"Las lenguas originarias tienen la posibilidad de darle la vuelta a este mundo"
Una conversación en dos tiempos con Jorge Alejandro Vargas Prado, escritor y gestor cultural cusqueño, quien con su labor trata de contribuir con el fortalecimiento de los idiomas originarios del Perú.
1.
Jueves 23 de enero. Auditorio de la Casa Garcilaso, en Cusco. Se celebra una fecha más de la edición XVIII del festival de poesía 'Enero en la Palabra'. El público se halla a la expectativa del inicio de una nueva mesa.
Le toca abrir la serie a Jorge Alejandro Vargas Prado. Su figura llama la atención de inmediato. No solo por la vistosa casaca que utiliza ese día, sino porque también anuncia que leerá un poema en quechua. Antes de empezar, pregunta cuántos de los asistentes lo hablan o lo entienden. Solo dos o tres personas levantan las manos.
El poema se llama "Qusqu" (Cusco).
La lectura de Jorge evidencia la intensidad con las que sus versos se hallan cargados. Reconozco —gracias al curso que debí llevar en la universidad—, o eso creo, el sentido de algunas frases. Entiendo una que otra idea, pero no más. Distingo, en distintos momentos del poema, fragmentos en inglés y en castellano:
"I love the way we are. Incas no more, please, incas no more.”
y más adelante:
“¡indios de mierda!”, “¡cholos conchadesusmadres!”, “¡serranos apestosos!”
Llama mi atención que estos otros idiomas solo aparezcan en su poema para recalcar aspectos negativos.
Imagino que sus palabras en quechua se reúnen y forman una laguna de aguas oscuras, por lo que me resulta imposible determinar desde la distancia si son profundas o no. El temor a hundirme —la frustración de no descifrarlas— impide que disfrute de ellas. Y allí, en el auditorio, pienso, ¿cuántos más tendrán la misma sensación que yo?
2.
Jorge, con apenas 26 años, se dedica desde que era un estudiante universitario a trabajar por el fortalecimiento y el desarrollo de las lenguas originarias. Sobre todo con las pertenecientes a la familia lingüística del quechua (por lo que tendría que decirse "las lenguas quechua" y no solo "la lengua quechua").
A continuación, unas pocas líneas que funjan de currículum vitae de Jorge. Nació en Cusco en 1987, estudió Literatura y Lingüística en la Universidad San Agustín de Arequipa, en la escritura se desenvuelve tanto en la prosa como en el verso, forma parte del grupo editorial Dragostea, fue activo colaborador del Centro Guamán Poma de Ayala, editó la revista Ñoqanchis y ahora, también, es integrante del grupo musical Chintatá.
Ha publicado los libros Para detener el tiempo (Dragostea, 2008), Kunan pop (Cascahuesos editores 2012) y T'ikray (Dragostea, 2013). A este último libro pertenece, precisamente, el poema "Qusqu".
Por todo ello, como una especie de conversación en dos tiempos, decido hacerle llegar algunas ideas sueltas, comentarios sobre su trabajo y una cuantas preguntas. El resultado —una vez con sus respuestas— es el siguiente.
3.
En una sola oración presenta el objetivo que persigue:
"Ni preservar ni revitalizar, sino contextualizar las lenguas quechuas y normalizarlas para rescatar términos y crear nuevos, sin miedo a las palabras que se puedan tomar del español u otros idiomas."
La idea es clara. El quechua no es una especie en extinción, tampoco una pieza de museo. Solo necesita huir de aquellos que la consideran una sustancia inalterable en el tiempo, para que nos pueda vislumbrar con su vitalidad.
Eso, y acabar con una serie de prejuicios en torno a su uso y sus usuarios. Como que pertenece únicamente al campo, cuando en las ciudades hay una población considerable de quechuahablantes.
"La mayoría de hablantes se encuentran en las ciudades, sin embargo, en las ciudades todavía las lenguas quechua están empolvadas, ocultas. Si les otorgamos valor de uso a las lenguas originarias en las ciudades tenemos más chances, por ahora, de fortalecerlas y desarrollarlas. En las ciudades está el estatus, el poder, si utilizamos las lenguas originarias en la ciudad las estamos vinculado al estatus, al poder."
Jorge considera que son necesarios dos aspectos para el adecuado uso del quechua: el poder usarlo sin riesgos y disfrutarlo enérgica y libremente. El placer no resulta pleno si no se lo puede expresar o compartir.
Aquí hay que mencionar que uno de sus proyectos paralelos es capturar a través de la fotografía aquellos casos en los que el quechua es utilizado en el día a día del Cusco.
