El hecho de que que una buena película como El llanero solitario fuera destruida por la crítica estadounidense por el simple ---nada simple en verdad--- hecho de plantear una visión crítica del proceso de “civilización” del lejano oeste, el mismo que consistió ---así lo denuncia la película--- en depredar los recursos naturales y exterminar a las poblaciones aborígenas, o, cuando menos, intentar hacerlo al punto de reducirlas a su mínima expresión, es una práctica común con la cual Hollywood se asegura preservar el control de cierta orientación que las películas deben tener para no afectar el statu quo.

Estas directrices se han visto evidenciadas en la negación de dicho reconocimiento a directores de la talla de Charles Chaplin, quien tenía todos los méritos para hacerse de esa estatuilla, e incluso por su labor de actor, pero pagó el precio de haber sido vinculado a prácticas comunistas.

En este punto los Oscar se parecen a los Nobel de literatura, y en realidad a cualquier premio institucionalizado: no se entregan a quienes se consideran políticamente incorrectos o contrarios a los “altos ideales” (nadie sabe cuáles son pero los intuimos) que estos esgrimen, independientemente de que las obras tengan los méritos artísticos suficientes. En el Nobel, los ejemplos de autores que merecían el premio pero no pasaron de ser eternos voceados son varios y de distintas tendencias; el caso de Jorge Luis Borges, acaso se el más grande cuentista en lengua española, es emblemático. Él tenía una filiación derechista al punto de llevarlo a cometer errores como haber aceptado la condecoración del dictador chileno Pinochet, hecho defenitivo, creemos, que le impidió ganar el Nobel. También a Vladimir Nabokov le fue negado este galardón debido a que tras escribir Lolita siempre fue asociado a conductas amorales. 

Volviendo al premio de La Academia, que es el motivo que propició este post, aquí les presentamos una lista de cinco actores que pese a sus sobresalientes performances aún no han sido canonizados con la entrega de la famosa estatuilla dorada, esa que Marlon Brando rechazó:

Leonardo Di Caprio :

Sorprendió con el papel que realizó en Quién ama a Gilbert Grape, pero sin duda su más grande actuación se produjo en El Aviador; lamentablemente ese año Jamie Fox hizo una actuación mimética de Ray Charles que le valió para recibir el Oscar.

Robert Downey Jr.

El ave fénix de la actuación. Se ha recuperado en una y otra ocasión de sus problemas con los estupefacientes y por fin parece haber alcanzado la madurez. Quizá La Academia piense en perdonarlo en los siguientes años.

Steve Buscemi:

El actor de reparto por excelencia. Ha participado en incontables películas de autor y siempre ha dejado su huella imborrable. Quizá este actor que destacó sobre todo en la cinta Ghost World necesite un mejor manager.

Edward Norton:

Su actuación en American History X fue sobresaliente, pero a La Academia parece no haberle bastado. La pregunta es "¿qué más tiene que hacer Norton para hacerse merecedor de la estatuilla dorada?"

Johnny Depp:

No es de mis favoritos, sobre todo porque se ha encasillado en papeles de chico raro o conflictuado en los últimos años, pero hay que reconocer que Depp ha tenido al menos unas tres actuaciones por la que mereció ganar este premio.