sus pares internacionales como Marina Abramović, Carlos Cruz-Diez, Roberto Matta, Wolfgang Tillmans, entre otros.  

Anticipando el inicio de este evento de enorme importancia para la vida cultural de nuestro país, La Mula conversó con una de sus directoras, la abogada Rochi del Castillo.

Fotos: Gianmarco Castillo


¿Cómo surgió el proyecto ART LIMA y cuál es el saldo que dejó la primera edición?

ART LIMA nace a raíz de mi experiencia como directora del magazine cultural De Boca en Boca. Al entrevistar a artistas, a los principales personajes dentro del mundo del arte y la cultura, nos dimos cuenta, en realidad no solo yo sino todo mi equipo editorial, de que existía la necesidad de crear una plataforma en el Perú que pudiera permitir la conexión del país a un circuito artístico internacional. Estábamos aislados, no había mayores oportunidades de realizar grandes emprendimientos artísticos como sucede en otros países, los artistas tenían que exponer cada dos o tres años en Lima a falta de espacio y probablemente no tenían la oportunidad de ser invitados a participar dentro del stand de una galería a nivel internacional; porque lógicamente tienes que escoger, de 30 artistas, a 8 que puedes llevar. 

Entonces esa es la necesidad por la que decido que De Boca en Boca se convierta en el promotor de este proyecto y a partir de esa experiencia de contacto con los artistas, con los curadores, con los gestores es que empezamos a desarrollar ART LIMA con la intención de que en el Perú pudiera generarse una plataforma comercial y al mismo tiempo con contenido educativo y artístico que permitiera una inclusión de un público más abierto y lógicamente un intercambio de experiencias.  

El saldo del año pasado fue sumamente positivo. Simplemente se trata de pisar de nuevo el balón y ver a qué apuntamos a nivel internacional, ofreciendo un contenido con características diferentes a lo que vas a encontrar en otras ferias de la región. Nosotros estamos compitiendo con ferias que tienen 10, 20 años en el mercado; van a venir al Perú galeristas importantísimos que llevan décadas conquistando a un público y en Perú esto recién empieza. Entonces debemos ponernos en su lugar: ¿Por qué escoger el Perú y dejar de ir a otra feria, o incluir al Perú dentro de su recorrido? Tiene que ser porque no solo generas una plataforma y un servicio que le das al galerista para que pueda disfrutar de oportunidades comerciales (que es su principal atención), sino porque se vende también la imagen del país, se vende la oportunidad de conocer, se vende la oportunidad de generar otras expectativas. Todo este aprendizaje ha sido muy positivo y esta nueva edición de la feria es una oportunidad para mejorar y superar la experiencia pasada.

¿Cuáles son los principales cambios respecto a la edición anterior?

Se ha ordenado la feria a nivel visual y a nivel de contenidos con mayores secciones y mayores oportunidades de participación. Aparte de la sección principal, donde vienen galerías que han sido evaluadas por un comité de selección, vamos a tener la de Project Rooms, que es como un gran montaje realizado por el curador español Octavio Zaya, quien ha invitado a 8 artistas. Luego tenemos la sección de Videoarte, una sección que incluye 6 videos importantísimos escogidos por Isabel Villanueva, una curadora venezolana, que te van a mostrar Latinoamérica, sus espacios, sus ciudades, vistos a través del trabajo de artistas de toda la región, de México, de Brasil, de Panamá, lo que te va a permitir tener una visión total. Después tenemos los Solo Shows, en el segundo piso, que son stands para las nuevas propuestas de artistas, y el Salón de la Fotografía, como se llamaba antaño. 

Toda la campaña ha sido pensada para recordar, recrear y reelaborar porque es lo que nosotros como país debemos comunicar. El Perú por mucho tiempo ha mirado exclusivamente hacia su pasado, por su misma carga milenaria, enfocándose en las artesanías, en el arte precolombino; hoy tenemos que avanzar hacia una imagen peruana de lo contemporáneo, aunque por supuesto debe estar en dialogo con el pasado porque de otra forma nunca vamos a poder hacer la diferencia respecto a lo que encontramos en otros lados.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con Christian Bendayan como director artístico de la feria? Cuál ha sido su visión para este proyecto?

