José José, para amar y recordar
Un repaso comentado por 13 canciones del El príncipe que no debes olvidar nunca.
Hasta el tercer año en la Universidad yo no escuchaba José José, lo mío era la música gótica con horas inagotables escuchando el Pornography de The Cure o el Vision things de Sister of Mercy. Sin embargo, alguna tarde en los pasillos de Letras quedamos con Lenin en ir juntos a la casa de César, seguramente habríamos salido agotados de quemarnos el cerebro con alguna clase de teoría literaria, lo cierto es que queríamos tomar.
Ya antes habíamos tenido nuestros encuentros en el Sky o en los tubos (aquel infame lugar detrás de la facultad), pero aquel día fue distinto, acaso marcara un antes y un después, quizá me encontraba con esa nostalgia que acrecienta el valor de los detalles. Luego de algunas canciones de José Feliciano o Roberto Carlos que ellos me enseñaban a disfrutar, Lenin preguntó a César si tenía un disco de José José. La respuesta fue afirmativa y entre ambos comenzaron a discutir las letras, a admirar la voz.
Fue como un amor platónico, quede embelesado con la interpretación de José José, así que comencé a escucharlo solo, primero tímidamente, de a pocos, ya luego con entrega total a cada una de sus canciones. Y así, en las siguientes ocasiones que bebíamos con César y Lenin era yo quien pedía una de José José. Fue con “Volcán” con quien supe derramar una lágrima por Livia, fue con “La nave del olvido” que intenté disculparme con mi amor de Tarapoto y fue con “El triste” que aquella muchacha no supo comprender.
Claro que las letras no son de José José, pero lo que se resalta es esa voz que hace a uno delirar, gritar, llorar, conmoverse hasta el último nervio. Yo podría bien escucharlo día y noche sin hostigarme, y es por esto que siempre que las combis oigo “Almohada” o “Preso” siento que será un día augurante.
José José es además uno de mis temas de conversación favoritos. Recuerdo que con la familia de Lenin nos pasábamos horas debatiendo sobre los altos que usa en “El triste”, preguntándonos si la amada de “Almohada” estaba muerta o lo había abandonado o buscando el simbolismo de las aves que son tan recurrentes en muchas de sus canciones. Definitivamente me ha sido difícil seleccionar un grupo de sus canciones para esta lista, pero para escogerlas he preferido las que más he cantado en noches de humo y alcohol, las que más me traen a la memoria rostros, pieles, voces, promesas, derrotas.
1. Volcán
Para mí la canción más nostálgica del repertorio, dura además por esa forma en que recuerda lo que alguna vez fuimos, esa fuerza amorosa que se marchitó y como hemos quedado como deshuesados, laxos, adoloridos. Canción que se comprende mejor con su mucho de pena, coro de amigos y rodeados por botellas.
2. Anda y ve
Canción para marcar las distancias, pero dejando en claro la huella que pudo haberse dejado en la amada. Ahora, pueda que en realidad no se halla dejado marca alguna, sin embargo qué bien suenas estas líneas: "pero lo dudo, conmigo te mecías en el aire / volabas en caballo blanco el mundo".
3. Amnesia
Esta era la que poníamos en casa de César al fin de las veladas. Andábamos con ese intento por olvidar y la canción resultaba como una guía. Elegante, suave, el príncipe marca la pauta para un borrón y cuenta nueva total, sin marcha atrás, definitivamente.
4. Almohada
El final de esta composición en verdad te hace compadecerte del amante. La almohada como una prótesis que no basta y sentirse estafado por el dolor, por la ausencia, esas soledad que no acabará.
5. Desesperado
Si "Anda y ve" es el alejamiento y "Amnesia" la despedida, con "Desesperado" entramos en el plano del amor que no le importa ser humillado, el que acepta todo, que solo necesita el retorno, así se dice: "Vuelve / Aunque vengas de Dios sabe donde aquí esta tú casa / Aunque te hallan tocado mil manos para mí es igual".
6. El triste
Más que una canción un himno, un memorial del amor en su máxima potencia de dolor. Se trata de un amante que palpa la tristeza sin miramientos, sin rechazos y que, asimismo, ha aprendido a configurar su sobrevivencia según el recuerdo de la amada. El comienzo puede que resulte paradójico, pero esta y no otra es la naturaleza proteica del amor que tan bien supo comprender el compositor Roberto Cantoral García: "Que triste fue decirnos adiós / Cuando adorábamos más".
7. Una mañana
Cuando José José la canta todo comienza a tener más orden y hasta sientes esas flores, ese sol que florecen, que todo susurra un amor así de suave, pequeñito, que vibra en cada vocalización.
8. La nave del olvido
Esta es la más brutal cuando se trata de pedirle al amante que aún hay tiempo, que aún hay fuerzas, que nada está acabado, que todo todavía puede solucionarse. Se trata de una invocación angustiante que no conoce de tibiezas, una invocación a la esperanza y que recurre a todo medio para convencer a ese amor que no se vaya: "Espera, / no entendería mi mañana si te fueras /y hasta te admito que tu amor me lo mintieras".
9. Si me dejas ahora
Vuelve nuevamente el tono del ruego, de las solicitudes para no ser abandonado y acaso hay una conciencia (que nace del temor) de no haber dejado ninguna huella en la amada, de haber sido solo un accidente súbito, y así se pasa a un reclamo incluso cuando se dice: "me cuesta tanto creer que no tengas corazón (...) / que yo he sido en tu cadena de amor tan solo un eslabón".
10. Lo que un día fue no será
Canción para el alivio y encontrarle una justificación a la derrota del amor, para que el trago pase sin cortes. Se hace un balance que incide en las ventajas de un nuevo amor, muy en la línea de "El que pierde una mujer" de Javier Solís o "Con locura" de El cholo Berrocal.
11. He renunciado a ti
Composición clara y dura, especificando punto por punto el motivo del abandono. Acaso uno se apasione, pero sino hay más que banalidad en dicho apasionamiento entonces cabe recordar una línea estupenda de esta canción: "Porque es pura fantasía nuestro amor, ilusiones que se forman con el tiempo". Y en este caso con José José se trata de un amor concreto, terrenal, sin fugacidades o carantoñas irrelevantes (puede escucharse su "Amar y querer" para complementar la idea).
12. El amor acaba
Esta la canción que aparece para incordiar, frente a las demás canciones esta asume con un tono reflexivo, maduro, que hasta aquello a lo que cantan poetas no es sino algo que caducara. Y ciertamente uno se cansa hasta de amar.
13. Vamos a darnos tiempo
Esta es una canción profética para mí. Tras disfrutarla aquella tarde en una combi a las horas el amor acababa sin adioses sino con que esa ambigüedad del "vamos a darnos tiempo". Bunbury lo dice con precisión "el tiempo no cura nada" y en esta canción de José José el tiempo es solo la distancia o un camuflaje para el dolor.
Escrito por
Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today
Publicado en
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