La decisión de Vladimir Putin de iniciar maniobras militares en Crimea aumentó la tensión entre Rusia y Ucrania y derivó en llamados internacionales al diálogo, por un lado, pero también a advertencias, como las recientes de EEUU, y demandas de que las tropas rusas abandonen territorio ucraniano.

Ayer Putin anunció que no era necesario utilizar la fuerza armada y que el 7 de marzo ya no habría militares rusos fuera de sus fronteras. ¿Y ese cambio? ¿Sólo estaba haciendo un ensayo? Todo indica que no, que el gobernante ruso también pensó en los efectos económicos de esta crisis, más aún luego de que EEUU amenazara con un bloqueo  económico para Rusia y la Unión Europea.  

Razones económicas a tener en cuenta    

Rusia provee a Europa con más del 25% de los combustibles: gas, petróleo, carbón y uranio, entre otros. El 80% de éstos tiene que pasar por Ucrania, por lo que si hubiera una guerra se produciría un aumento de los precios de los combustibles o una escasez (ayer el gigante ruso distribuidor de gas, Gazprom, anunció que a partir de abril dejará de vender gas a Ucrania a precio reducido). 

De acuerdo con Eurostat, en el 2012 las exportaciones de la UE a Rusia sumaron 123,000 millones de euros. Grandes empresas europeas venden entre el 5% y el 10% de sus productos a los compatriotas de Putin. Así, un bloqueo a Moscú perjudicaría a la economía comunitaria. 

Por lo pronto, Rusia ha salido mal parada con su intromisión militar. Empezó esta semana con una devaluación del rublo frente al dólar y al euro, y la Bolsa de Valores de Moscú tuvo su mayor caída desde el 2008 y afectó a los principales mercados del mundo resto de plazas del mundo. ¡Fuga de capitales!  

Ayer, el Banco Central ruso subió los tipos de interés al 7% con el propósito de detener esta fuga. Aunque los analistas internacionales consideran que esta medida podría afectar el crecimiento de su economía en el 2014.  

Lo cierto es que la movida militar puso en un primer plano el poderío -no sólo geopolítico- de Putin, sin embargo la economía lo ha hecho retroceder y por eso ha planteado buscar una salida diplomática a la crisis con Ucrania. Además, no quiere perder inversiones extranjeras y tampoco dejar de exportar hacia sus mercados cautivos, mucho menos que su moneda se desmorone. 

El dinero manda, pues.  

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