Christian es el alma de artista dentro del grupo, el que puede captar la necesidad de un artista y justamente por su misma experiencia poder aportar en lo que el artista necesita. Y nosotros, que estamos en la parte de organización, tenemos la tarea de generar las condiciones para que él pueda acceder a esta plataforma que tiene que cumplir las formalidades de otras ferias. Ningún artista que ingresa puede entrar por ejemplo sin la representación de una galería. Hay una serie de formalidades para que tu feria pueda formar parte del circuito de las ferias de talla internacional. En ese sentido, Christian es bien respetuoso del orden que se ha establecido pero intenta darle la vuelta a las cosas con creatividad y darle la oportunidad a nuevos ingresos y nuevas formas de acción. 

Para mí, como directora de la feria, es un honor contar con alguien como él, ya que, aparte de que tiene un humor magnífico, tiene mucha experiencia organizando y dirigiendo a gente. Muchas veces en el mundo del arte también hay muchas susceptibilidades; entonces de pronto tú eres más gerencial para algo y puedes ser más contundente (los 4 socios del proyecto somos abogados) y Christian, de alguna forma, también maneja ese lado. Él mejor que nadie sabe lo que es sacar adelante tantos proyectos y la lucha constante que hay, y en realidad muchas veces es increíble acercarte a auspiciadores y a personas que dirías “esta persona apostaría por un proyecto cultural” y te das con la sorpresa de que ni hablar va a apoyar un proyecto cultural, que le interesa más una presencia de marca en otro tipo de eventos que en algo que aporta cultura al país. Esa experiencia, ese levantar el ánimo, esa alma de artista, ese abrazo cariñoso; esa parte de él, para la conexión con el artista dentro de la organización y que él pueda manejarla con sus mismos pares es interesantísima.

A pesar de que estamos viviendo un periodo de crecimiento económico sostenido da la impresión de que las empresas no tienen interés en destinar recursos a la cultura. ¿A qué crees que se deba eso?

Este año muchas empresas nos han negado su apoyo pidiéndonos que desarrollemos nuevos proyectos en sus campos de acción. Es decir, vas con alguien grande y te dice “no me interesa Lima, quiero que me hagas algo en la selva o quiero que me hagas algo en la sierra”… Yo puedo organizar algo para eso y para ese tipo de público, perfecto, en otra oportunidad, pero no puedo tratar de saltearme un sistema creado para establecer la participación en un evento como una feria. Invertir en su zona les puede salir a estas empresas económicamente más rentable pero al mismo tiempo yo creo que lo importante sería proponerles contenidos que les permitan devolverle a la zona con educación y con arte lo que obtienen por otro lado de sus riquezas. Sí es interesante y hay que tratar de incluir todo lo que es provincia pero lo cierto es que dudo mucho que cuando vayamos a ofrecerles el nuevo proyecto en el interior, que te puede tomar un año armarlo, acepten apoyarlo.  

En algún momento todo era responsabilidad social o todo era “verde”, ecológico; ojalá la bandera fuera alguna vez el arte y la cultura. Pero lo asocian siempre a un cierto sector reducido, no a una mayoría que quiere mejorar, que aspira a algo más allá del nivel económico. En la feria siempre tienes que tener ambas cosas, pero la feria no solamente tiene presencia en el recinto ferial, hay acciones de la feria en espacio públicos, en actividades paralelas. Yo quisiera tener por ejemplo a la Municipalidad, ya que hablamos de una Feria Internacional de Arte de Lima, apoyando una gestión como esta.

¿No los apoyan?

Para nada, ni siquiera con vallas, ni siquiera con una llamada. Más bien, ellos quieren gestar y desarrollar proyectos para ofrecer bienales, lo que está súper bien, el Perú necesita eso. Pero cuando tú les pides un apoyo para esto te dicen: “no porque la feria es comercial”. La feria no está siendo solo comercial, sino que pretende tener un emprendimiento donde se manejen ambas cosas.  