"Y creo que, pensando primero en que los ciudadanos en el Perú podamos utilizar la primera lengua que nos enseñaron en cualquier lugar (en especial donde por ahora se vulneran más los derechos como en los hospitales o en los juzgados), tengamos la idea de utilizar nuestra lengua por placer, por orgullo, por cariño, por reconocimiento."
4.
Sin duda alguna, se trata de una lucha histórica. ¿Cuál es el rival?
"El imaginario discriminador con el que los peruanos hemos nacido y eso es una consecuencia de un sistema que quiere homogenizar el mundo para controlarlo no sé con qué objetivos. Ése, creo, sería mi más grande enemigo: el sistema económico que quiere comerse al mundo."
De allí que sean operadores sociales independientes y gestores culturales los que cubran las funciones de promoción que de parte del Estado no son planteadas ni ejecutadas.
"El problema principal es de imaginario. En la cabeza de la mayoría de peruanas y peruanos todo lo originario está vinculado a lo feo, a lo ignorante, a la pobreza, a la tristeza. Ésa es nuestra principal lucha, cambiar ese imaginario. Si rompemos esas ideas, todos hablaríamos nuestras lenguas sin vergüenza y tendríamos más herramientas para luchar contra la discriminación. Lo terrible es que este imaginario discriminador ha sido heredado por los poderosos, por los gobernantes y ellos han sido los que más se preocuparon por difundirlo."
Siempre se dice que una lengua es un mundo, una forma de comprender la realidad. Jorge, sin embargo, se refiere a una función más trascendental.
"Las lenguas quechuas (e imagino que casi todas las lenguas originarias del Perú) y las cosmovisiones que se transmiten a través del lenguaje son las pueden salvar el mundo. Si nos acercamos a una lengua como el quechua, nos acercaremos a percepciones, a veces, diametralmente opuestas a los modelos de desarrollo del capitalismo... cada vez que se extingue una lengua originaria en el Perú, se extingue una posibilidad de darle la vuelta a este mundo."
Es un planteamiento interesante. Conocer una lengua, utilizarla y dominarla para acceder al nervio de su composición, y en donde yace la filosofía —la manera en que es descifrado el mundo— sobre la cual se sostiene, y tratar de rescatarla para aplicarla de forma concreta, como un acto de resistencia.
5.
Una notoria peculiaridad de sus libros, aunque sea los que se han publicado bajo el sello de Dragostea, es que se diseñan de modo que deben ser leídos en un orden contrario al usual. La práctica occidental establece que la lectura se lleva a cabo desde la izquierda y hacia la derecha, siempre. Esto se extiende al orden de la compaginación. Jorge, en cambio, organizó Para detener el tiempo y T'ikray para que se los leyera desde "la parte de atrás". Es decir, de derecha a izquierda.
Le pregunto con qué fin lo hizo asi.
"No lo sé. Simplemente me interesa mostrar que el libro como objeto también puede expresar algo importante en la obra. Y es como una protesta. Hasta ahora no dejo de lado en mi creación la idea del “mundo al revés” no como buscando un regreso a vivir en casas hechas de piedra, sino un mundo que se torne más justo y equilibrado, que ame más la tierra, que ame más y que festeje todo lo que nos han enseñado a despreciar."
Las cosas que Jorge escribe, sin temor a sonar exagerado, son unas de las más genuinas de entre los escritores más recientes.
Con ese espíritu desvergonzado que lo caracteriza, y que se percibe desde que uno lo conoce, la obra de Jorge atenta contra las estructuras prefijadas.
Hay una actitud contestaria, que expone en sus ficciones y fuera de ellas, contra todos esos bloques ideológicos que "normalmente" nos someten.
Así, ante la heterosexualidad y el machismo, propone la bisexualidad y el amor libre. Ante el chauvinismo regional y purista, plantea una actitud cosmopolita aunque sin perder de rastro la identidad. Ante los temas eminentes que obligatoriamente exigen respeto y harto dominio de la serenidad y la razón, formula una obra nutrida de ironía, desenfado, humor, ternura y pasión.
¿Por qué?
"Creo que tiene que ver con la idea de un mundo al revés. Desde niño me dijeron que las cosas que me gustaba estaban mal, pero las decidí hacer contra viento y marea y soy increíblemente feliz: me dijeron que no se debe hablar quechua y lo hago, que no estudie literatura y lo hice, que no me gusten los chicos, que no viaje, que no coma, que no me quede en Cusco."
Con todo lo que ha dicho y tiene aún por decir, no debe sorprender, entonces, que Jorge encuentre en la literatura:
"la manera más hermosa de darle la vuelta al mundo sin herirlo, sin herirte y haciendo crecer flores por todas partes".
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Escrito por
Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima
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