#ElPerúQueQueremos

Y la fiesta no se detiene

50 años de París era una fiesta de Ernest Hemingway

Publicado: 2014-02-16


Publicado póstumamente en 1964, este libro de Ernest Hemingway (1899-1961) es una suerte de retrato del tiempo en que el autor fue gestando a pulso su educación sentimental, allá por los años 20 del siglo pasado; cuando París era el lugar al que llegaban todos los intelectuales y artistas que habían huido de la guerra o de las consecuencias de esta. Hemingway estuvo allí junto a una generación de verdaderos genios de la pintura, la literatura, el cine y demás artes.

La diferencia que tiene esta Bildungsromane (novela de formación) en relación a otras como Retrato de un artista adolescente de James Joyce, Bajo las ruedas de Herman Hesse o Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister de Johann Wolfgang von Goethe es que no fue redactada, a pesar del tema, por un escritor principiante, sino que es el ejercicio de memoria de una época dorada que realiza un escritor completamente dueño de sus posibilidades que se encuentra casi al final de sus días:

“Ernest empezó a escribir este libro en Cuba en el otoño de 1957, lo trabajó en Ketchum (Idaho) en el invierno de 1958 y parte de 1959, se lo llevó a España en nuestro viaje de 1959, y siguió con el libro de vuelta a Cuba y luego a Ketchum, a fines de otoño. Lo terminó en la primavera de 1960 en Cuba, después de una interrupción para escribir otro libro, El verano peligroso […]. Retocó el libro en el otoño de 1960 en Ketchum. El libro trata de los años que van de 1921 a 1926”, anota Mary Hemingway, como prefacio al libro.

Ernest Hemingway a la edad de 22 años


Si intentamos darle una lectura orgánica, diríamos que París era una fiesta está compuesto esencialmente por escenas o estampas, en algunos casos aparentemente inconexas (que refieren a personajes como Gertrude Stein, Ezra Pound, James Joyce, T. S. Eliot, F. S. Fitzgerald; entre otros), que dan cuenta de cómo Hemingway renunció al periodismo para dedicarse a la escritura.  

Algunos dirán que esto no es cierto, que Hemingway escribió para innumerables medios en los años posteriores a estos referidos a Paris, incluso pondrán como ejemplo el papel decisivo que el escritor tuvo en la guerra civil española a partir de 1936, y estarían en la razón, al menos en alguna medida: es innegable que Hemingway siguió trabajando como reportero o corresponsal de guerra; con esto pagaba sus cuentas, al menos al comienzo (como se detalla en Paris era una fiesta), sin embargo él estaba consagrado plenamente a la literatura: “Tenía trabajo hecho para periódicos de Toronto que todavía no había cobrado. Cosas para periódicos las podía escribir en cualquier parte y de cualquier humor”, escribe.

Es interesante ver la manera en que Hemingway construye su personaje, siempre lúcido a pesar de su juventud, brillante y perspicaz y profundamente enamorado de su mujer de esos años. Quizá en esto último radique la veracidad que dota de vida a este libro; el contrapunto entre este héroe hierático y la dupla que conforma junto a su mujer que nos da la cara más blanda y entrañable del personaje: “Luego caí en la cuenta de que para darle gusto a Miss Stein yo no tenía que curarme más que de ser joven y querer a mi mujer”.

Es pues, la visión de esos años de Hemingway, en absoluto condescendiente, pero sí tierna y paternal y allí radica su encanto: el Hemingway de sesenta años, que ha vivido una vida maravillosa y excesiva, que ha conocido medio mundo y ha dejado destruido otro tanto a su paso, escribe estas memorias para abrazar al Hemingway de veinte años que empezaba a conocer el mundo en París.

Hay un viejo refrán que reza: “Nunca hay que volver al lugar donde se fue verdaderamente feliz”; creo entender esta expresión y estar casi completamente de acuerdo, por mi propia experiencia; pero en el caso de París era una fiesta se opera una dinámica completamente inesperada, explicitada por el propio autor: “Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero siempre cabe la posibilidad que de un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron antes contadas como hechos”.

Y es que, como las ciudades que nunca están completamente construidas, completamente terminadas, sino que van cambiando constantemente; la identidad de una persona se va construyendo día a día, aunque en esencia seamos los mismos: “París no volvería nunca a ser igual, aunque seguía siendo París, y uno cambiaba a medida que cambiaba la ciudad”. Siempre habrá una ciudad que nos marque porque allí amamos, tuvimos descubrimientos notables y fuimos derrotados. Todos tenemos nuestra Barcelona (como el Quijote) y luego debemos regresar a casa.

