ya acabó su novela

La rebelión de las máquinas ya se vive en el pop

Squarepusher, el gurú de la electrónica, regresa con su proyecto más original hasta la fecha: un álbum de rock enteramente grabado por robots.

Publicado: 2014-02-22

El sello británico Warp Records ha anunciado que este 7 de abril lanzará al mercado un nuevo álbum del gurú de la electrónica Tom Jenkinson -mejor conocido bajo el seudónimo de Squarepusher- que tiene la peculiaridad de haber sido enteramente grabado por un power trio de robots japoneses llamados “Z-Machines”.  

Kenjiro Matsuo, el productor musical de la banda de autómatas, decidió convocar a Jenkinson, una de las principales figuras de la escena IDM (intelligent dance music), con la idea de explorar nuevas formas de hacer música aprovechando las potencialidades de estas máquinas de notable complejidad técnica -el guitarrista tiene 78 dedos, mientras que el baterista posee 22 brazos-. Poco a poco, este proyecto de experimentación libre se fue cristalizando en un EP de cinco temas que ha empezado a generar no pocas expectativas.

squarepusher regresa con su proyecto más original hasta la fecha

El álbum se titula, apropiadamente, “Music for robots” (música para robots), y está específicamente diseñado para explorar las posibilidades del lenguaje del rock en un entorno en el que las limitaciones de los intérpretes humanos, al menos en cuanto a virtuosismo, al fin se han vuelto irrelevantes: la experiencia nos ofrecerá riffs imposibles a mil beats por minuto, asimetrías rítmicas de vértigo, técnicas extendidas a gogó, y quién sabe qué otras sorpresas.

Veamos, por lo pronto, el clip del primer single:

Aunque, de hecho, no es la primera vez que una banda de robots emerge en el mundo de la música pop (vale la pena chequear los videos de los robots metaleros de Compressorhead), la idea de usar estas máquinas como una verdadera extensión de las capacidades físicas del ser humano (más allá del glamour maquínico que generan en escena), constituye una verdadera primicia en el rock. Otros géneros, como la música clásica, registran por supuesto una rica y diversa historia de interpretación mecánica, iniciada hace siglos con las cajas y autómatas musicales, y desarrollada más tarde gracias a las pianolas y los órganos mecánicos. El propio Jenkinson reconoce en una entrevista sentirse parte de esta tradición:

"He admirado durante mucho tiempo las obras para piano mecánico de Conlon Nancarrow y György Ligeti. Parte del atractivo de esa música tiene que ver con el hecho de escuchar un instrumento familiar interpretado de una manera desconocida. Para mí siempre ha tenido algo de fascinante el encuentro de lo desconocido con lo familiar. He sido durante mucho tiempo un defensor de la idea de adoptar nuevos enfoques en las instrumentaciones existentes a la vez que he tratado de desarrollar nuevos instrumentos. Ser capaz de repensar, por ejemplo, de qué forma se puede usar una guitarra eléctrica es muy emocionante”.

¿No han oído hablar de Nancarrow, el genio modernista de la música mecánica? Permítaseme aprovechar la ocasión para compartir con ustedes uno de sus memorables estudios para piano mecánico:

El proyecto de Squarepusher y los Z-Machines llega, por supuesto, en un momento en el que la industria del pop no podría ser acusada de ser más sintética. Las preguntas que con él han de surgir necesariamente, sin embargo, me parecen interesantes: por ejemplo, ¿hasta qué punto puede albergar emoción la performance de un intérprete sintético? “Music for robots” es quizá solo una somera premonición de un campo infinito de posibilidades que la música podría tener por delante.


Escrito por

Alonso Almenara

Escribo en La Mula.


Publicado en

Redacción mulera

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