Los libreros del Boulevard de la Cultura de Quilca no están solos. Ante la noticia de que el Arzobispado, dueño del terreno donde se encuentra emplazado el Boulevard desde hace dieciséis años, pretende desalojarlos, el colectivo Purun Wayta (“Flor silvestre”, en quechua), apoyado por intérpretes de distintas actividades artísticas, está organizando el festival “¡Quilcazo!”. 

El evento se celebrará este sábado 8 de febrero desde el mediodía, en el auditorio del Boulevard de la Cultura. Entre las actividades programadas habrá música, teatro, poesía, muralizaciones en vivo y —como no podía faltar— sorteos de libros, cortesía de los integrantes de la Asociación del mismo nombre.

David Ayala, integrante de Purun Wayta, habló con La Mula sobre el "¡Quilcazo!” y resaltó el simbolismo que tiene calle Quilca para la contracultura, en sus más variadas manifestaciones. He allí uno de los motivos por lo que el colectivo, apenas se enteró de la problemática del Boulevard, se animara a organizar algo a su favor.

Bajo esa consigna, el colectivo, conformado por estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes y la Escuela de Arte Dramático, ha convocado a diferentes artistas y grupos para mostrar su apoyo a los libreros del Boulevard. Uno de los grupos que también está apoyando a Purun Wayta en esta tarea es el colectivo Teatro Gnocivo.

Pero, ¿en qué situación se encuentra actualmente el Boulevard? 

La Mula conversó con Pedro Ponce, presidente de la Asociación, respecto a las expectativas de sus representados frente al proceso entablado contra ellos por parte del Arzobispado.

Como se había informado el año pasado, el día 28 de enero de 2014 ambas partes —la Asociación y el Arzobispado— debían reunirse ante el Juzgado de Paz Letrado que sigue el caso.

Sin embargo, la audiencia tuvo que ser postergada para el 4 de marzo ya que el Arzobispado alegó que no había recibido toda la documentación necesaria para el proceso. Por lo que la situación del Boulevard todavía no se encuentra definida.

Ponce manifestó su frustración ante la negativa del Arzobispado para conversar y tratar de llegar a un acuerdo con la Asociación. Recordó que en enero se envió un documento, pero no hubo respuesta.

Durante todos estos años los libreros han cumplido con los pagos mensuales por el concepto de alquiler. Pero los intereses del Arzobispado, al parecer, tienen otra dirección. “Probablemente no quieran ni que le doblemos el alquiler”, señala Ponce.

Un “plan B”, en caso de obtener un resultado desfavorable, es buscar un nuevo espacio. Aunque el riesgo que se corre es que se quiebre de algún modo el circuito cultural forjado entre las calles Quilca y Camaná. Algo terrible para una ciudad como Lima, que ya ha acostumbrado a sus ciudadanos a despojarlos de espacios públicos, y más aun de índole cultural. 

¿Qué más se perdería de tener que migrar de Quilca?

En el plan de trabajo de la Asociación, señala Ponce, se había previsto organizar un concurso de poesía, pero también un proyecto bastante valioso: la edición de libros a precios muy asequibles. 

Conscientes de la demanda existente, sobre todo de autores pertenecientes a la vanguardia poética peruana, la Asociación se preparaba para publicar títulos que ahora están libres de derechos de autor, pues ya había caducado el plazo correspondiente.

Y si bien esto no estaba inicialmente dentro de dicho plan de trabajo, la principal acción que ahora tiene que llevar a cabo la Asociación es la de resistir lo más que pueda. Y, ante esto, como puede verse, Quilca —por el rol que ha jugado y juega en la identidad de Lima y los limeños— no puede ni debe quedar en el desamparo.

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