La magia de este libro es que mantiene una imagen imperecedera de verdaderos héroes de la cultura. Y del mismo modo que Ava Gardner siempre será bella en las películas, en París era una fiesta Miss Stein siempre será un alma fuerte, casi impenetrable; Ezra Pound un hombre noble que haría lo que fuera por cualquier artista que estuviera en apuros, independientemente de que fuera bueno o malo; Eliot un joven oficinista siempre indeciso; Joyce uno de los tantos nombres prohibidos en casa de Miss Stein y F. S. Fitzgerald un hombre profundamente triste.


Aquí algunas escenas de París era una fiesta:


“Miss Stein era muy voluminosa, pero no alta, de arquitectura maciza como una labriega. Tenía unos ojos hermosos y unas facciones rudas, que eran de judía alemana, pero hubieran podido muy bien ser friulanas, y yo tenía la impresión de ver a una campesina del norte de Italia cuando la miraba con sus ropas y su cara expresiva y su fascinador, copioso y vívido cabello de inmigrante, peinado en un moño alto que seguramente no había cambiado desde que era una muchacha. Miss Stein hablaba sin parar y al principio de nuestra amistad no hablaba más que de personas y lugares”.

Gertrude Stein retratada por pablo picasso



"La primera vez que entré en la librería estaba muy intimidado y no llevaba encima bastante dinero para suscribirme a la biblioteca circulante. Ella [Sylvia Beach, dueña de la librería] me dijo que ya le daría el depósito cualquier día en que me fuera cómodo y me extendió una tarjeta de suscriptor y me dijo que podía llevarme los libros que quisiera". 

Librería Shakespeare and company



"Ezra era más bueno que yo, y miraba más cristianamente a la gente. Lo que él escribía era tan perfecto cuando se le daba bien, y él era tan sincero en sus errores y estaba tan enamorado de sus teorías falsas, y era tan cariñoso con la gente, que yo le consideré siempre como una especie de santo. Claro que también era iracundo, pero acaso lo han sido muchos santos.
Ezra quiso que yo le enseñara a boxear [...] No llegaba nunca a enseñarle cómo se dispara un gancho de izquierda, y en cuanto a enseñarle el hábito de retirar su derecha, eso lo reservaba para el futuro".

ezra pound por man ray



"Ezra era el escritor más generoso y más desinteresado que nunca he conocido. Corría en auxilio de los poetas, pintores, escultores y prosistas en los que tenía fe, y si alguien estaba verdaderamente apurado, corría en su auxilio tanto si tenía fe como si no. Se preocupaba por todo el mundo, y en los primeros tiempos de nuestra amistad la persona que más le preocupaba era T. S. Eliot, quien, según me dijo Ezra, tenía que estar empleado en un banco en Londres, y, por consiguiente, no disponía de tiempo ni seguía un horario apropiado para dar un buen rendimiento poético.

Ezra fundó una institución llamada Bel Espirit, asociándose con Miss Natalie Barney, que era una americana rica, protectora de las artes. [...] La concepción encarnada en el Bel Spirit era la de que cada cual aportaría parte de sus ingresos, y entre los dos constituiríamos un fondo con el que sacaríamos a Mr. Eliot de su banco, y él tendría el dinero para escribir poesía".

T. S. Eliot



"---¿Pero nunca te divertiste ni aprendiste nada útil, Tatie ---preguntó mi mujer.

---Pude aprender mucho sobre Michael Arlen, si hubiera escuchado, y he aprendido cosas que todavía no tengo puestas en perspectiva.

---¿Es Scott feliz alguna vez?

---Acaso.

---Pobre hombre.

---Aprendí una cosa.

---¿Cuál?

---Nunca salgas de viaje con una persona que no amas".

Zelda y f. s. fitzgerald



* Muchas obras se han producido teniendo como referente inmediato este libro de Hemingway, quiero mencionar dos en particular:  


París no se acaba nunca de Enrique Vila-Matas, novela que expresamente rinde homenaje al libro en su título que toma prestado del último capítulo del libro de Hemingway. Además el personaje principal, un conferencista que cree que se parece a Hemingway, nos cuenta su propia educación sentimental, también llevada a cabo en París; un París al que llegó atraído por la magia encerrada en las páginas de Hemingway.


enrique vila-matas


Medianoche en París de Woddy Allen, película que rinde homenaje al libro de Hemingway utilizándolo incluso como base de la historia en la que un hombre (Wilson) tiene la oportunidad de trasportarse cada noche al París de sus sueños y encontrarse con cada uno de los miembros de la generación perdida y otros artistas como Dalí, Buñuel; entre otros. Esta película dividió al público, o la amas o la odias; quienes amamos a Hemingway amamos esta película.

filmación de medianoche en parís


Aquí, como bonus track, una escena de la película en la que aparece un Hemingway bastante creíble... a diferencia del interpretado pro Clive Owen en la película producida por HBO:


Hemingway en Medianoche en París


Otros artículos relacionados aparecidos en LaMula

Por el camino del viejo Hem

París by Hemingway



Escrito por

Víctor Ruiz Velazco

Autor total


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.