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Leopoldo Lugones, el ocultista

Recordando al escritor argentino al cumplirse un año más de su muerte. 

Publicado: 2014-02-18

Lugones fue una de las luminarias del modernismo. Su primer libro de poemas, Las montañas del oro (1897) fue elogiado por Rubén Darío.  Sin embargo donde descolló el escritor argentino fue en la cuentística debido, específicamente, a dos colecciones de cuentos memorables: Fuerzas extrañas y Cuentos fatales

Con estas obras Leopoldo Lugones evidencia influencia del decadentismo francés a través de la recurrencia de personajes patológicos, al alimón entre la locura y la muerte. Asimismo, como sucede en “Yzur”, Lugones debiera ser considerado una pieza clave de la literatura de ciencia ficción en Latinoamérica; en él se aborda los dilemas de la ciencia y su conflicto con la metafísica. 

Ahora, lo que siempre me ha atraído de Lugones fue su búsqueda espiritual a través de las ciencias ocultas, la que conocía de primera mano. Así, en su curioso libro Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires Roberto Arlt nos recuerda que Lugones había estudiado "excesivamente la Doctrina Secreta". 

Esta mención alude al conocimiento que Lugones tenía de las propuestas de Madama Blavastky, esto es, de la teosofía (también llamada "Doctrina Secreta"). Sobre este punto es necesario recodar que en 1893 Madama Blavastky fundó La Sociedad Teosófica Argentina.

Imbuido del ocultismo lo que nos ofrece Lugones en sus cuentos es la divulgación de los arcanos, algo así como el maestro instruyendo al vulgo sobre las revelaciones de un conocimiento superior. En este sentido más que una lógica de la literatura fantástica hay en sus cuentos una preocupación hermética. 

Al respecto el mejor ejemplo es "Ensayo de cosmogonía en diez lecciones", donde nos habla de la vida como un continuum de energía y transformación ("La vida, ya lo hemos dicho, es un eterno cambiar de estado"). Lugones intenta explicar las teorías teosóficas como una alternativa a la ciencia hegemónica, nos habla así del "universo como manifestación inteligente", de los espíritus lunares y solares como fuentes de la conciencia y alma del hombre. 

Este interés de Lugones fue más que un motivo erudito o una simple moda, siendo más bien una convicción sobre la transformación espiritual y el retorno a un tiempo primegenio (una vuelta al orden sagrado). Ahora, a pesar de estos intentos el fin de Lugones estaría lejos de la armonía: ya sea por motivos amorosos, literarios o políticos lo cierto es que se envenó con cianuro el 18 de febrero de 1938. 


Escrito por

Christian Elguera

Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today


Publicado en

Redacción mulera

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