"Filas y filas de gente demacrada, siluetas apiñadas mugrientas y enfadadas, frente a los rostros delicados y hambrientos de niños". Así describe el portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Christopher Gunnes, una fotografía (encabezando la nota) que muestra, sin necesidad de palabras, la cruda realidad a la que se enfrentan los residentes del campo de refugiados palestinos de Yarmuk, próximo a Damasco, Siria.

Las imágenes no dejan indiferente a nadie: desde niños haciendo cola para buscar paquetes de alimentos, hasta el llanto de un padre que se reencuentra con una hija perdida, o una madre que sufre por una muerte.

Estas "escenas apocalípticas", publicadas en la web de la agencia, reflejan el día a día al que se afrenta una población que lleva meses asediada por el drama sirio que enfrenta a las fuerzas del régimen y los rebeldes.

"Son estampas de la inhumanidad que han llegado a ser rutina en los boletines de noticias nocturnos. Son la realidad diaria de la UNRWA", señala Gunnes y recuerda que las instantáneas muestran uno de los últimos repartos de alimentos que se realizó en el lugar.

A pesar de las promesas sobre el acceso de ayuda humanitaria a Yarmuk por parte del régimen de Bashar Al Assad, el representante de la ONU alerta de que los miembros de UNRWA siguen "preocupados" por la situación que viven "miles de civiles". "Ya han sufrido demasiado", ha dicho.

Recordemos que desde julio el régimen sirio cerca el campamento. La ONU inició una operación para distribuir ayuda humanitaria el 18 de enero, aunque tuvo que interrumpirse por los enfrentamientos entre el régimen y las milicias. La consecuencia: unas 18,000 personas siguen atrapadas en el campo de refugiados. ¿Lograrán retomar la distribución de alimentos?

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