#ElPerúQueQueremos

foto: www.generaccion.com

El inacabable #Combate entre el parecer y el deseo de parecer

Una reflexión a raíz de las declaraciones vertidas por Marisol Crousillat, productora del concurso juvenil 'Combate'. Un programa que propicia el alienante figuretismo de sus participantes.

Publicado: 2014-03-10

1. 

No se necesita ser un asiduo seguidor de programas como "Combate" o "Esto es guerra", por hablar de los más sintonizados, para estar al tanto de lo que ocurre en ellos, de quiénes son sus protagonistas y cuáles son las pasiones que desata en los miles de jóvenes —de distintas clases sociales— que vienen a ser sus principales espectadores. 

Y digo que no es necesario porque basta con leer cada mañana las portadas de buena parte de los diarios, acercarse a una tienda cualquiera, entrar a un restaurante de barrio e inclusive a la casa del vecino —o de alguien de la familia— para darse cuenta de que estos concursos juveniles con toques de reality se tratan aún de un fenómeno con enorme vitalidad que ha sabido capturar la atención de adultos y menores de edad.

Hasta hace unas cuantas semanas atrás, con un simple paseo por la cuadra 8 de la avenida Brasil, exactamente del lado de Breña, uno podía contemplar la pared del estudio donde se grababa "Combate" y descubrir sobre ella una infinidad de inscripciones hechas con líquido corrector —porque sólo el color blanco destacaría sobre el azul oscuro de la pintura— que rezaban diversidad de mensajes, pero todos siguiendo algunas de estas intenciones: alentar a uno de los dos equipos ("Go verde", "Arriba equipo rojo"), celebrar el amor o la belleza de cualquiera de los "combatientes", y dejar una marca patente de que se había llegado a esta Meca del entretenimiento: yo estuve allí frente a ellos, cerca a ellos, con ellos.

¿Cómo ha sucedido todo esto?

2.

El domingo, Marisol Crousillat, productora de "Combate", fue entrevistada por Fernando Vivas para el diario El Comercio. Esta ha sido una oportunidad inmejorable para conocer un poco más al cerebro detrás de este programa. Además de descubrir cuáles son las directrices sobre las que se ha terminado constituyendo "Combate".

A partir de sus declaraciones es posible reconocer una constante: la división de la realidad en dos niveles, uno correspondiente con la imagen (la apariencia) y otro con la sustancia (el ser).

Un primer ejemplo de ello se presenta cuando Crousillat narra cómo surgió “Combate”, como una versión mejorada de “Calle 7”, un programa chileno con la misma tónica: “Me llegó el DVD del programa, era una producción precaria, pero el concepto era buenísimo”. Completará la respuesta con estas otras frases: “Aquí faltaba reality a los programas juveniles. La tendencia era el enamorarse del competidor, meterlo a tu familia”.

Donde la producción (lo que terminará siendo difundido al público) se distinguirá del concepto (lo que organizará aquello que se tendrá que difundir al público). Por lo tanto, y aunque suene evidente, el concepto antecederá a la producción.

Otro ejemplo se presentará cuando se refiera a la selección de Mario Irrivarren, uno de los “combatientes”. Vivas le preguntará al respecto: “Es uno de los que más empatía tiene. ¿Lo viste en el cásting?” Crousillat responderá: “Fue José Luis Peña, el productor que trabaja conmigo. Yo veía poca cosa y José Luis decía: 'Yo le veo algo'”.

En esta oportunidad, Crousillat demostrará su preocupación por la imagen, pensando ya en lo que vendría a ser lo exhibido a través del programa. Es decir, el concepto del programa sí debía ser sólido, para que lo que finalmente termine siendo exhibido, gracias a la producción, tenga impacto en el público.

En otras palabras, desde la perspectiva de Crousillat, detrás de cámaras prevalecerá el concepto (la sustancia), mientras que delante de cámaras se impondrá la producción (la imagen). Esta preocupación por la imagen será, sin duda alguna, la base del programa. Tanto para sus concursantes como para sus espectadores.

