Paco de Lucía tenía una técnica de guitarra prodigiosa. Cuando uno lo escucha se asombra de la ejecución ejemplar, precisa. Ser un guitarrista flamenco no es sencillo, y en este sentido se está un paso más allá del estilo clásico ya que se trata de una música que bebe de lo popular y, por lo tanto, debe mantener su dinamismo, su versatilidad y pasión. Esto se aprecia claramente en las colaboraciones de Paco con Camarón de la Isla donde voz y guitarra se aúnan para forjar un efecto intenso, desgarrador, tan vital (sirva de muestra el caso de "Como el agua"). 

Con cada disco, cada canción uno asiste a una evolución musical que tiene como objetivo otorgar al flamenco una categoría universal. Comenzó como  discípulo del Niño Ricardo y luego Sabicas fue quien lo introdujo en la importancia de la técnica en la cual se perfeccionó hasta llegar al nivel en el cual podía experimentar sin temores e innovar ante la tradición flamenca ortodoxa.

Con esta firmeza y talento, Paco de Lucía exploró con los cambios de cuerda, con la rítmica del compás, las melodías y hasta con la postura al tocar (detalles que para un virtuoso como él eran esenciales). Así, sus bulerías, fandangos y rumbas son el resultado de la urdimbre del creador, de quien se arriesga con el sonido y mantiene la esencia ancestral. Al respecto el escritor peruano Fernando Iwasaki recordaba: "Con Paco de Lucía el arte flamenco ha adquirido un estatuto artístico universal sin menoscabo de su soberanía y su originalidad". 

1. Antonia

2. Río ancho

3. Callejón del muro

4. Como el agua

5. Punta umbría

6. Concierto de Aranjuez-Adagio

7. Cueva del gato

8. Entre dos aguas

9. Reflejo de luna

10. Jerezana

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