Los XXII Juegos Olímpicos de Invierno se inauguraron oficialmente este viernes en la ciudad de Sochi sin que las autoridades rusas hayan retrocedido en la imposición de leyes que prohíben la 'propaganda' homosexual y las manifestaciones a favor de los derechos de las personas LGTBI. 

Desde que Vladimir Putin firmara y promulgara en junio de 2013 la ley que condena la exposición "de las prácticas sexuales no tradicionales", la polémica ha sido constante y llevó, incluso, a que se pretendiera llevar a cabo un boicot contra los juegos, instando a las delegaciones de los países miembros de la comunidad olímpica a no participar.

¿Pero de qué trata exactamente esta ley que desata la indignación de los defensores de los derechos humanos alrededor del mundo? Según la definición, se prohíbe cualquier discusión pública sobre el 'estilo de vida' o derechos de los homosexuales en las escuelas y los medios de comunicación, así como eventos públicos como desfiles que busquen resaltarlos. ¿Y por qué esto estaría mal? Porque lo que el gobierno conservador de Putin intenta imponer es el ocultamiento de las personas LGTBI bajo el pretexto de cuidar a los niños y adolescentes. Es decir, no te digo que no seas gay pero que nadie se entere de que lo eres. ¿Y esto no es, acaso, un atentado contra la libertad de las personas? Y al ser la libertad un derecho fundamental ¿no se está atentando contra los derechos humanos?.

En ese sentido, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue claro el jueves en condenar cualquier tipo de discriminación contra los homosexuales durante la 126 Sesión del Comité Olímpico Internacional (COI) en Sochi, llamando a "alzar la voz" contra los ataques que puedan sufrir durante la realización de los juegos.

"Debemos alzar nuestras voces contra los ataques a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o intersexuales (...) Debemos oponernos a los arrestos, encarcelamientos y restricciones discriminatorias que padecen", enfatizó, a la vez que señaló que "el artículo 6 de la Carta Olímpica subraya la oposición del COI a toda forma de discriminación".

Artículo VI de la Carta Olímpica: «La práctica del deporte es un derecho humano. Cada individuo debe tener la posibilidad de practicar el deporte, sin ningún tipo de discriminación y en el espíritu olímpico, que requiere un entendimiento mutuo con un espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio.»

A modo de respuesta, el presidente del COI, el alemán Thomas Bach, señaló en su discurso que el deporte "está a favor del respeto y en contra de toda discriminación". Sin embargo, esta misma organización ha advertido a los atletas que participen en la justa olímpica que cualquier gesto a favor de los derechos LGTBI será tomado como una 'declaración política' y que será castigado bajo lo que reza el artículo 50 del documento: "Ningún tipo de manifestación o propaganda política, religiosa o racial está permitida en ninguno de los sitios, estadios u otras áreas olímpicos".

¿No se contradice la Carta Olímpica? Y si no fuese así, ¿por qué se quiere calificar como un asunto político un reclamo sobre derechos humanos? ¿No deberían estar la defensa y garantía de estos por encima de las leyes de cualquier país?.

Lo que parece no haber entendido el COI sí lo han hecho algunos líderes y delegaciones, aunque vale decir, a medias, ya que si bien no se han abstenido de participar, han reducido sus delegaciones y enviado atletas abiertamente homosexuales.

En cuanto a autoridades los ejemplos más resaltantes son los de Alemania y Francia, cuyos respectivos presidentes, Joachim Gauck y François Hollande, se negaron tajantemente a asistir a la inauguración. Asimismo, la Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía en la Unión Europea, Viviane Reding, ha tomado la misma decisión mientras que el ministro de Salud noruego, Bent Høie, informó que asistirá a los Juegos Paralímpicos junto a su marido. En el caso de Estados Unidos, la delegación oficial está integrada también por la extenista Billie Jean King, ganadora de 39 títulos de Grand Slam entre individuales, dobles y mixtos, y que es abiertamente lesbiana.

Entre los participantes los patinadores Blake Skjellerup y Anastasia Bucisi, de Nueva Zelanda y Canadá respectivamente, han anunciado que desfilarán con una insignia de la bandera arco iris, encabezando una considerable lista de deportistas que planean tener 'gestos' de rechazo a la legislación rusa, en lo que supone un claro desafío a esta y al COI.

La ley señala que los extranjeros que violen la ley pueden recibir una multa de hasta 100 mil rublos o servir 15 días en la cárcel antes de ser deportados de Rusia.

Pero la protesta y gestos no solo se han dado entre los deportistas y políticos, sino que ha alcanzado también a los medios de comunicación que al saber que se trata de un evento retransmitido a millones de personas no han dejado de sumarse al apoyo LGTBI.

En el caso de Channel4 del Reino Unido se cambiará desde este viernes su logo (un número 4) aunque incluyendo los colores de la bandera LGTBI. "Esta es la manera en la que Channel 4 quiere celebrar el inicio de los Juegos de Invierno y mostrar nuestro apoyo a todos los atletas en Sochi, homosexuales o heterosexuales “, señaló el jefe de marketing y de comunicaciones de la televisora, Dan Brooke, al diario The Guardian. Además, tienen ya listos varios videos que serán puestos al aire como parte de la campaña denominada "Gay Mountain". 

Por su parte, el Instituto Canadiense de la Diversidad e Inclusiones ha difundido un video que busca ironizar y hacer un llamado de atención a la vez respecto a que la homosexualidad nunca ha estado ajena al deporte.

Finalmente, vale resaltar el famoso doodle del buscador más importante de Internet, Google, que muestra los símbolos de los distintas disciplinas que incluye la fiesta olímpica con los colores del arcoiris de fondo, incluyendo además el artículo de la carta olímpica que da cuenta del derecho de toda persona a ser parte del deporte sin discriminación alguna.

La llama olímpica empezó a arder. Sin embargo, más allá de las discusiones generadas en torno a la lucha por un mundo más igualitario y la vista gorda de las autoridades olímpicas, lo cierto es que durante dos semanas los ojos del mundo estarán puestos sobre la ciudad de un país con autoridades que en pleno siglo XXI se resisten a abrir los ojos a la realidad insistiendo en ocultarla. La consolidación de progreso o estancamiento en la historia es, hasta antes del fin de los juegos, de pronóstico reservado.

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