El centro cultural La Noche es desde hace alguna décadas uno de los puntos clásicos de la vida nocturna barranquina. Conocido principalmente por sus conciertos, es poco probable que exista algún músico limeño de trayectoria que no se haya presentado allí alguna vez.

Desde Líbido, Mar de copas o Frágil, hasta propuestas más hard como Masacre o G3, por citar sólo a los ya "clásicos", han sido algunos de los nombres que han pisado el escenario del centro cultural.

Pero hay otra dimensión de este lugar. Uno en el que un chilcano, un mojito, unas papas bravas, unos anticuchitos, o simplemente una jarrita de cerveza para calmar la sed son pretextos para pasar un buen rato para todos los que desde hace muchos años entran y salen, se van y regresan -y muchas veces no quieren salir- de este local nocturno.

La barra de La Noche se caracteriza entre otras cosas por la calidad de sus tragos y sobretodo por la cálida atención que los trabajadores brindan a los visitantes. En La Noche uno siente que se encuentra con amigos, incluso cuando está sólo, y es por que después de tantos años trabajando en el local, los barmans y los mozos han formado amistad con los clientes y conocen muchas de sus historias, penas, alegrías y todo eso que uno lleva y trae al visitar un bar.

Sin embargo es muy poco lo que sabemos de estas personas que están ahí siempre dispuestos a atendernos y a brindarnos un poco de alegría en cada trago. LaMula.pe visitó un jueves temprano el bar para conversar con Miguel Rojas, Lucho Martínez y José Inquil, tres de los trabajadores más antiguos del bar. Esta es una conversa entre amigos.