El FMI ¿ya tiene rostro humano?
Para los latinoamericanos mayores de 35 años, decir Fondo Monetario Internacional puede generar perturbadores recuerdos
En la década del 80, Viuda e Hijas de Roque Enroll una banda cursi argentina de chicas con peinados repletos de laca botó un track aún más cursi llamado “Estoy tocando fondo”. No se tiene certeza cómo llegó a la letra de la canción, aquel sonsonete pegajoso que repetía “…fondo monetario internacional” constantemente.
Hasta un informe lanzado a fines de febrero por investigadores del Fondo Monetario Internacional (FMI), este one hit wonder de la intrascendente banda de twist rock fue el lado más “humano” del organismo global percibido por hombres y mujeres de la región que pasan de los 35.
El FMI y Latinoamérica
Fundado en 1944 tras la reconversión monetaria de los acuerdos de Bretton Woods, el FMI tuvo un objetivo medular: otorgar créditos a economías con problemas para equilibrar la balanza de pagos, aquella herramienta que compensa los ingresos y salidas de un país: sus finanzas, comercio exterior, niveles de deuda, ahorro e inversión. Esta meta inicial fue mutando con los años, convirtiendo al FMI en un organismo de férreo control sobre las naciones asociadas a él sobre todo en economías en desarrollo.
Durante la década los años 80, el matrimonio entre el FMI y la región no fue del todo feliz: recetas contractivas, austeridades fiscales, recortes de gasto (que iban desde salud, pasando por educación y terminando en inversión pública), monitoreo escrupuloso de la inflación, estrictos compromisos de deuda fueron recurrentes de la llamada ortodoxia económica del FMI y que marcaron el vínculo entre el organismo global y las economías latinoamericanas. ¿Los hijos de este poco feliz encuentro en las subsiguientes décadas? incremento de la pobreza, de la desigualdad en términos de ingreso, aumento en la brecha de infraestructura, del analfabetismo, migración regional hacia economías desarrolladas y carencia de una economía del bienestar. Herencia que hasta el día de hoy, la región acusa recibo.
El rabo de paja del FMI
“No quiero reescribir la historia, pero sí le diré una cosa: creo que ahora prestamos más atención a la población más expuesta (…) En los programas que diseñamos (actualmente) tenemos más redes de seguridad social, nos concentramos más en los que tienen menos y deben ser protegidos” contestó en setiembre del año pasado una constreñida Christine Lagarde, directora del FMI ante la pregunta que le hiciera Andrés Oppenheimer respecto a las exigencias que impuso –vía recetas económicas- el organismo hace tres décadas, especialmente en Latinoamérica.
A la actitud de la directora se suma el mencionado informe lanzado el pasado 26 de febrero, “Redistribución, Desigualdad y Crecimiento” firmado Jonathan D. Ostry, Andrew Berg y Charalambos G. Tsangarides, todos funcionarios del FMI (que en 2011 también tocaron el tema de desarrollo versus desigualdad social en ingresos).
Según el estudio, “Todavía sería un error centrarse en el crecimiento y dejar la desigualdad al libre albedrío, no sólo porque la desigualdad puede ser éticamente no deseable, sino también por el crecimiento resultante, que puede ser bajo e insostenible”
Hace 25 ó 30 años, ningún científico social en Latinoamérica hubiera dado crédito a que una frase de este corte provenga de un estudio del FMI, menos de funcionarios del organismo. Equivale a leer un comunicado del Sodalicio o del Opus Dei avalando a la Teología de la Liberación.
Reuters destaca que respecto a las economías regionales, el FMI “Siempre ha sido recurrente en el pedido de promover el crecimiento y reducir la deuda, pero no se ha centrado explícitamente en las desigualdades de ingresos. Pero en el último año, la directora del FMI, Christine Lagarde, ha mencionado que la generación de la estabilidad económica es imposible sin abordar también la desigualdad”
Ostry, uno de los autores y Subdirector del Departamento de Estudios del FMI ya había dado la alarma vía el informe previo publicado en abril del 2011 “Desigualdad y crecimiento no sostenible: ¿dos caras de la misma moneda?” Reconoció que la desigualdad ha sido tribuna constante para que los Gobiernos transfieran fondos a sectores populares, reconociendo la idea subyacente que fue el populismo quien sostuvo a una clase política más enfocada a otorgar una legitimidad a sus gestiones basada en el favor de los menos favorecidos, que al desarrollo económico.
Con esto, el FMI también está demostrando su incursión en el análisis político cuando tradicionalmente el organismo estuvo más inclinado al análisis técnico de las economías en vías de desarrollo, procrastinando la cuota del estudio científico social de estas naciones, sobre todo en las décadas pasadas.
Hace 25 ó 30 años, ningún científico social en Latinoamérica hubiera dado crédito a que una frase de este corte provenga de un estudio del FMI, menos de funcionarios del organismo. Equivale a leer un comunicado del Sodalicio o del Opus Dei avalando a la Teología de la Liberación
Todo apunta a que Lagarde, una abogada francesa de 58 años y directora del FMI desde el 2011 habría traído nuevos rumbos al fondo. ¿Aires menos técnicos en todo caso?
Los tiempos han cambiado en Latinoamérica, salvo Argentina o Venezuela las economías regionales no son las mismas que en los años 80, sin embargo los problemas de pobreza, desigualdad, reciprocidad de la renta, brechas en infraestructura, atrasos en salud y educación siguen perennes y en agenda.
Si el posible cambio de enfoque del FMI calza con este nuevo esquema regional, la mudanza vino a pelo y es más que adecuada.
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Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba
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