Los consumidores se la llevan fácil un 14 de febrero. Se te antoja una cenita entonces vas a un restaurante; tu novio quiere el último libro de moda, vas a una librería. Pero el caso más conocido es el de los globos: se te antoja uno rojo y brillante, chapas a un ambulante en el parque del amor o por alguna calle para que te salve del capricho de la pareja que quiere lucirse con su juguete gaseoso. 

Entre diversos oficios, lo cierto es que uno no se pone a pensar que el mozo, el librero o el comerciante también tiene su media naranja que le espera y que no podrá zafar hasta bien entrada la noche. Chamba es chamba, pues no se puede vivir del amor. He aquí algunas imágenes captadas por LaMula.pe que lo comprueban.