Según narró un custodio de la iglesia, en la madrugada del domingo se descubrió que una de las ventanas había sido rota. Cuando llegó la policía se determinó que, además de la ampolla que contenía la sangre del papa, había sido sustraído también un crucifijo de oro.  

El acontecimiento se vuelve más llamativo cuando se tiene en cuenta que este 27 de abril Juan Pablo II, junto con Juan XXIII (papa italiano entre 1958 y 1963), será canonizado.

Abruzzo fue una región muy visitada por Juan Pablo II, a la que iba para pasear y esquiar. Como muestra de su amor por ella, el cardenal Stanislaw Dziwisz, exsecretario privado del sumo pontífice, decidió obsequiar en 2011 a la comunidad local parte de la sangre. 

El líquido fue puesto en una urna circular de oro y cristal, y era mantenida en un nicho de la pequeña iglesia de de San Pietro della Ienca, cercana a la ciudad de L' Aquila.

En la búsqueda de la ampolla se cuenta con la participación de perros entrenados. La fiscalía de L'Aquila, mientras tanto, ha abierto una investigación.