El ministerio de Cultura nos apoya nominalmente, con el logo, y ha declarado el evento de interés, lo que permite avanzar en una serie de cosas, pero si tú quieres algo más, te niegan el apoyo. Mincetur sí te apoya porque te tiene que declarar feria internacional; sin esa declaración tú no puedes proceder al siguiente paso importantísimo que es que declaren tu recinto ferial con una primaria por la aduana. Eso quiere decir que todas las obras que ingresan al Perú ingresan en internamiento temporal para la feria; si se venden, recién se nacionalizan. Entonces sí hay una intensión de activar el mercado en una feria de arte, de trabajar el tema de aduanas a un mejor nivel, pero luego vas a Marca Perú y la burocracia es demasiado complicada. Hoy mismo le presentas el proyecto a alguien y a las dos semanas te cambiaron a esa persona y a las tres semanas te cambiaron al remplazo. Es difícil trabajar así. Además está el hecho de que el presupuesto que te pueden dar para hacer una feria de arte es muy inferior al destinado para apoyar una feria como Mistura.

¿Cómo te sientes frente al hecho de que Marca Perú le da menos importancia al arte que a la comida?

A nosotros nos comparan con Mistura porque dicen que tenemos una propuesta de arte completamente inclusiva y eso me parece genial; para mí es un honor parecerme a Mistura porque es la feria más querida que hay. Este año tenemos todo un grupo de restaurants que se han sumado al proyecto para hacer una carta menú para todos en la semana de ART LIMA, al mejor precio, y Mistura es nuestro principal aliado. Juntos tenemos que hacer la fortaleza para poder captar un público interesado en disfrutar del país. El tema no va por Mistura, va por el lado de que lógicamente esta es una feria de arte y la misma palabra ARTE ya tiene otra connotación diferente. Ojalá que pudiéramos sumar más apoyos. 

Si privados, gobierno, entidades militares (como la Escuela Superior de Guerra) se suman a esto, no nos para nadie. El tema es que no todos ven esto así, por más buena voluntad que tienen, y el sistema te falla. Sin Marca Perú probablemente no podríamos levantar los apoyos y los auspicios. En otros países tú vas y te entregan una lista, a cada galería, de las 250 personas que la organización invitó par que vengan a conocer la feria y a comprar obras de arte. Los sponsors les pagan el pasaje, les pagan el hotel. Entonces tú sabes que han hecho el esfuerzo y sabes que más allá de lo que es la feria, estás vendiendo la “imagen-país”. Porque todo ese extranjero que viene va a regresar comentando las maravillas del Perú y lo bien que la pasó. Ahí está la diferencia. Claro, de repente ellos tienen otros recursos, pero hoy el Perú se presenta con la mejor oportunidad y la mejor coyuntura para conquistar otros mercados.
¿Cuál esperas que sea el impacto de esta feria en la escena artística local?
Bueno, ya se movió muchísimo. No solamente por la inclusión de muchos artistas peruanos en galerías internacionales, sino también porque las galerías internacionales están viniendo a Perú más seguido a través de sus directores para seguir en contacto con sus clientes y traer obras. Yo creo que a lo que todo el mundo aspira y a lo que nosotros como organización aspiramos es a poder generarles una plataforma permanente de mercado y de acción. Ojalá que haya también más artistas peruanos ahora participando en ferias de afuera a través de galerías extranjeras y que las mismas galerías peruanas también traigan a artistas extranjeros. El mercado es libre.
Me interesa particularmente la sección Gabinetes, que es donde habrá una muestra del extraordinario trabajo de varios fotógrafos peruanos de provincias. ¿Cómo surgió ese proyecto?

