No importa que decenas de aviones con centenares de soldados y federales llegaran hace dos días al estado mexicano de Michoacán para restablecer el orden en los municipios controlados por grupos de autodefensa, ejércitos de civiles armados. El Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán lo ha dejado claro: no depondrá las armas, informa La Jornada.  

Es más, el consejo recuerda, en un comunicado difundido ayer, que cuenta con 25 mil hombres armados, y advierte que "la realidad es que, en una situación de emergencia, en menos de 15 minutos al menos contamos con un ejército de unos 140 mil elementos para irnos a la guerra si es necesario’’.

Sin embargo, ¿por qué Michoacán se levantó en armas ante el crimen organizado? La intención de estos grupos de ciudadanos es declarar la guerra a los cárteles del narco. Algo que no resulta tan descabellado cuando el terror, los robos, las extorsiones o los asesinatos conviven día a día con la población de Michoacán, un estado mexicano con unos 270 kilómetros de costa en el Pacífico y el mayor puerto de carga del país. Allí, estos grupos controlan al menos 11 de los 113 municipios del estado, que sin embargo representan casi un quinto de su territorio.   

Un video realizado en agosto por la Agencia SubVersiones presenta una entrevista al Doctor José Manuel Mireles Valverde, uno de los Consejeros Generales del Consejo Ciudadano de Autodefensa del municipio de Tepalcatepec en Michoacán, donde explica el testimonio directo de la violencia e inseguridad que se vive en la zona. 

El líder explica cómo la organización comunitaria ha logrado frenar los ataques del cártel de los Caballeros Templarios y destaca la inacción de los cuerpos federales y militares. De hecho, los grupos de autodefensa afirmaban ayer que han sido "más efectivos en el combate a la delincuencia organizada que el mismo gobierno en toda una década’’.

Y es que algunas comunidades consideran que la única salida para proteger sus tierras del terror de los cárteles son los grupos de autodefensa. Así, armados por bandas rivales, instalan retenes en las carreteras y hasta han formado tribunales populares donde se toman la justicia por sus manos.

Ahora, Michoacán -de los principales productores de marihuana y metanfetamina del país, además de parada estratégica del tráfico de cocaína- está envuelto en una guerra que muestra la complejidad de los procesos sociales. ¿Encontrará una solución?

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