La discusión en torno a la despenalización del aborto por violación sexual tiene los ingredientes suficientes para polarizar a buena parte de la sociedad peruana. Lo que debería ser una discusión acerca de políticas públicas en salud, se ha convertido en un motivo de intenso conflicto entre distintos grupos sociales, políticos, ideológicos y sobre todo religiosos. O, lo que es peor, en una excusa para lanzar juicios, adjetivos, burlas y acusaciones. Todo esto, como antesala al Día Internacional de la Mujer.

Sí hay un tema que involucra radicalmente a una mujer, es justo el aborto. En la libertad femenina para decidir radica el quid del asunto. Y aquí empiezan también los problemas. Porque hay sectores políticos conservadores, y religiosos ultraconservadores, que niegan a la mujer esta posibilidad de decisión. Y otros, más bien progresistas, o liberales, que lo aceptan y lo promueven, sobre todo si el embarazo del que se debe decidir es producto de una violación.

Todos se organizan. Cada uno con su marcha. 

Justamente este  jueves, diversos movimientos de mujeres agrupados en la llamada "Articulación feminista" presentaron ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) un anteproyecto de ley que busca despenalizar el aborto en caso de violación sexual.

La iniciativa legislativa nació como parte de la campaña "Déjala decidir", y fue respaldada por 80 mil firmas de hombres y mujeres de distintas ciudades del país.

Por su parte, los grupos que se oponen a la despenalización del aborto se han organizado en una “Marcha por la vida”. La institución que la impulsa y avala es, por supuesto, la Iglesia -el Arzobispado de Lima, en este caso específico.

Dime con quién andas y te diré...

Con los días, sin embargo, a esta última campaña se han ido sumando diversos actores políticos. La lideresa del PPC, Lourdes Flores Nano, por ejemplo, se ha manifestado a favor de esta marcha pues, según afirma, “es un compromiso de ratificación de los valores en los que creo”. Con ella, además se ha sumado el precandidato a la Alcaldía de Lima (o uno de los candidatos internos del partido), Rafael Santos. La centro-derecha en acción, digamos.

Pero eso no es todo. Resulta bastante clarificadora la coincidencia de agendas y de puntos de vista entre esta “Marcha por la Vida” y el grupo fujimorista. Desde el Congreso, el fujimorismo se ha encargado, entre otras perlas, de boicotear el derecho en los colegios a una educación sexual abierta y científica, y a los derechos sexuales aprobados por las Naciones Unidas. ¿Pura coincidencia?

Y una última. Recientemente se ha publicado una nota donde se denuncia cómo grupos fascistas apoyan esta Marcha. La alusión al fascismo no es gratuita, pues "Acción Legionaria" estos grupo se perfilan como homofóbicos, antifeministas, antizquierdistas, antidemócratas y conservadores. Ya podemos imaginar el tipo de discurso que enarbolan.

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