ya acabó su novela

Gravitando sobre Oliverio Girondo

El 23 de enero se celebró el nacimiento del poeta argentino y aquí repasamos sus principales libros. 

Publicado: 2014-01-29

Oliverio Girondo o el mago de la lengua. Me imagino como paladeaba Girondo cada una de sus palabras, con intensidad, sopesando el calibre, el filo de cada verbo que cae en sus poemas, que nos cautiva por su innovación, por su riesgo de adentrarse en fosas existenciales, atravesando la oscuridad siempre con su poesía como guía.  

De él había escuchando vagamente en una clase san marquina así que cuando estuve en Argentina se medio la curiosidad por comprar sus obras completas. Entonces todo devino apasionadamente: sacrificando un día de turista me quede en la habitación obnubilado por cada poemario de Girondo, admirado por su escritura (aún recuerdo el delirante paseo por En la masmédula).

Conforme se avanza en sus libros uno va comprendiendo la profundidad, la experimentación que aumentaba con los años, cada nueva entrega como un nuevo aprendizaje. Por ejemplo, en un inicio tenemos la irreverencia de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, una sensibilidad acorde con las inquietudes vanguardistas de las tecnologías, los viajes y la aventura callejera, poemario que además se acompañaba con ilustraciones del mismo autor.

Y ya tendremos otra voz con Persuasión de los días, ese memorial de los miasmas existenciales, ese análisis de las rutinas más lacerantes. Si alguien ha expresado el sinsentido de la vida de la vida autómata ese ha sido Girondo, quien busca exorcizar toda esa miseria a través del ritual poético. El libro se convierte así en un proceso de descamarnos, de recomponer las fallas. Hay una necesidad por la multiplicidad que permita saborear nuevas potencias, por esto “Cansancio” inicia con estos versos: “Cansado / de usar un solo brazo, / dos labios, / veinte dedos". 

Este ritual llega a su apogeo con En la masmédula, por el ritmo, por esa forma en que el sonido se vuelve una disonancia que explota en cada verso (por ejemplo cuando  escribe "egogorgo", "sombracanes", "endosorbienglutido"). En este libro Girondo aspira con más ahínco a borrar todo límite con el mundo, consiguiendo acaso una conexión heterogénea con cada elemento, esto es, una mezcla "viva", "pura", "impura".

Pero al Girondo que más recuerdo, que mejor he saboreado es indudablemente Espantapájaros, donde entramos en el terreno del absurdo, en la combinación de prosa y lirismo, en una cosmovisión lúdica, oscura, y en donde todo rezuma vitalidad, incluso la muerte. 

De hecho mi embeleso por Girondo comenzó cuando aquella noche en Argentina, al abrir al azar sus obras completas, topé con el primer texto de Espantapájaros, que desde entonces se ha vuelto una obsesión, un anhelo: el de la mujer voladora, esa María Luisa única que le hace decir al amante: "no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando". 


Escrito por

Christian Elguera

Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today


Publicado en

Redacción mulera

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