Este es un trabajo que nace exactamente igual, a raíz de la experiencia del magazine. ¿Qué ocurría? Que tú miras una fotos maravillosas de herederos de estos legados, como Sebastian Rodríguez, Baldomero Alejos. Entonces dije: ¿por qué no los voy a entrevistar? Además para trabajar el contenido del magazine, las fotos y los textos editoriales tenía que pedirles permiso. Entonces me voy reuniendo con estos personajes y resulta que no tenían oportunidad de poder ser expuestos. Baldomero Alejos es el hombre que retrata la ciudad de Ayacucho hasta antes que se inicie el terrorismo: él te puede mostrar un Ayacucho que nadie conoce. Su registro fotográfico te va a mostrar la ciudad donde luego lógicamente empieza este movimiento; vas a poder mirar qué ocurría, qué pasaba. Está clarísimo. Entonces empiezo con ese sentimiento e inquietud y empiezo a hacer contacto. Voy donde Bendayan y le digo: “Oye Christian, mira, quiero hacer algo con esto pero aún no sé qué” y Christian inmediatamente me dice “vamos a poner a Gustavo Buntnix de curador”.  

Hemos rescatado también un legado increíble de Sebastian Rodríguez en Estados Unidos, todos los originales que están allá. Y es increíble que ellos aquí no tengan la oportunidad de ser expuestos. Luego recuperamos el archivo de Wong Rengifo gracias a la sugerencia de Bendayán. ¿Quién es Wong Rengifo? Es el más grande fotógrafo de la Selva. También tendremos a Martín Chambi, cuyo trabajo estará representado a través de un libro, por lo que su presencia tendrá otro tipo de connotación dentro de la exposición. Y hay más.

Esa pequeña colección que solo ocupa 10 metros representó un año de trabajo. Como su nombre lo dice es un gabinete, no pretende ser más que eso, pero es importante. Y esto parte de que el año pasado Octavio Zaya me dijo: “A ustedes los peruanos, nadie les gana en fotografía”. Y ojalá que Octavio un día haga una exposición de Chambi en Cuzco y él la cure. Y ojalá que cuando toque la puerta de un auspiciador, le aprueben el proyecto. Realmente en el ámbito de la fotografía histórica nadie nos gana. Y la cosa no termina ahí porque hay mil manera de reinterpretar el trabajo de estos grandes fotógrafos. El mismo Alfredo Márquez, talentosísimo artista contemporáneo, se apropia de los archivos de Sebastian Rodríguez para imprimirlos, para serigrafiarlos en unas láminas de cobre. La foto es de Rodríguez pero la reinterpretación y el material es de Márquez y esos son los diálogos que haces entre tu pasado y tu presente.

Ojalá que lo que ha hecho Buntinx para la recuperación de estos portafolios nos dé la oportunidad a los peruanos de aplicar a otras ferias llevando lo que más podemos aportar al mundo en este momento, que es nuestro registro fotográfico. Ese es el sueño y el segundo paso es poder hacer eso internacionalmente.

¿Qué es lo que más te emociona de la lista de artistas y galerías que vienen este año?
Estoy emocionadísima con la llegada de la galería Juana de Aizpuru, es una galería española ; tiene el nombre de la dueña de la galería, que es una mujer de 80 años que fundó ARTCO, la feria más importante de Europa, y que fue una de las grande impulsadora de todo este movimiento de arte contemporáneo que se inicia en España. Ella es LA autoridad, ella es la que nunca fue a ninguna feria de la región y ahora viene al Perú…
¿Cómo conseguiste eso?
El de boca en boca es la mejor forma de conquistar a un cliente. Ese comentario positivo que viene de una persona que pasó por tu experiencia y dice: “a mí me fue bien, pongo la mano al fuego por esta persona, y eso va a funcionar”. Probablemente se identificó con nosotros porque también ella es pionera haciendo lo mismo que nosotros estamos haciendo. Es de las pocas galeristas cuyos artistas están en constante admiración para con ella; es muy importante la relación del artista con su galería. Son muy pocos los que trabajan en un plano horizontal con su artista. Por lo general el galerista se ha mantenido por encima de, pero hoy en día tiene claro que es un socio para generar algo y le brinda toda su capacidad para generar catálogos, para la exhibición, para todo. Puede cobrar más, pero lo merece de alguna forma porque también está involucrado con el trabajo y la promoción del artista y yo creo que Juana maneja eso de forma extraordinaria. En uno de los conversatorios va a hablar ella con otro grande que es Octavio Zaya, y es algo que no se pueden perder.

Escrito por

Alonso Almenara

Escribo en La Mula.


Publicado en

Redacción mulera

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