3.

El requisito de la “buena presencia” ya ha sido mencionado en una nota anterior aquí en La Mula. Crousillat es consciente de que un atractivo del programa se encuentra, antes que en la identificación de los jóvenes seguidores con los atléticos concursantes a partir de las edades (“la vivencia del adolescente, del joven que se identifica, porque son chicos como ellos”), es en el deseo de llegar a ser como ellos.

Precisamente, el caso de Irrivarren lo demuestra. Crousillat indicará que antes de su participación, este muchacho era apenas “un flaquito salido de la cocina del Kentucky” y que ahora “va al gimnasio”. Por lo que el mensaje enviado al público, a ojos de la productora, será: "Si él está ahí, entonces yo también puedo estar".

¿Pero cómo poder-estar-allí, no solo como espectador, sino como genuino participante, si “Antes que nada, este es un negocio” (Crousillt dixit)? Un negocio amparado en estereotipos y exageraciones. Es decir en situaciones que estimulan, que propician, la exacerbación de la imagen (de la apariencia) y no la afirmación del ser (de la sustancia).

Tres preguntas —con sus respectivas respuestas— que así lo confirman:

P: Siguiendo ese razonamiento [el deseo del espectador por ser parte del programa], puedes tener chicos más afines al común de la gente.R: Si los hubiera conseguido en el camino, sí. Tengo bastante mezcla, el cholo típico con muchos rasgos indígenas no lo tengo, pero sí tengo mis criollos bien sacados de barrio. 

P: Y tienes afroperuanos como Zumba. ¿No sientes que se estereotipa al afrodescendiente con el bailecito del mono?R: Podría ser, pero no ha venido ninguna queja en ese sentido. Él lo hace porque se le ocurrió, naturalmente. 

P: ¿Cómo armar todo para que resulte espontáneo?R: Si lo armas todo, queda falso porque ellos no son actores. Lo que hacemos es aprovechar lo que sucede y quizás exagerarlo”

La naturalidad —de Zumba y, por extensión, de los demás— no es natural. Está ceñida por el concepto del programa que exige, a su vez, la supremacía de la imagen, no de la sustancia.

No serán actores profesionales, pero el programa, al tener un formato de reality, terminará por absorberlos y convertirlos en sus reclusos, aunque ellos crean que se están dejando llevar por su voluntad.

4.

Una de las preguntas finales que Vivas le hace a Crousillat tiene que ver con lo que ella considera como lo peor del mundo de la televisión. La productora hablará del mal uso que se hace de dicho medio: 

“Y no me refiero solo a los políticos, sino a toda esa gente que sabe que aparecer en ella la va a hacer conocida. Todo ese figureteo la ensucia. La gente se desespera porque es un aparato maldito. Por otro lado, es fascinante cuando la usas bien, cuando quieres llegar bien y tienes la intención de entretener. Ese es su fin, no educar. Antes que nada, este es un negocio. Y si no entretiene, no va a funcionar. Entretener bien es lo que va a hacer que te sientas bien”.

¿Pero no será que ese figureteo se verá alimentado, “casualmente”, por una televisión-negocio que, gracias a su entretenimiento, “educa” a la ciudadanía para que encuentre un sentido en sus vidas, no en el ser ella misma, sino en el parecer o en el tratar de ser idéntico a un modelo de belleza asociado al éxito, aunque esconda el sacrificio de la propia personalidad?

Un figureteo que se manifestará porque la sociedad en la que nos hallamos todos —"combatientes", aspirantes de "combatientes", némesis de los"combatientes", etc.— no dejará de provocarla, pues ambas se necesitan y se complementan.

Lee también en La Mula:

Ernesto y Mario, de #Combate, nos explican el racismo

Procuraduría antirracismo, una propuesta de Fernando Vivas

Esto es chamba


Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.