Paseando bajo el sol en el centro turístico del Mar Negro en Sochi, el presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó un mensaje: los Juegos Olímpicos de invierno "abrieron el alma de Rusia" al mundo y demostraron que los que fueron críticos con el país anfitrión se equivocaban. ¿A qué se refiere Putin con sus declaraciones?

Ayer, durante el balance de los primeros Juegos posoviéticos en Rusia, el presidente catalogó el evento como un éxito. Sus palabras se basan en dos elementos: su país encabezó el medallero y logró evitar problemas de seguridad mayores. 

Para las autoridades rusas las numerosas críticas que llegan desde el exterior sobre los altos costos de viajar a Sochi y las pésimas condiciones de los hoteles no tienen cabida. Y, como era de esperar, mucho menos las protestas y denuncias por su "ley antigay". 

Pero qué podríamos criticar, si en palabras del alcalde de Sochi, Anatoly Pakhomov, en su ciudad "no hay gays". ¿Cómo aplicar una ley que afecta a un colectivo que, al parecer, no existe en Rusia? 

Eso sí, como a veces las excepciones ocurren, por si alguna persona LGTBI llegaba a Sochi, el alcalde de la ciudad rusa -en un gesto de aparente caridad- señaló que los atletas homosexuales que participaran en los Juegos no serían discriminados ni "capturados", siempre y cuando respeten las leyes rusas.

"Solo decimos que es su asunto, su vida. Pero que no es aceptada aquí en el Cáucaso, donde vivimos. En nuestra ciudad no tenemos gays", señaló en declaraciones a la BBC poco antes de comenzar el gran evento deportivo.

Fue otro intento más de la hipocresía oficialista por calmar las aguas ante la presión internacional, en un país donde "es más fácil ser neonazi que ser homosexual", según alertaba Inessa Sajno, de la ONG rusa Memorial hace unos meses. 

Y es que, en este país, la forma de vida de los homosexuales suele relacionarse con "una degradación social importada desde Occidente", alertaba Sajno. Por ello, no sorprende que Putin, no dudara en aprobar una ley que prohíbe la difusión de la llamada "propaganda homosexual" a menores de edad, castigando hasta con penas de prisión.

La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció recientemente la "violencia homófoba" de Rusia y alertó de que la situación de los derechos humanos sigue siendo "muy problemática".

Los homosexuales sufren día a día ataques y acoso, desprotegidos por las autoridades que, no sólo no investigan estos delitos de odio, sino que incitan a cometerlos. Grupos neonazis suben a Internet material audiovisual con las pruebas de sus ataques contra homosexuales, en actos que ellos mismos denominan como "movimientos civiles que luchan por los pecados de la sociedad", dijo la portavoz de Human Rights Watch, Tanya Lokshina a CNN hace un mes.

Sin embargo, el presidente ruso no tiene duda alguna y considera que muchas de las críticas que llegan están motivadas por "la lucha competitiva en la política internacional, tal vez incluso la geopolítica", informa Reuters. "Utilizaron el proyecto olímpico para conseguir sus propias metas en el área de la propaganda contra Rusia", expresó ayer. 

"Porque cuando emerge un fuerte competidor -el caso de Rusia- algunos se preocupan, a algunos no les gusta y algunos se asustan, sin entender cuánto ha cambiado la sociedad rusa", dijo Putin en una entrevista en la televisión estatal.

El gobierno ruso se salió con la suya. Más allá de la exdiputada italiana Vladímir Luxuria, que se paseó por el parque olímpico vestida de arco iris mientras gritaba "Ser gay es ok", ningún deportista llegó finalmente a saltarse las reglas del COI. Vamos, que los Juegos fueron un verdadero éxito, un éxito en legitimar la discriminación.

Consulta el informe anual de HRW aquí

Campaña de Amnistía Internacional: Putin: Proteja la libertad de expresión

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