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La simulación de lo rutinario

Creemos que escogemos cada movimiento que hacemos, pero no son más que resultado del ambiente en el que nos hallamos. 

Publicado: 2014-03-12

The Simulator es una obra que utiliza como soporte la internet y que se vale de gif's, fotografías y sitios web autónomos para montar una narrativa de lo cotidiano. Fue desarrollada por el artista canadiense Garnet Hertz en 1997. Tal como se explica en la página donde se halla albergada, la premisa de The Simulator es sencilla: tratar de convertir la rutina diaria de un individuo en un sitio web.

La obra-web, por denominarla de alguna manera, le presenta al usuario-espectador una imagen con una o más pestañas debajo de ella, cada una con una acción distinta, incitándolo a elegir qué siguiente acción tomar. 

Si se está ante un despertador, por ejemplo, se puede optar por levantarse de la cama y tomar una ducha o por apagarlo y continuar en la cama. Y así con cada una de las alternativas que nos propone The Simulator.

¿Qué muestra un experimento como este?

Si bien se puede pensar que uno pone en acción su libre albedrío, aún así se está siguiendo las órdenes del artista-demiurgo

Esto lleva a interpretar nuestra propia vida, para muchos una verdadera rutina, como una ilusión, la ilusión de que somos nosotros mismos quienes la dirigimos, cuando elementos externos —provenientes del comercio, de la publicidad, así como de la clase social y la época a las que se pertenece— son los que nos tienen sometidos.

Una falsa hiperhistoria

Hiperhistoria. Pese a que en una canción de Soda Stereo aparece dicho término, es probable que pocas personas sepan —siquiera en un primer momento— qué representa o qué puede significar. Sin embargo, no se trata de un concepto difícil de entender. Es más, cualquiera que haya dedicado algunas horas de su existencia a los videojuegos lo captará de inmediato.  

En un videojuego, cuando se presenta más de una alternativa —un camino, una puerta, un arma— el elegir cualquiera de ellas nos abrirá una serie de posibilidades que variará de acuerdo a la opción escogida.

Eso es la hiperhistoria: el hecho de que convivan todas estas posibilidades, como si se tuviese una mano que cada uno de sus dedos fuese una rama que se entrelazará tarde o temprano con la que se extiende a sus costados, cada una con sus tramas, sus giros y sus personajes.

Contraria a la historia lineal, la hiperhistoria es un conjunto de hechos interconectados entre sí, pero que se resuelven acorde con la combinación realizada.

The Simulator tiene la apariencia de una hiperhistoria, pero no es más que una narrativa circular, atrapada en sí misma.

Le toca al lector curioso averiguar por qué y cómo se manifiesta dicha circularidad. Solo se le puede recomendar paciencia y no claudicar cuando parezca que ha quedado atascado en una determinada actividad.

El resultado, entonces, no viene a ser más que una crítica del estilo de vida que se lleva debido al sistema actual bajo el que se desenvuelve el mundo.

Creemos ser dueños de nuestras vidas, pero la verdad es que no es así.


Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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