El pasado 9 de diciembre, la joven Yakiri Rubio de 20 años paseaba por una calle de la colonia Doctores del Distrito Federal en México cuando fue interceptada por dos sujetos que bajo amenazas la llevaron a un hotel para golpearla y abusar sexualmente de ella. En medio del forcejeo Rubio logró que uno de los agresores reciba un corte con el mismo cuchillo con el que la estaba atacando, lo que le provocó la muerte poco después. 

Sin embargo, de ser víctima Yakiri pasó a ser victimaria al ser apresada por los mismos policías a los que acudió desesperada para ir en busca del otro sujeto que logró escapar en medio del incidente y que al ser hallado acusó a la joven de haber 'asesinado a su hermano'.

El caso, que no tiene nada que envidiar a un guión de película de suspenso, ha despertado la indignación de la sociedad mexicana, algo que se ha hecho aún más visible en las redes sociales con mensajes de apoyo a la joven y de rechazo al sistema judicial azteca, que tras un arduo trabajo de la abogada Ana Katiria Suárez, recalificó el delito que se le imputa de homicidio calificado a un irrisorio "homicidio por exceso de legítima defensa".

El desenlace de la historia aún está en veremos, pero hoy vuelve a las primeras planas tras la liberación de Yakiri producto del pago de la fianza de 423.800 pesos (32.009 dólares o 23.310 euros) impuesta por un juez el miércoles pasado. A su salida del penal de Tepepan en Ciudad de México, solo tuvo palabras de agradecimiento para su familia y todos aquellos que aún creen en su inocencia.

Este jueves se reinicia el proceso penal en el que la intención de la defensa es "lograr una sentencia absolutoria de una legítima defensa", ya que según sostienen, las irregularidades que se produjeron en la detención de la joven fueron numerosas, además de la existencia de "deficiencias en los peritajes", y el no cumplimiento del protocolo de actuación ante una denuncia por delito de género.

¿Debe una mujer que ha sido abusada sexualmente ser condenada por haberse 'excedido' en la forma de defenderse? ¿A quién debe defender la justicia en primer término?

Yakiri confesó también a su salida que siente miedo. Uno de sus agresores sigue en la calle, como si nada y la familia del sujeto muerto la amenaza con hacerla correr con la misma suerte. "Sí, sí tengo miedo todavía porque uno de mis agresores sigue todavía allá afuera. El sigue feliz de la vida y sí tengo miedo, tanto de mí como de mi familia que vayan a correr algún riesgo".

La pregunta es simple: ¿es justo?.

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