Solo para spinettianos
10 canciones y un comentario en recuerdo del querido flaco Spinetta.
Le debo a Laura haber conocido a Spinetta. En los años san marquinos el nombre me sonaba, por los pasillos una que otra guitarra lanzaba sus acordes, seguramente en los tonos debieron poner alguna de sus canciones al azar, fortuitamente. Pero fue Laura quien me hizo que me encariñe con el flaco, quien me lo presentó como un regalo, mejor dicho, un juguete de infancia, una delicada miniatura que abro como un ritual.
Al flaco lo reservo en adelante para los momentos de trance, cuando toda la rutina tiene que desaparecer y debe cobrar vida lo mágico, lo lúdico, la terneza, esa nostalgia suavecita que a uno lo abraza, en otras palabras, cuando comienza la sed verdadera.
Así, con una canción de Spinetta uno siente el paso del tiempo mientras la voz te adormece. Escuchar al flaco es eso: flotar suave. Por eso pueda que falten algunas canciones en esta lista, pero he seleccionado las que me lo recuerdan más, las que para mí lo convierten en inolvidable, sí, en un viaje inolvidable.
Hemingway decía que no le gustaba hablar de literatura en las fiestas, que esto solo lo reservaba para los momentos, digamos, "sagrados". Algo parecido me pasa con el flaco, no es que ande posteando sus canciones en face o hablando a todo el mundo de él, lo mío es más bien una adoración clandestina.
Posiblemente esto se deba a que él se ha convertido en algo muy personal, muy íntimo (pienso, por ejemplo, en "Los libros de la buena memoria" y en el Artaud completo). En ese sentido podría decirse que estas líneas van solo para los spinettianos, para aquellos que han sentido, por lo menos, una canción suya directo en la vena y en el alma.
Spinetta navegando en esas vivencias que evocan los corazones, los dolores, la esperanza, el juego. Un puro fluir que acompaña y alivia, con esa voz que susurra, con esas letras netamente líricas, con esa visión de mundo que nos hace descubrir la vitalidad en cada esquina y nos recuerda siempre -aunque lo olvidemos muchas veces- que "todas las hojas son del viento" o que simplemente debemos sentarnos a ver el día.
1. Para ir
3. Tu nombre sobre mi nombre
4. Laura va
5. Alma de diamante
6. Los libros de la buena memoria
7. El anillo del capitán Beto
8. Durazno sangrando
9. La sed verdadera
10. Barro tal vez
Escrito por
Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today
Publicado en
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