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“Las historias deben ser la poesía de las crónicas”

Marco Áviles, editor fundador de Cometa y uno de las voces más representativas de la crónica peruana habla de este género periodístico y de su preocupación porque no aparecen nuevos cronistas en la palestra.

Publicado: 2014-02-05

Durante la década pasada es posible que la mejor literatura del continente haya surgido de las crónicas periodísticas. El Perú participó activamente aportando una gran cantidad de autores, entre los que se destaca la figura de Marco Áviles. Marco a sus 35 años es ya un periodista trajinado en el género. Ha sido director editorial de la revista Etiqueta Negra y ha colaborado con publicaciones como Effilee, SoHo, Esquire, Letras Libres, entre las más importantes.  

Ahora es director fundador de Cometa, una “agencia de historias e innovación” que publica, entre otros productos, una revista del mismo nombre, una rara avis cuya característica esencial es la “mutación” (no tiene periodicidad, ni formato, ni diseño preestablecidos). Es un lienzo en blanco que con cada nuevo número reta la creatividad de sus creadores. La próxima edición está pensada, cuenta Marco, como una revista impresa que no pase por la imprenta. ¡Sí!, una revista hecha a mano en pleno siglo XXI. 

Foto de Cometa.

Esta noche estamos en un pequeño recinto rectangular donde conviven libros, zapatos, vestidos y antiguallas, en el local de las Traperas, en Barranco. Marco acaba de terminar su charla “Hablemos de crónicas [y otras formas audaces de contar historias de verdad]”. Hasta hace unos instantes había decenas de jóvenes y no tan jóvenes sentados en el piso escuchando hablar al autor de “Días de visita”, un libro que cuenta las historias de decenas de mujeres reclusas en el penal de mujeres de Santa Mónica, sobre el oficio de escribir crónicas.

Ahora el recinto va quedando vacío, los libros, los zapatos y las demás cosas han sido cubiertos con mantas que tienen el color de los sacos de arroz y antes de que se apaguen las luces, o precisamente para encenderlas comienza esta entrevista.


En tiempos del vértigo absoluto, ¿por qué la gente debe detenerse a leer crónicas?
Primero, las crónicas deben estar bien hechas y bien escritas para que recién puedas aspirar a ser leídas. En ese sentido, no son muy distintas de los platos de comida. Como cocinero debes ofrecer platos deliciosos para que la gente los coma, pasa exactamente lo mismo con las crónicas. La gente debería leer buenas crónicas, en primer lugar para entretenerse y luego para comprender de qué va el mundo, porque las crónicas tienen que explicar a la gente por qué las cosas van así.
¿La crónica debe aspirar a ser un género masivo o es cómo dicen algunos un género elitista?
Las crónicas pueden ser masivas siempre y cuando toquen un tema que le importe a mucha gente y en un lenguaje que lo entienda todo el mundo. Hay retos que tiene la crónica y uno de esos retos es el lenguaje. Los cronistas deberíamos usar un lenguaje que sea más accesible a la gente. Los cronistas no deben ser puristas ni aspirar a ser grandes poetas. La poesía deben ser las mismas historias.
Tom Wolfe cuestiona que los medios digitales apuesten por el llamado nuevo periodismo. De sus palabras se desprende casi una sentencia de muerte. ¿Tom Wolfe está muy viejo y no entiende el mundo digital o tiene razón?

Lo innegable es que Tom Wolfe en algún momento va a morir, como todos. Todavía la crónica/ digital es un matrimonio que se está gestando. ¿Nadie sabe cuál será su destino? Tienes una web como http://www.thebigroundtable.com/ en la que los cronistas pueden recibir donaciones de los lectores (antes, durante el taller ha citado otros ejemplos como https://www.atavist.com/). Es un modelo bacán, pero tranquilamente como éste, pueden existir otros modelos que permitan que lectores de cualquier parte del mundo paguen por el buen periodismo.


Hace finales de octubre del año pasado, el legendario periodista de The New Yorker, Jon Lee Anderson en una entrevista concedida al diario La Tercera de Chile, mencionó a Marco como uno de los cronistas más interesantes de latinoamerica.

Un comentario más que halagador, pero ahora a Marco le preocupa que en el Perú no aparezca en el escenario nuevos cronistas que mantengan ese boom de la crónica que prendió en la década pasada.

En el libro “Antología de la crónica latinoamericana actual”, elaborada por el colombiano Darío Jaramillo que recoge los trabajos de ese boom, figuran las crónicas de siete peruanos y el ensayo "El que enciende la luz" de Julio Villanueva Chang. 

Pero existen algunos cronistas menores de 30 años y le he mencionado algunos nombres. 

¿Sigues pensando que no han aparecido nuevos cronistas?
Sí, tú has mencionado a algunos cronistas jóvenes, pero una cosa es llamarse cronista o querer ser cronista y otra serlo. Para convertirte en cronista tienes que publicar. No puedes ser cronista con una o dos crónicas. Tienes que publicarlas y la verdad lo difícil es eso, publicar. Mi preocupación va en ese sentido. Quizá haya cronistas que están allí, pero los textos no los veo con la misma frecuencia para decir: aquí hay un autor. 
Es posible que no haya las mismas condiciones que se gestaron a principios de la década pasada.
No lo sé. Creo que falta un poco de huevos y decisión. La nueva generación tiene que tomarse las cosas en serio y salir de donde están. Conozco a buenos cronistas que están haciendo trabajos a tiempo completo que consisten en no escribir crónicas. Si quieres ser cronistas: escribe y publica. Nadie se va a acordar de ti, si no públicas. No puedes vivir quejándote por la falta de espacios, lo que debemos hacer es encontrar soluciones para crear esos espacios.
¿Cómo convencerías al clásico editor de que las crónicas deben tener un lugar en los medios tradicionales?
Es una pregunta difícil. Lo que yo hice hace diez años fue irme de los medios tradicionales. Estaban esos editores y traté de buscar mi propio espacio. Creo que ahora si te vas de un medio que no cree en las crónicas puedes encontrar caminos, va a costar pero puedes hacer tu propio camino.
Marco, menciona cinco libros que sean como la Biblia para cualquier cronista o aspirante a cronista.

Voy a mencionar los que me vienen a la cabeza. Estoy leyendo un libro increíble que se llama “La tumba de Lenin” de David Remnick, el director de The New Yorker. Altamente recomendable. “Vida de un escritor” de Gay Talese, “La ciudad perdida de Z” de David Grann, “Calor” de Bill Buford y uno de verdad muy potente es la Biblia, sobre todo el antiguo testamento o, también, por supuesto, “Las mil y una noches”.

Ya son seis libros y se tienen que apagar las luces...


Escrito por

Enrique Larrea

Editor y periodista. Escribo informes, reportajes y crónicas que han aparecido en diferentes diarios. Formo parte del equipo de La Mula.


Publicado en

Redacción mulera

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